jueves, 24 de agosto de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (y XV)

Raboso Castellanos falleció en febrero de 1923 semanas antes de las elecciones de abril

El último diputado del distrito, como único candidato, logró el acta sin necesidad de que se realizara la votación


El 29 de abril de 1923 se celebraron en España las últimas elecciones previas al golpe de estado del general Primo de Rivera. También serían las últimas en las que el distrito electoral de Chinchón elegía a un diputado en representación de la comarca. Luis Ballesteros, liberal y romanonista, sustituyó a Juan de Dios Raboso Castellanos, el diputado también liberal que había representado al distrito durante cuatro legislaturas y que había fallecido unas semanas antes de celebrarse la jornada electoral.


Los últimos meses de Juan de Dios Raboso como diputado en el Congreso en representación del distrito de Chinchón no estuvieron exentos de la polémica y las acusaciones de caciquismo que rodearon al político liberal durante toda su trayectoria. Unos meses después de tomar posesión por última vez de su acta como diputado en el Congreso -la sexta si tenemos en cuenta las dos ocasiones en que fue elegido por el distrito de Priego (Córdoba)-, Raboso Castellanos unía a su muchos cargos políticos la condición de consejero en la poderosa sociedad Tabacalera. Junto con su antiguo mentor en el Partido Liberal, Niceto Alcalá Zamora, Raboso se beneficiaba de sus influencias políticas para acceder a un puesto muy apetecible. El Madrileño, el semanario que tanto había cuestionado las prácticas del diputado por el distrito de Chinchón no perdía la ocasión para cuestionar esta utilización de la política -la puertas giratorias de comienzos del siglo XX- como trampolín personal:

Que sea enhorabuena. D. Niceto Alcalá Zamora y D. Juan de Dios Raboso, han sido nombrados Consejeros de la Tabacalera. Recuerden los lectores el discurso de D. Niceto en pro del nuevo contrato de arriendo del monopolio.

¿Qué servicios íntimos habrá prestado el gran Raboso a la Tabacalera que tan espléndida remuneración le da? (…). (El Madrileño, 30 de junio de 1921).

Más prácticas caciquiles de Raboso Castellanos

Esta crítica por la utilización del cargo público para medrar en el ámbito privado no fue la única que recibió Juan de Dios Raboso por parte del semanario El Madrileño. La sospecha de prácticas caciquiles que siempre habían acompañado a la figura del político liberal siguieron presente en su última legislatura como representante del distrito. Unos meses después de renovar su acta como diputado, El Madrileño denunciaba un oscuro suceso ocurrido en Morata los días previos a las elecciones del 19 de diciembre de 1920. Según el semanario, Raboso hizo uso de sus influencias para impedir la llegada y distribución del periódico antes de las elecciones. Como consecuencia, el empleado de Correos fue despedido:

En las pasadas elecciones generales se remitió a D. Ventura Fominaya un paquete certificado con ejemplares de EL MADRILEÑO. La Administración de Correos entregó días después de haberse verificado la elección el paquete.

Con este motivo se elevó la correspondiente queja por el periódico al señor Director general de Correos, incoándose el oportuno expediente, que dio por resultado el traslado del Oficial de Correos, a pesar de la decidida protección del señor Raboso.

Se dice además en Morata que otro "pliego que contenía instrucciones reservadas para la elección tampoco llegó a su debido tiempo. Los caciques requirieron a Raboso, que ha tenido que interrumpir su veraneo, para que evitara el traslado del funcionario de Correos, sin poder conseguirlo. Es lamentable el perjuicio ocasionado al modesto empleado, pero es mucho más lamentable lo ocurrido. Hizo EL MADRILEÑO la debida y justa reclamación, que ha sido atendida, porque era de justicia y de razón, y cuando en este país la justicia se cumple debemos todos congratularnos, aunque haya perjuicios, lamentables siempre, como el traslado del empleado y el inútil viaje de Raboso, interrumpiendo a la vez un descansado veraneo, tan necesario para un parlamentario tan ilustre, que tanto fatiga con sus frecuentes elucubraciones a los taquígrafos del Congreso (…). (El Madrileño, 20 de agosto de 1921).

Unos meses después, con motivo de la celebración de las elecciones municipales, el afán de Raboso Castellanos por influir en la vida política del distrito volvió a manifestarse con toda su plenitud. Un caprichoso escrutinio y un resultado de empate en las elecciones de Morata puso de manifiesto cómo Raboso no dejaba pasar ocasión para demostrar su poder y ejercer sus influencias en favor de sus protegidos. Como casi siempre, El Madrileño, se hizo eco en sus páginas de un asunto que pasó desapercibido en otros periódicos de la época, pero no para el semanario que denunciaba cómo se había privado a un candidato obrero de su acta de concejal aduciendo la nulidad del sorteo que se había celebrado para deshacer el empate a votos entre los dos candidatos. En un artículo titulado Raboso, Aquilino Asensio y Villabrájima comen juntos, desentrañaba El Madrileño las maniobras para anular el sorteo:

Los simpáticos luchadores de Morata han sido vendidos porque el recurso interpuesto contra la nulidad del sorteo no debió haber prevalecido puesto que se hizo legalmente.

Ocurrido el empate entre un concejal patrono y otro obrero, forzoso era realizar el sorteo y poco importaba que el recipiente donde se depositaban las papeletas fuese un sombrero, una urna de cristal u otro cualquiera, si las operaciones se hicieron con formalidad.

La suerte favoreció al concejal obrero y los amigos de Raboso no podían consentir que en Morata triunfase nadie más que ellos y por eso recurrieron. Para que la Comisión provincial les diera la razón, el diputado a Cortes Sr. Raboso indicó al marqués de Villabrágima la conveniencia de que D. Aquilino Asensio se pusiese a sus órdenes y lo ha conseguido porque días pasadas nos aseguran que el marqués invitó a almorzar a los Sres. Asensio y Raboso (pagó D. Aquilino) y de sobremesa se convinieron en la venta de obreros morateños. (...). Ha sido acordada la nulidad del sorteo. (…). (El Madrileño, 11 de marzo de 1922).

Pero no solo en El Madrileño se criticaba el caciquismo de Raboso Castellanos. El Mentidero*, un semanario de carácter satírico, también se hacía eco del trabajo del político liberal en la comarca en torno a un asunto muy concreto como el de conceder la dignidad de ciudad a Colmenar de Oreja, precisamente en un artículo titulado así, Colmenar, ciudad:

Este último golpe definitivo para las agonías caciquiles del pobre Don Juan Rabioso [sic] amo y señor hasta esta legislatura, desde hace muchas, desgraciadamente del distrito de Chinchón, con perjuicio manifiesto para sus intereses generales (…).

Verán ustedes el puntillazo que le ha dado esa tontería de orador del foro que se llama Gerardito Doval, al pobre don Juan Víalibre [Raboso Castellanos] Doval, pico de oro representó en una ocasión, derrotando al actual cacique, al distrito de Chinchón. (...) Doval es hombre agradecido y que sabe cumplir su palabra, había prometido a la villa de Colmenar de Oreja gestionar, porque lo merece, la concesión del título de Ciudad y ya lo ha conseguido.

En tanto han transcurrido tres legislaturas y nos apostamos el Palacio del Escoria!, contra un quince de tinto, a que no hay nadie que diga que en tantos años el actual diputado ha hecho por su distrito nada absolutamente que no sea colocar en los mejores puestos a sus amigos, para que hagan y deshagan a su antojo.

(…) Para celebrar el justo acontecimiento, el próximo domingo va a Colmenar Gerardito a hacer entrega del título de Ciudad, y lo acompañarán el alcalde de Madrid, marqués de Villabrágima, don Miguel Maura, don Cecilio Hereza y otras muchas personalidades.

A una calle de Colmenar le será puesto el nombre de Gerardo Doval.

¡ Ah! está invitado el actual diputado señor Raboso, que como si lo viéramos, se pondrá enfermo, porque cuanto toquen a hablar ¡qué va a decir el buen señor! ¡Si no es capaz de seguir una conversación particular de cinco minutos!

Además que por decoro no debe presentarse ante sus electores de Colmenar.

Esto nos recuerda que el ex ministro señor Ruiz Jiménez consiguió también para Chinchón el título de muy noble y muy leal ciudad. El alcalde don Manuel Asensio, el mejor que ha tenido

Chinchón, y atestiguamos con el vecindario, de acuerdo unánime con el pueblo, ordenó la confección de un hermoso pergamino en que nombraban al señor Ruiz Jiménez hijo adoptivo.

En esto, por una de esas genialidades y gatuperios del señor Raboso, cesó en la Alcaldía el señor Asensio, y el alcalde actual tiene en un cajón de su mesa de la Alcaldía el pergamino, lleno de polvo y telarañas, y ahí dormirá hasta que Dios quiera.

(…) Pero no hay cuidado, porque don Juan el ferrocarrilero sólo se ocupa de sus asuntos particulares, aprovechando la influencia de su acta y de las de sus amigos políticos que le ayudan (…). (El Mentidero, 18 de marzo de 1922).

Suspensión de las cortes, fallecimiento de Raboso y elección de Luis Ballesteros

Mientras Juan de Dios Raboso Castellanos veía cómo se cuestionaba su acción política en varias localidades del distrito electoral de Chinchón, la situación política del país no hacía sino empeorar. Las consecuencias del desastre de Annual fue definitiva para acabar con el gobierno conservador de Manuel Allende Salazar y para que el líder de una de las facciones liberales, Manuel García Prieto, accediera el 5 de diciembre de 1922 a la presidencia del Consejo de Ministros.

Con las sesiones del Congreso suspendidas desde el 22 de diciembre, se convocaron nuevas elecciones para el día 29 de abril. La convocatoria electoral abría uno de esos periodos de negociaciones, de incertidumbres y de búsqueda y designación de candidatos en lo que tan a gusto se movía Juan de Dios Raboso. En esta ocasión, sin embargo, Raboso Castellanos no podría cumplir con las rutinas que tan bien conocía ya que, inesperadamente y sin mediar una enfermedad grave que pudiera anticipar el desenlace, el veterano diputado fallecía el 1 de febrero de 1923. Nunca se sabrá si, de no mediar la muerte, Raboso Castellanos hubiera optado a la reelección de su acta de diputado por el distrito de Chinchón o, si como parecía factible, hubiera delegado esta responsabilidad en su propio hijo Emilio, diputado provincial y llamado a sustituir a su padre en la representación del distrito en el Congreso de los Diputados. El Globo, el viejo diario de tendencia liberal fue el medio periodístico que más se extendió en glosar la figura de Raboso Castellanos -¿quizá por la circunstancia de que Raboso era accionista?-:

Estamos otra vez de luto. De nuevo ha visitado el dolor nuestra casa (…) un golpe, también rudo y terrible, viene a sumirnos en la amargura y la desgracia. D. Juan de Dios Raboso ha muerto.

Ayer tarde, momentos antes de retirarse el Sr. Raboso a su domicilio, nos complacíamos en conversar con él y escuchar de sus labios palabras alentadoras para nuestra empresa y proyectos y planes de mejora para EL GLOBO. ¡Qué cerca estaba la muerte y cuan alejada y desconocida para nuestros ojos y nuestro pensamiento!

(…) Era D. Juan de Dios un hombre de un valimiento extraordinario. A su esfuerzo, infatigable ímpetu de su voluntad, a su actividad pasmosa y su insuperable el amor al trabajo debía el haber llegado desde una modestia humilde hasta el puesto de consideración y respeto que ocupaba en el mundo político y financiero.

Concejal, diputado provincial, diputado a Cortes; fue todo cuanto quiso ser y repetidas veces rehusó cargos de importancia y relieve en la dirección de la Administración pública.

Recordando los primeros pasos de su vida sentía una gran devoción por las clases humildes, y celaba con cuidado paternal y entusiasmo sin límites por la prosperidad y mejoramiento del Centro Instructivo del Obrero, que con su muerte experimenta una pérdida irreparable.

El distrito de Chinchón, que representaba en Cortes, sufre también una gran pérdida con el fallecimiento de D. Juan de Dios; y el partido romanonista, al que pertenecía el ilustre finado, pierde un propagandista y un colaborador insustituible. (El Globo, 1 de febrero de 1923).

Tras la muerte del hombre que controlaba desde hacía muchos años el distrito electoral de Chinchón, el Partido Liberal designó a un joven abogado, Luis Ballesteros y Tejada, como sustituto del viejo político especialista en ganar elecciones para todas las facciones del liberalismo español.

El candidato Ballesteros formaba parte de la facción romanonista y estaba apadrinado por Alvaro de Figueroa y Alonso Martínez, ¡hijo del conde de Romanones! y alcalde de Madrid hasta 1922. Podían pasar los años, cambiar los candidatos, pero todo seguía igual en el distrito. Desde Madrid se designaban candidatos y en los pueblos, qué remedio, se aceptaban. Además, en esta ocasión ni siquiera fue necesario trabajarse a las fuerzas vivas de la comarca ní acudir a triquiñuelas electorales para ganar el acta de diputado. La sorprendente falta de candidatos de otras fuerzas políticas en el distrito permitió, en aplicación del artículo 29 de la Ley electoral vigente, la elección directa** de Luis Ballesteros, sin necesidad de que se abrieran los colegios electorales. El diario liberal El Sol,a pesar de que el artículo citado permitió la elección directa de 85 diputados liberales -y 60 conservadores- denunciaba la legislación que permitía esas prácticas y asociaba su aplicación al desprestigio de la política española agravado por lo que denominaba el cacicato imperante:

(...) La proclamación por el art. 29 suele ser el fruto de un acuerdo subrepticio, así como la consecuencia de un olvido absoluto de los deberes ciudadanos por parte de los electores; en muchas ocasiones podrá achacarse este olvido a cobardía, a falta de fe, a otras causas; mas es evidente que la cobardía, la falta de fe, la apatía electoral, en suma, han sido exquisitamente fomentadas desde el Poder con la persecución al elector indómito, con la anulación de las actas veraces, con la farsa de los procesos post-electorales, con la organización del cacicato, y, en fin, con el sumo desprestigio de toda institución política (…). (El Sol, 24 de abril de 1923).

Una vez consumada la proclamación de Luis Ballesteros, Camino Adelante, una publicación editada en Villarejo de Salvanés, daba la bienvenida al nuevo diputado por el distrito y fijaba las bases de lo que debería ser el trabajo del nuevo representante de los pueblos de la comarca:

Desde el día 22 del pasado Abril tiene nuevo representante en Cortes el distrito de Chinchón, El Sr. D. Luis Ballesteros, culto abogado de liberal abolengo, patrocinado por el señor Marqués de Villabrágima, ha sido proclamado Diputado por el artículo 29 de la vigente ley electoral.

Eran no pocos los aspirantes al distrito de Chinchón, algunos con ejecutoria más que sobrada para representamos en Cortes; pero el señor Marqués de Villabrágima ha estimado, por lo visto, que sólo Don Luis Ballesteros, ligado a él de antiguo por vínculos de amistad y parentesco podía adaptarse plenamente a las conveniencias y necesidades de la política liberal romanonista en el distrito que proyecta dirigir personalmente el hijo más visible del señor Conde de Romanones.

(…) Y aunque la perspicacia [sic] bien acreditada del señor marqués de Villabrágima no ha menester de mentores no estaría de más, acaso, manifestarle que el distrito, como el país entero, necesita cierta renovación.

Porque si el benemérito Sr. Raboso hizo cuanto pudo en defensa y ayuda de sus amigos, lo que es loable, mejor será que el nuevo diputado, y con él su ilustre padrino procuren a todo trance el fomento de los intereses colectivos, que constituye en definitiva la función propia de los representantes en Cortes.

Buenas comunicaciones, créditos para escuelas, granjas agrícolas, estaciones enológicas..., he ahí lo que Chinchón necesita (...) (Camino Adelante***, 1 de mayo de 1923).

Estas buenas intenciones que se manifestaban en el artículo de Camino Adelante quedarían frustradas cuando unos meses después, el 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera encabezaba el golpe de Estado que puso fin al turnismo entre liberales y conservadores, al parlamentarismo en la monarquía representada por Alfonso XIII y, como derivada, al fin de la comarca del partido judicial de Chinchón como distrito electoral. Habían pasado 77 años desde que en 1846 se eligiera al primer diputado en representación del distrito, Miguel López Acevedo. Ya en esa primera elección aparecieron las denuncias de un pucherazo electoral que provocó la sustitución de Acevedo por Baltasar Anduaga. No sería la ultima ocasión, como hemos visto a lo largo de estas semanas, que la sospecha de pucherazos y practicas irregulares ensuciaran la elección de los diputados del distrito de Chinchón. Paradójicamente, el ultimo político que ejerció este cargo de representante del distrito, ni siquiera tuvo que acudir a estos chanchullos y fue designado sin necesidad de que se realizaran elecciones. 

El golpe de estado de Primo de Rivera (1923) significó el final del distrito electoral de Chinchón
 


*El Mentidero fue un semanario satírico de ideología conservadora que alcanzó gran popularidad y difusión, con tiradas de hasta 200.000 ejemplares. Ligado políticamente a la figura del político conservador Antonio Maura, criticaba con especial dureza a los liberales, a cuyo líder, conde de Romanones definía como Don Álvaro del ventilador y la fresquera. Raboso apareció frecuentemente en sus páginas en las que, irónicamente, se le apuntaba como candidato a distintos ministerios e incluso a un sillón en la Real Academia Española, gracias a su relación con Alcalá Zamora y, en los últimos años de su carrera política, con el conde de Romanones. En una de sus publicaciones (9 de agosto de 1913), El Mentidero se burlaba de la escasa formación académica del diputado por el distrito de Chinchón: Raboso -afirmaba el semanario- ha logrado al fin hacerse bachiller en el instituto de Guadalajara [feudo del conde de Romanones]. Para celebrarlo hubo su miaja de refresco, completamente docente. Será innecesario decir que Raboso hizo unos exámenes de tiro rápido y aire comprimido.



** Articulo 29 de la Ley Electoral: En los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor número de los llamados a ser elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella.


** Camino Adelante, fue una publicación mensual editada en Villarejo de Salvanés de ideología conservadora a pesar de que en la cabecera se anunciaba como Revista mensual progresista, democrática e independiente. Comenzó a publicarse en marzo de 1923, a unas semanas de la celebración de las elecciones del 29 de abril. El último numero del que hay registro hemerográfico corresponde al mes de junio de 1924.


Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977.

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos. Info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de un hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Memorias de un ministro de Alfonso XIII (1877-1930. Alcalá Zamora, Niceto.La Esfera de los Libros. Madrid, 2013.

  • Hombres, lugares y cosas de La Mancha. Apuntes para un estudio médico-topográfico de la comarca. Fascículo 1. Mazuecos, Rafael. Fundación Mazuecos. Alcazar de San Juan. Junio 1951.

  • Estadística de las Cortes y de los Ministerios. Estadística del personal y vicisitudes de las Cortes y de los Ministerios de España. Imprenta y fundición de la viuda e hijos de J. A. García. Madrid, 1880.

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.





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