miércoles, 18 de abril de 2018

Deslindes del término de Morata con las villas vecinas


La pasada semana analizábamos en la entrada del blog el conflicto generado entre las villas de Morata y Valdemoro con la de San Martín de la Vega, perteneciente a la Comunidad de la Ciudad de Segovia, por la entrada de vecinos morateños en el término de San Martín para labrar tierras o para que pastaran sus rebaños. Esta presunta intromisión en término ajeno provocó la emisión de una Cédula Real, en 1443, por parte del futuro rey Enrique IV en la que se amenazaba con multas a los morateños, y también a los vecinos de Valdemoro, en el caso de que se repitieran los hechos denunciados.Estas denuncias y otras similares, que se sucedieron a lo largo e la historia, siempre exigían la intervención de jueces reales que analizaban si realmente se habían traspasado los términos municipales para el pasto de los ganados, la labranza de tierras –generalmente baldíos-, la obtención de leñas o la práctica de la caza y la pesca.
Estos jueces debían definir por donde discurrían los respectivos términos municipales, delimitados por los correspondientes mojones que, normalmente, se colocaban ante la presencia de los representantes de los términos municipales que se pretendía delimitar. Algunos de estos deslindes, los primeros, se realizaron poco después de que Castilla ganara a los musulmanes las tierras del sur de la sierra de Guadarrama. Disponemos del texto refleja el deslinde de la denominada Tierra de Alcalá con el término de Morata, por aquel entonces una aldea incluida en las tierras pertenecientes a la ciudad de Segovia. Este deslinde, realizado en una fecha indeterminada entre los años 1209 y 1214, se ejecutó a instancias de Rodrigo Jiménez Rada, por aquel entonces arzobispo de Toledo:E aquí comiença a partir término Alcalá con las aldeas de Segovia: commo toma por el çerro de val de Micolás es contra el val de la Laguna commo el agua vierte, así que finca todo el val de Meculás en término de Alcalá, e llega al val e pasa entre las aguas amas e llega fondón del Fitero, e commo va a las cabeçuelas de Pero Martín Refoyo, que dizen las Hermanillas, e llega a somo del Hituer, e dende toma el Val Ayuso e da consigo en val de la Cueva, e de la Cueva al val de la Osa Ayuso e llega a Tajuña e pasa a otra parte que es contra Morata, e llega al mojón que está enmedio de la carrera que va de Perales a Morata, que es ende del vado de val de la Osa, e dende commo salle derechamente a la peñuela que es en somo del val de la Higuera, e dende la cabeçuela que dizen de la Atalayuela, e de la Atalayuela a la cabeça que dizen de Liebre commo va al Berrocal e da consigo en Xarama. Fasta aquí parte término Alcalá con Segovia.Redactado en castellano antiguo, el texto recoge el deslinde de Morata con las entonces aldeas de Perales y Arganda, integradas en la Tierra de Alcalá. Pese a las diferencias con el castellano actual en el texto se identifican perfectamente los parajes y topónimos que aún en la actualidad ejercen de lindes entre Morata y los pueblos vecinos: Valdelaosa y Valdelahiguera siguen siéndolos parajes que separan Morata de Perales de Tajuña y la Atalayuela o Talayuela es el punto donde convergen en kla actualidad los tres términos municipales.La presencia de Segovia al sur de la sierra
En el texto anterior ya se señala la existencia de varias aldeas, entre ellas la de Morata, pertenecientes a la ciudad de Segovia y limítrofes con las tierras del arzobispado de Toledo y de la Ciudad de Alcalá. Unos años después de que se elaborase el texto que hemos transcrito un texto elaborado en el año 1302 recoge también una descripción de las tierras de Segovia, organizadas administrativamente en sexmos, en las que también aparece una referencia a Morata cuando se describen las lindes de lo que denomina dehesa de la Alcarria:
Esta es la Dehesa del Alcarria, ansi como toma del exido de Bayona arriba en de lo que fue dado para viñas arriba e de lo que fue dado, e parte con la cuadrilla de Carabanchel, e parte con Casasola, e parte con Monasterio, e con Eza, e con Morata, e recude a Pajares e torna por los mojones que pusieron con Sancho Gil, e son estos los mojones, el mojon que esta en el cerro contra Pajares, e el otro mojon en la Cavezuela Pedregosa, e el otro mojon es el de la Cavezuela de la Caveza del Aguila asomante a Val de Codimo a la Cavezuela raya, encima de Valde Gutierrez al mira, y va por el rostro de la mesa de Riba Zarza, como cata contra la Vega e recude al mojon asomante al Val de las Cobatillas, e el otro mojon es en el cerro asomante a Val de Monasterio, e a Val de Morata, e el otro mojon es el cerro a Val de Monasterio, e el otro mojon es a la Cavezuela rubia de val de Penosilla, e de la Cavezuela rubia por el Val de Carral ayuso, recude al mojón del cerro de la carrera pedregosa, el otro moion es entre la caveza de Val de Pedrosa e al rio, e el otro mojon es entre la cabeza que es entre el Val de Carrera e el Val de Peflalba en el Rubial que es sobre la Peñalva e de parte al Soto de Diego e de Santesona en la Dehesa sobredicha e esta dehesa se ha de cazar porque si los Ganados de los Pecheros de la Ciudad de Segovia e de su termino quisieren pacer e cortar, e cazar, que entren abiniendose con la qiladrilla del xrendador do anduviere, e si ende fuese de otra guisa pechen doscientos mrs. de a cada uno en su lugar. (15 de Agosto de 1302)
En el texto, también redactado en castellano antiguo, aparecen citadas como lindantes con el término de Casasola -donde décadas después se levantaría el castillo del mismo nombre- tanto Morata como Eza, aldea que con las de Villaverde y Monasterio, también citadas, desaparecieron tras la Edad Media.

Fuentes y bibliografía

  • Real Cédula DDD, f.7. Archivo Municipal de San Martín de la Vega. Citada y también transcrita en “Entre Pinto y Valdemoro”. Castañeda Muñoz, Florentino. Diputación Provincial de Madrid, Madrid, 1955.
  • Deslinde y amojonamiento de los términos de Alcala de Henares realizado por el arzobispo Rodrigo Jiménez Rada y por Minaya El Seco de San Esteban, por mandato de Alfoinso VIII (1209-1214).
  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787, Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 202, Fols. 6, 39.
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.

miércoles, 11 de abril de 2018

Conflicto de los vecinos de Morata con la ciudad de Segovia

Los conflictos de términos entre distintos lugares y villas fueron muy frecuentes durante la Edad Media y e, incluso, durante la Edad Moderna. Los límites de los términos municipales no siempre estaban claros y tampoco era extraño que algunos vecinos desplazasen o modificasen los mojones que delimitaban el territorio correspondiente a cada municipio. De hecho, en la documentación histórica aparecen numerosos testimonios escritos de estos pleitos entre villas vecinas, casi siempre provocados por el uso indebido de pastos, acarreo de leñas, caza o pesca.
Para evitar estos conflictos vecinales, cualquier cambio de estatus en las villas y lugares provocado por un cambio en la titularidad del señorío o también por la adquisición del status de villa real obligaba a realizar un deslinde y apeo con los términos municipales vecinos que no siempre se realizaban sin incidentes.
En los últimos siglos la villa de Morata ha sido protagonista de alguno de estos conflictos vecinales y a alguno de ellos vamos a dedicar las entradas del blog en las próximas semanas.




En entradas anteriores del blog hemos tratado en alguna ocasión la pertenencia de Morata a la ciudad de Segovia, al arzobispado de Toledo o a algunos señoríos de origen medieval como el de la familia Mendoza o a Fernán Pérez Portocarrero. Cuando se produjo el pleito que vamos a analizar esta semana con la ciudad de Segovia, ocurrido en el año 1443, Morata pertenecía a la Mesa Arzobispal de Toledo en la que permanecería hasta que en el siglo siguiente, en 1575, los vecinos compraran el derecho de villazgo por la cantidad de 24.000 ducados.
En ese año de 1443 Morata y también la cercana Valdemoro –villa que había compartido con nuestro pueblo la pertenencia al señorío de Fernán Pérez Portocarrero desde que el 1 de enero de 1350 este lo adquiriera junto a su mujer a Alfonso XI- fueron seriamente señaladas nada menos que por el entonces príncipe heredero de la corona, hijo de Juan II y futuro Enrique IV de Castilla.
El príncipe heredero firmaba una Real Cedula, fechada en Segovia el 21 de agosto de 1443 en la que advertía a las autoridades:
Don Enrique, por la gracia de Dios, príncipe de las Asturias, hijo primogénito, heredero del muy alto esclarecido príncipe, muy poderoso mi señor y padre, el rey don Juan de Castilla. A vos, los concejos, alcaldes y alguaciles y regidores, caballeros y escuderos y hombres buenos de los lugares y aldeas del sexmo de Valdemoro, tierra y jurisdicción de la muy noble ciudad de Segovia, mis vasallos, y cada uno de vos, salud y gracia. Sepades que a mí es hecha relación que los vecinos de Valdemoro y Morata, vasallos de la mesa arzobispal de la iglesia de Toledo, de hecho no lo pudiendo ni debiendo hacer de derecho, que entran en la tierra y términos, jurisdicción de la dicha mi ciudad, que es en ese dicho sexmo, a labrar y a pacer con sus ganados, habiéndolo yo mandado defender por mis cartas. Y no lo han querido ni quieren cesar de hacer, lo cual es deservicio mío y daño y perjuicio de la dicha mi cuidad y su tierra, y de vos, los dichos mis vasallos. Y si lo tal les fuese consentido, se despoblarían algunas de las aldeas y lugares de ese dicho sexmo. Y por cuanto para entrar en mi tierra a hacer las cosas susodichas o alguna de ellas, que lo mostrasen ante mi, y que yo les mandaría pagar su justicia, los cuales no lo han querido hacer ni mostrar. Y pidiéronme por merced que porque la dicha mi tierra se poblase la mandase guardar y los proveyese sobre ello, de remedio con justicia o como la mi merced fuese. Y yo túvelo por bien, y porque mi merced y voluntad es que la dicha mi tierra se guarde y pueble, por ende, os mando a todos y a cada uno de vos, que cada y cuando halláredes a los dichos vecinos de Valdemoro y Morata en los términos y tierra y jurisdicción de la dicha mi cuidad en ese dicho sexmo, labrando, cortando, pescando, cazando, paciendo con sus ganados, que los prendades y dedes las prendas según [las] ordenanzas de la dicha mi cuidad de Segovia, y que los que las dichas prendas hiciéredes y prendáredes, que hayades y llevedes para vos la mitad de la dicha pena o penas, y la otra mitad sea para seguir el derecho con aquel o aquellos que se opusieren contra las tales prenda o prendas. Y si para hacer lo susodicho, menester hubiéredes favor y ayuda, por esta dicha mi carta mando a todoslos caballeros y escuderos y otras personas qualesquier, vecinos y moradores en los lugares del dicho sexmo y en todos los otros lugares de mi tierra, que os la den y hagan dar, yendo por sus personas y armas y caballo. Y los unos ni los otros no hagades ni hagan ende al por alguna manera, so pena de la mi merced y de diez mil maravedís, etc.. Dada a 21 de agosto de 1443 años.
(Cédula Real D. D. D., f. 7 conservada en el Archivo Municipal de San Martín de la Vega)
Por la redacción de la Real Cédula se puede suponer que tanto los vecinos de Valdemoro como los de Morata habían sido sorprendidos en el término de la vecina villa de San Martín cometiendo alguna de las infracciones que se señalan en el texto: labrando, rozando, pescando, cazando, o paciendo con sus ganados.
En el año de emisión de la Real Cédula del príncipe Enrique, el término municipal de la villa de San Martín pertenecía al sexmo de Valdemoro, uno de los pertenecientes a la ciudad de Segovia al sur de la cordillera central, y estaba integrado también por los pueblos vecinos de Chinchón, Bayona (la actual Titulcia), Villaconejos, Valdelaguna, Seseña, San Martín de la Vega y Ciempozuelos.
Las sanciones por infringir derechos de pasto o de caza en la Comunidad de la Ciudad y tierra de Segovia podían alcanzar cantidades muy elevadas y a ellas se enfrentaban los vecinos que, sin respetar la Real Cédula, fueran sorprendidos en algunas de estas actividades vetadas.
Respecto a los límites entre la villa de San Martín de la Vega y Morata que según la Real Cédula no fueron respetados contamos con el apeo realizado unas décadas después, cuando Morata adquirió la condición de villa de realengo por compra al arzobispado de Toledo. En ese año de 1575, según transcribe Jesús Antonio de la Torre Briceño en su obra Historia de la villa de Morata de Tajuña, el 24 de marzo se realizó el deslinde entre las dos villas que no debía de diferir mucho del que existía en el siglo anterior cuando se emitió la Real Cédula del príncipe Enrique. El deslinde se inició en el mojón situado el paraje conocido como Cabezuelas de Erguido Díaz -donde confluían los términos de San Martín de la Vega, Chinchón y Morata- y continuó por Valdemillar, con dos nuevos mojones, otro mojón en Atrocharejo y, ya con vistas a la vega del Jarama en la casa de Ponce. Continuaba la mojonera por el mojón de Pienello, el mojón de la Hoya y el de Barbirroja ya con vistas al cerro de Vallequillas que delimita los términos de Morata, Arganda y San Martín. El deslinde continuó por los mojones de El Aquilón, el valle de las Porquerizas, el rastro de Pajares, Val de la Becerra y Los Pilones para terminar en Valdepeñas.



Fuentes y bibliografía
  • Real Cédula DDD, f.7. Archivo Municipal de San Martín de la Vega.
Citada y también transcrita en “Entre Pinto y Valdemoro”. Castañeda Muñoz, Florentino. Diputación Provincial de Madrid, Madrid, 1955.
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.


martes, 3 de abril de 2018

Manuel Rodríguez, maestro morateño autor de libros de texto en el siglo XIX

Maestro de primeras letras, permaneció más de 30 años en Morata

Al menos desde el siglo XVIII y en las décadas siguientes hasta el siglo XIX los documentos municipales recogen la presencia en la villa de lo que entonces se denominaba maestros de primeras letras, el equivalente a la educación primaria actual. Precisamente en las primeras décadas del siglo XIX, en los años posteriores a la finalización de la guerra de la Independencia, algunas fuentes recogen la presencia en Morata como maestro de primeras letras de Manuel Rodríguez Escobar. Este maestro, además de ocuparse de la formación de los más pequeños, también fue un reconocido autor de varias obras empleadas y recomendadas por las autoridades educativas como manuales para los centros escolares.



Además de la cita en un número de La Gaceta de Madrid del año 1818, en otro periódico de unos años más tarde, el Diario de Avisos del 14 de enero de 1830 se publica el anuncio de venta de los libros Nuevo silabario y Principios metódicos para enseñar a leer, dos de las primeras obras de las que fue autor el maestro morateño:
Nuevo silabario y Principios metódicos para enseñar a leer, ambos por D. Manuel Rodríguez Escobar, profesor de primera educación en la villa de Morata de Tajuña, dados a luz por D.V.S. de la Fuente. Véndense en la librería de Hermoso, frente alas covachuelas, a 12 maravedíes el primero y a 2 reales el segundo. (Diario de Avisos del 14 de enero de 1830).
De hecho, unos años después, la producción bibliográfica de obras dedicadas a la pedagogía de Manuel Rodríguez se había ampliado con dos nuevas obras recogidas como novedades en publicaciones especializadas como el Catálogo de Calígrafos y grabadores de letra. Las reseñas de estas dos nuevas obras son las siguientes:
  • Rodríguez Escobar. Manuel. Lecciones de Caligrafía para las escuelas de instrucción pública. Madrid, 1846.
  • Rodríguez Escobar, Manuel. Método gubernativo para las escuelas de primeras letras. Madrid, 1845. 100 págs. en 4.0 con cinco láminas grabadas por Gangoiti.
Respecto a la segunda de ellas, el Método gubernativo…, en un anuncio publicado en el periódico madrileño El Eco del Comercio, se especificaban algunas de las características de la obra:
Método gubernativo para las escuelas de primeras letras en que se trata de los instrumentos que auxilian la enseñanza, modo de hacerlos con economía y de usarlos con aprovechamiento: se manifiestan varios medios que facilitan la instrucción do la lectura y demás ramos en escuelas de muchos niños, sin fatiga de los maestros ni discípulos: se distribuyen algunos ejercicios de la enseñanza en días, y los diarios en las horas de clase, con otras muchas cosas útiles que ha enseñado al autor la experiencia y continuo trabajo de cuarenta años.
Por D. Manuel Rodríguez, profesor de educación primaria de la villa de Morata de Tajuña, académico de número de la de profesores de Madrid, y de honor mérito de la de Palencia y otras.
Publicado y anotado por el presbítero don Julián Luis María Arranz, profesor de humanidades, académico de número de la de esta corte, catedrático de religión y moral de la misma, su secretario general, individuo de las de Badajoz, Palencia, Santiago y Valladolid; socio de la de cárceles del Buen Pastor, de la Esperanza y Caridad y otras instituciones de beneficencia. Quien la dedica a sus comprofesores de primera educación.
Obra utilísima para los dedicados a la enseñanza do la niñez; y los que de nuevo se dediquen a ella, solo con su aplicación podrán desempeñar una clase por numerosa que sea, empezando a tener los más felices resultados desde el primer día de su planteación. Entre las muchas obras publicadas para la educación de los niños faltaba una que metodizase e hiciese uniforme en todas sus partes. Esto se consigue por medio de la obra que anunciamos, la que no dudamos será acogida por todos los profesores como tan interesante para el desempeño de su cometido
Se publicará desde el 1 de abril por entregas de a dos pliegos en octavo mayor, en buen papel y excelente impresión con cinco láminas, constando la obra de diez a doce pliegos.
Precio de la obra: para los señores suscriptores al Semanario 10 rs., y para los que no lo son 12. (Anuncio publicado en El Eco del Comercio del 23 de marzo de 1845). El mismo anuncio también se publicó en otro periódico de Madrid, La Esperanza, del 8 de marzo de ese mismo año. En este diario se indicaba como uno de los puntos de venta del libro el domicilio de Manuel Rodríguez Escobar en Morata, lo que indica que todavía en 1845, 27 años después de la primera referencia del maestro como vecino de Morata, éste todavía seguía ejerciendo en la villa.

Anuncio publicado en el Eco del comercio del libro de Manuel Rodríguez

La idoneidad del Método gubernativo… como libro de texto también se reconocía en una publicación oficial de la época y el 13 de agosto de 1845 el Boletín Oficial de Madrid incluyó una reseña sobre este libro del que afirmaba que se trata de una obra muy necesaria á los profesores, y particularmente a los de los pueblos que no hayan tenido práctica en escuelas bien ordenadas, con el método, régimen, clasificación de niños, libros, horas, etc., que se acostumbra en el día para los mayores adelantos de los niños. Su precio 12 rs.
Aparte de los libros que ya se han citado de los que fue autor el maestro morateño,
Nuevo silabario, Principios metódicos para enseñar a leer, Lecciones de Caligrafía para las escuelas de instrucción pública y el Método gubernativo para las escuelas de primeras letras, Martínez Escobar aún escribió otra obra para la enseñanza de las primeras letras, se trata de un libro destinado a que los escolares aprendieran a leer al tiempo que recibían nociones de urbanidad y titulado exactamente así: Lecciones de Urbanidad.
En todos los casos la idoneidad de estas obras del maestro de Morata para la enseñanza primaria fue reconocida por las autoridades educativas y, durante un prolongado periodo de tiempo, sus libros formaron parte de la bibliografía recomendada en las escuelas de primeras letras y así se publicó en el Boletín Oficial de Madrid:
Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas
(…) de conformidad con el dictamen del consejo de instrucción pública se ha servido aprobar la propuesta de la referida comisión, mandando que en todas las escuelas de instrucción primaria, públicas y privadas, sirvan de texto y se usen exclusivamente las obras comprendidas en el adjunto catálogo, sin perjuicio de que puedan adicionarse con las que examinadas en el consejo se consideren útiles para la enseñanza. (…)
Catálogo de las obras que han de servir de texto en las escuelas de instrucción pública, aprobado por S. M. en 30 de junio de 1848:
  • Nuevo silabario, por don Manuel Rodríguez Escobar, en el apartado de libros y métodos de Lectura..
  • Lecciones de urbanidad, por don Manuel Rodríguez Escobar, en el apartado de libros para ejercitarse en la lectura. (Boletín Oficial de Madrid, 28 de agosto de 1848)
Años después, en 1852 el Ministerio de Gracia y Justicia emitió la siguiente circular:
La reina, de acuerdo con el dictamen de la comisión especial encargada de censurar y justipreciar las obras que han de servir de texto en las escuelas de instrucción primaria, ha tenido por conveniente aprobar las contenidas en la lista 3, (…). Madrid, 1 de agosto de 1852.
  • Nuevo silabario, por don Manuel Rodríguez Escobar, 17 reales.
  • Principios metódicos para aprender a leer, por don Manuel Rodríguez Escobar, 2 reales. (La España, 12 de agosto de 1852)
Por último, en el año 1856, según se publicó en el Boletín Oficial de Madrid del 27 de noviembre, las obras de Manuel Rodríguez Escobar continúan siendo seleccionadas para ser utilizadas como libros de texto en las escuelas públicas. Concretamente, ese año el Ministerio de Fomento emitió una orden en la que aparecían las obras aprobadas por S. M. para que puedan servir de texto en las escuelas de instrucción primaria, y entre ellas tres de Manuel Rodríguez:
  • Nuevo Silabario
  • Principios metódicos para aprender a leer
  • Lecciones de urbanidad.


Fuentes y bibliografía


  • Cotarelo y Morí, Emilio. Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles. Tomo II. Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. Madrid, 1910.
  • Blanco y Sánchez, Rufino. Catálogo de calígrafos y grabadores de letra con notas bibliográficas de sus obras. Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y museos. Madrid, 1920.
  • Boletín Bibliográfico español y extranjero. Hidalgo, Dionisio. Tomo VIII. Imprenta de Reneses. Madrid, 1847.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Oferta de compra de los bienes de la Casa de Altamira

José de Hidalgo Tablada realizó una oferta para la adquisición de fincas de la Casa de Altamira en Chinchón, Perales de Tajuña y Tielmes


En anteriores entregas del blog hemos analizado como los distintos titulares de la Casa de Altamira, poseedores del señorío de Morata, habían poco a poco enajenado el patrimonio que la familia poseía desde el siglo XVII en la villa. En la entrega de hoy transcribimos un curioso documento en el que José Hidalgo de Tablada, quien fuera alcalde de Morata en el dos periodos durante el siglo XIX, hace una oferta de compra a la casa de Altamira para adquirir fincas pertenecientes esta casa en los municipios vecinos de Perales de Tajuña, Chinchón y Tielmes.

Esta oferta de compra se presentó por parte de José de Hidalgo Tablada en el mes de junio de 1866, dos años después de que el XIV conde de Altamira, Vicente Pío Osorio de Moscoso, falleciera en Madrid. José de Hidalgo dirigió su oferta para adquirir los bienes de la casa de Altamira en Chinchón, Perales y Tielmes a José María Ruiz de Arana y Saavedra, duque consorte de Baena como marido que era de María Rosalía Osorio de Moscoso, titular del ducado:
Señor Duque de Baena
Muy estimado amigo: por casualidad he sabido que se venden las fincas que tiene aquella testamentaria de su señor padre político, yo las tomaría a censo y parte en dinero, ignoro lo que valen y si esta proposición será admitida, y por si usted tiene algo que ver en ello me tomo la libertad de decirle sobre este particular al que espero me conteste. Un saludo, amigo
José de Hidalgo Tablada
Morata de Tajuña, 8 de junio de 1866

Original de la carta de oferta de compra a la Casa de Altamira depositado en el AHN

El mismo Hidalgo Tablada escribe una nota al pié del documento en la que afirma:
Teniendo que volverme pronto a Madrid seria bueno saber antes de irme

En la contestación, el duque consorte de Baena y cuñado del titular del condado de Altamira, José María Osorio de Moscoso, le anuncia su buena disposición para trasladar su oferta de compra a la testamentaria de la casa de Altamira, como encargada de administrar los bienes del XIV conde de Altamira. Esta testamentaria, con sus correspondientes administradores, era responsable de saldar las deudas que arrastraba el condado de Altamira, al menos desde comienzos del siglo XIX como paso previo al reparto de la herencia correspondiente a los cuatro herederos de Vicente Pío Osorio de Moscoso: José María (primogénito), María Cristina, María Eulalia y María Rosalía Osorio de Moscoso se vieron obligados a gestionar la herencia paterna por medio de una testamentaría que era la encargada de saldar las deudas existentes antes de repartir los bienes heredados.

Señor Don José de Hidalgo Tablada:
Muy estimado amigo, efectivamente se venden los bienes de esta administración en Perales, Tielmes y Chinchón que están tasados en 1.145.915 reales.
Como uno de los herederos de la Casa de Altamira tengo parte de ellos y si usted quiere hacer proposición de compra puede remitirlas que las presentaré en la 1ª Junta que haya y yo me alegraré mucho sea admisible para en su vista resolver lo más pronto posible lo que convenga a usted y a los demás copartícipes.
Con este motivo espero la contestación . Suyo afectísimo.
12 de junio
Respuesta del duque de Baena a José de Hidalgo Tablada, Alcalde de Morata
(Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza, Baena, C.349, D.40-53)

En las fechas en que se presentó la oferta de compra de las fincas pertenecientes a la casa de Altamira José de Hidalgo Tablada ya había finalizado su primer periodo como alcalde Morata, que transcurrió entre los años 1846 y 1850 (su segundo etapa como alcalde de Morata se produjo entre 1880 y 1885).
En los años en torno a 1866 y posteriores, su actividad se volcó en la escritura de libros de práctica agrícola (Tratado del cultivo de la vid en España, Tratado del cultivo del olivo en España y modo de mejorarlo, Tratado del cultivo de árboles frutales en España y modo de mejorarlo, Tratado de fabricación de vinos en España y el extranjero, Tratado de prados naturales y artificiales y su mejora, entre otras obras), en su labor como catedrático de estudios agropecuarios e, incluso, como inventor de maquinaria para la agricultura (Hidalgo Tablada inventó, entre otras maquinas, varios tipos de arado).
En cualquier caso, desconocemos si la intención de Hidalgo Tablada de adquirir finas de la Casa de Altamira se materializó con la compra de fincas en los pueblos vecinos. Con posterioridad a la carta que remitió al duque de Baena, aparecía en la prensa un edicto en el que se anunciaba, aparte de la venta de varias fincas rústicas en Morata, la venta en subasta de varias fincas en Perales de Tajuña (27 fincas de secano y regadío agrupadas en ocho lotes por un importe de 77.229 reales. (Diario Oficial de Avisos de Madrid de 18 de octubre de 1866)
Este recurso de sacar a subasta los bienes pertenecientes al patrimonio de la Casa de Altamira fue muy habitual durante todo el siglo XIX y afecto a las fincas propiedad de los Osorio de Moscoso en varios municipios de la comarca del bajo Tajuña hasta que, ya en 1889, se subastó y vendió el último y más emblemático de estos bienes: la casa palacio que levantara en el siglo XVII el I marqués de Leganés al adquirir el señorío de Morata.

Fuentes y bibliografía

  • Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza, Baena, C.349, D.40-53
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.


miércoles, 21 de marzo de 2018

Inventario de los muebles del palacio señorial de Morata (y III)

El inventario que hemos transcrito en las anteriores entregas del blog se realizó a la muerte del XI conde de Altamira, Ventura Osorio de Moscoso y Fernández de Córdoba. Fallecido muy joven, murió a la edad de 42 años, le sucedió en la jefatura de la casa de Altamira y en la titularidad del señorío de Morata su primogénito, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso y Guzmán.
La elaboración de inventarios era una práctica habitual, y obligatoria, antes de ejecutar el testamento y de cumplir sus mandatos. En el caso del palacio de Morata -propiedad de los condes de Altamira, y antes de los marqueses de Leganés- ya hemos tratado en el blog algunos de estos inventarios, particularmente los que recogían la colección de pinturas que inició el I marqués de Leganés, Diego Messía Felípez de Guzmán y Dávila, y que colgaron de las paredes del palacio al menos hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando se iniciaron las ventas del patrimonio que la Casa de Altamira poseía en Morata.
El primer inventario del palacio de Morata del que existe constancia documental es el elaborado en 1655 a la muerte del I marqués de Leganés. En él se da cuenta de la adquisición de las casas que se compraron para formar parte de la residencia en Morata de Diego Messía Félipez de Guzmán: En el inventario se señala, literalmente, respecto a estas construcciones:
Mas unas casas principales en frente de la iglesia de dicha villa [Morata] con su huerta, palomar y pozo de nieve, alrededor de dicha casa caballeriza y cocheras, que se hicieron en el sitio de la casa que se compró de Don Cristóbal de Salcedo y de García Sánchez Bravo y Alonso Martínez y otros. (Inventario de las posesiones del marqués de Leganés AHPM, t. 6267, f. 425R-759v).
Más concretamente, las pinturas pertenecientes al marquesado de Leganés y posteriormente al condado de Altamira fueron inventariadas al menos en tres ocasiones: el inventario de 1655, del que ya hemos hablado y que fue realizado a la muerte del I marqués de Leganés; el inventario de 1713, elaborado cuando ya el señorío de Morata pertenecía a la Casa de Altamira y lo ostentaba Antonio Gaspar de Moscoso Osorio y Aragón y finalmente, antes del que hemos analizado de 1776, el inventario que se redactó en 1753 por orden de la marquesa de Oñate, esposa del IX conde de Altamira y madre de Ventura Osorio de Moscoso y Fernández de Córdoba.
El interés del inventario, aparte de su contenido relacionado con el mobiliario existente, nos sirve para conocer las estancias existentes en el palacio. Desafortunadamente, existen pocas descripciones de sus características arquitectónicas, más allá de las que aparecen precisamente en los distintos inventarios elaborados o, ya en el siglo XIX, las que se reflejan en los apuntes del palacio pertenecientes al registro de la propiedad, cuando ya el edificio sufría las consecuencias del abandono y de la ruina económica de la casa de Altamira.

El conde de Altamira. Detalle de un cuadro de Francisco de Goya

Distribución de las estancias del palacio
Según el inventario de 1776, el palacio y las construcciones auxiliares del mismo constaba de 38 estancias o habitaciones, más las correspondientes a las cuadras, la veeduría y a la denominada Casa de la Administración. Esta última era un edificio independiente del propio palacio que ocupaba el administrador de los bienes de la Casa de Altamira en Morata y que estaba situado en la esquina de la calle de la Cruz de Orozco con la calle del Ciego, justo en la fachada noroccidental del palacio, por encima de lo que en el propio documento del inventario se denomina juego de pelota.
Respecto a la veeduría era una estancia del edificio, próxima a las cocinas y a las despensas, donde se controlaban los alimentos que entraban en el palacio. El mobiliario de estas estancias estaba, lógicamente, relacionado con su función de administración e intendencia de palacio, de ahí que entre los muebles y otros bienes que se inventarían ellas aparezcan tinajas, arcones, un caballo de madera para las sillas de los caballos, calderas de cobre, tinillos, embudos y medidas para el comercio del aceite e, incluso, costales y mantas para la recolección de los olivares propiedad de la casa.
Por otra parte, resulta curioso que la denominación que reciben las estancias del palacio, muchas de ellas identificadas por los cuadros que colgaban de sus paredes. Así, en el inventario aparecen las habitaciones o salas denominadas de la liebre, del galgo, de las venecianas, de Turquía, del león o de Carlos V, todos ellos relacionados con las pinturas que había coleccionado el I marques de Leganés y que daban nombre a estas estancias.
Mobiliario del palacio
En cualquier caso, de la lectura y análisis del inventario resulta patente que el mobiliario que ocupaba las estancias y habitaciones del palacio no destacaba ni por su abundancia ni, a tenor de su valoración, por su calidad. De hecho, en la relación de muebles destacan por su cantidad los elaborados con madera de pino y son mucho menos abundantes los construidos con maderas de mayor calidad como el nogal (seis mesas) o con el tablero de piedra (tres mesas) y otra con el tablero de jaspe que es la más valorada de todo el inventario (cuatrocientos reales).
El inventario recoge también lo que denomina camas de tablas, concretamente treinta y cuatro, pero por su valoración (1.020 reales en total) debían de ser de calidad ciertamente modesta.
Por la descripción de los muebles únicamente destacan por su valoración las llamadas papeleras, (lo que hoy llamaríamos escritorios) de las que se inventarían diez ejemplares, algunos de ellos valorados en 5.000 reales, y también lo que se denomina tablado de comedias, valorado en 3.000 reales y que podría consistir en un armazón de madera para representaciones teatrales.
Finalmente, tampoco los cortinajes de las habitaciones del palacio destacan por su valoración, aunque también es cierto que en este inventario no aparecen los tapices del palacio que siempre se inventariaban en documentos diferentes, igual que sucedía con los inventarios de las pinturas incluidas en la colección del I marqués de Leganés.





Fuentes y bibliografía:

  • Archivo Histórico Nacional. Sección Nobleza. Baena, C. 349. D17.
  • Inventario de las posesiones del marqués de Leganés Archivo Histórico de Protocolo de Madrid, t. 6267, f. 425r-759v.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Inventario de los muebles del palacio señorial de Morata (II)

Los muebles y cortinajes del palacio se valoraron en 56.645 reales

Continuamos esta semana con la transcripción del inventario realizado en 1776 de los muebles existentes en el palacio de los condes de Altamira en Morata. Del contenido de este inventario, elaborado tras la muerte del XI conde de Altamira, se deduce que los muebles existentes en el palacio señorial no eran muy valiosos por la relativamente modesta cifra en que se valoraron los muebles y las piezas de tela (cortinas, fundamentalmente) inventariadas por los dos peritos: 56.645 reales de vellón.
En cualquier caso, como ya hemos visto en anteriores entregas del blog, la verdadera importancia del palacio señorial de Morata de los condes de Altamira estaba en el las pinturas que colgaban de sus paredes, aunque en estos años de finales del siglo XVIII, ya había comenzado la dispersión y venta de los cuadros que había depositado en Morata el I marqués de Leganés, el creador de la colección de pinturas y también quien levantó el palacio cuando adquirió el señorío de la villa en el primer tercio del siglo XVII

Documento del Archivo Histórico Nacional con el inventario de los muebles del palacio

Continuación del inventario
(…)
Entrada a la galería
Una mesa de piedra en trescientos reales.
Una papelera de pino en ciento reales.
Dos mesas de pino de dos tableros en cincuenta reales.
Una mesa en sesenta reales.
Cuatro escaños de pino en ciento veinte reales.
Pieza del Chocolate
Una mesa redonda en cien reales.
Otra de pino que es cuadrada en cuarenta reales.
Otra de tijera en treinta reales.
Dos pies de pino para barreños en veinte y cuatro reales.
Dos tinajas con tapas en treinta y dos reales.
Pieza de planchar
Dos cortinas de bayeta verde en setenta y dos reales.
Dos mesas de nogal en ciento veinte reales.
Un escaparate en cincuenta reales.
Cuarto de las criadas
Dos mesas redondas de pino en sesenta reales.
Un velador en quince reales.
Cuatro cortinas de bayeta verde en ciento doce reales.
Una cortina encarnada en treinta reales.
Treinta y cuatro camas de tablas en mil y veinte reales.
Cuarto de Abajo
Una mesa redonda en treinta reales.
Otra con cajón de pino en veinte y seis reales.
Cuatro sillas de brazos de baqueta en sesenta reales.
Cuarto del León
Una mesa de nogal en cuarenta reales.
Una papelera de pino en cincuenta reales.
Una cortina de bayeta encarnada en doce reales.
Cuarto 2º bajo
Seis sillas de paja en treinta reales.
Dos cortinas de bayeta verde en setenta reales.
Cuarto 3º
Dos cortinas verdes en treinta y dos reales.
Una papelera de pino en cuarenta reales.
Cinco sillas de baqueta en setenta y cinco reales.
Un tapiz viejo en 60 reales.
Cuarto de la (…) de Carlos V
Una cortina encarnada de bayeta 12 reales.
Un escaparate en cincuenta reales.
Cuarto de Guardarropa
Dos papeleras en cuatro mil reales.
Una mesa de pino en treinta reales.
Una mesa redonda en treinta reales.
Tres camillas en setenta reales.
Dos mesas de cama en diez reales.
Un cazo de hierro para la lumbre en veinte reales.
Dos copas de (…) en ochenta reales.
Treinta y siete palomillas de pino en setenta y cuatro reales.
Dos cofres (…) en ciento y veinte reales.
Un caballo de pino para sillas en cuarenta reales.
Treinta y siete sillas de paja en ciento ochenta y cinco reales.
Una cama dada de blanco en cien reales.
Tres jergones en ciento y diez y seis reales.
Once cortinones de cáñamo en quinientos veinte y ocho reales.
Veinte servicios de talabarda, veinte y un (…), nueve porcelanas y un lebrillo en doscientos diez reales.
Dos (…) de cristal en veinte reales.
Cuarto de Turquía
Cuatro sillas de baqueta en sesenta reales.
Dos regaderas en treinta reales.
Una mesa redonda en veinte reales.
Una escalera de pie en cuarenta reales.
Habitación del guardarropa
Una mesa en veinte reales.
Una papelera de pino en cincuenta
Dos cogedores de basura? en seis reales.
Veeduría
Dos pies de tinajas en diez reales.
Tres bancos en treinta reales.
Una mesa redonda en cincuenta reales.
Tres tinajas de (…) en cuarenta y ocho reales.
Una mesa de tijeras en treinta reales.
Otra más pequeña en treinta
Un arcón grande en cincuenta reales.
Otra mesa larga en cincuenta reales.
Otra de dos varas en cuarenta reales.
Repostería
Una alacena en cien reales.
Una mesa redonda en sesenta reales.
Otras dos en sesenta reales.
Otra en la cueva en diez reales.
Una mesa en treinta reales.
Otras cuatro mesas en ciento diez reales.
Otra mesa vieja en veinte reales.
Cocina pequeña
Una mesa chica de nogal en treinta reales.
Otra con su cajón en cuarenta reales.
Diez sillas de paja en cuarenta reales.
El tablado de comedias y piezas y bastidores para las ¿parejas? en tres mil reales.
Ciento trece varillas de hierro en novecientos cuatro reales.
Cuadras
Un caballo de madera para sillas en treinta reales.
Una mesa cuadrada en veinte reales.
Un banco pequeño en diez reales.
Una silla en cinco reales.
Casa de Administración
Seis sillas de brazos de vigueta viejas en veinte y cuatro reales.
Ocho taburetes con pies torneados en doscientos reales.
Una mesa de nogal grande con embutidos en sesenta reales.
Otra pequeña en veinte reales.
Otra grande de la cocina en veinte y cinco reales.
Una caldera de cobre en cincuenta reales.
Una media arroba de medir aceite con embudo en cincuenta reales.
Un tinillo en diez reales.
Diez y seis mantas de cáñamo en doscientos cuarenta reales.
Veinte y cuatro costales en ciento veinte reales.
Ocho cortinas de (…) encarnado muy viejas en sesenta y cuatro reales.
Cuatro pedazos de tapiz viejos en cuarenta reales.
Tres tableros en el cocedero en cincuenta reales.

Cuyos bienes importan cincuenta y cuatro mil seiscientos cuarenta y cinco reales de vellón según tasación que dichos peritos hicieron y firmó el que supo en Morata, marzo, veinte, de mil setecientos setenta y seis:
Luis Fominaya
Alfonso López

Fui presente
Joseph García Nieto

Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico Nacional. Sección Nobleza. Baena, C. 349. D17.


miércoles, 7 de marzo de 2018

Inventario de los muebles del palacio señorial de Morata (I)

Fue realizado en 1776 a la muerte del XI conde Altamira

En el año 1776, tras la muerte de Ventura Osorio de Moscoso y Fernández de Córdoba, XI conde de Altamira, al que sucedió su hijo primogénito Vicente Joaquín Osorio de Moscoso y Guzmán, XII conde de Altamira, se elaboró un completo inventario de los muebles y piezas de tela existentes en el palacio de Morata. El documento con el inventario se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
Estos inventarios se realizaban tras la muerte del titular de los bienes, en este caso del palacio de Morata, antes de proceder a ejecutar el testamento. En el blog ya hemos tratado extensamente los inventarios de los cuadros pertenecientes al marqués de Leganés, y posteriormente a los condes de Altamira, que colgaban en las paredes del palacio de Morata, pero en esta ocasión el inventario trata de otro tipo de bienes, todos ellos de uso común en la vida diaria de sus propietarios.
El documento que transcribimos se elaboró con la supervisión del administrador de los bienes de la casa de Altamira en Morata, que en esas fechas estaban a cargo de Luis Fominaya, y fue realizado por dos peritos, un carpintero que tasó los muebles de madera, y un sastre que valoró las piezas de tela (cortinas y algunos tapices):

Documento del AHN con el inventario de muebles del palacio de Altamira en Morata

Administración de Morata sobre bienes y muebles en el Palacio
Reales de vellón
En esta relación están expresados por menor, y según tasación importan todos 54.645 reales de vellón

Relación de los bienes muebles y efectos libres que se hallan en las Casas Palacio y su administración del Excelentísimo marqués de Altamira que han sido reconocidos y tasados por Gabriel Segovia, maestro carpintero, y Alonso Carrera, maestro sastre, en esta forma:
Cuarto nuevo donde se vestía mi amo
Cinco cortinas de cotón [algodón] de a seis varas y media que evaluaron en doscientos cincuenta y cinco reales
Una mesa redonda de pino con cajón en cincuenta reales.
Otra mesa de pino con cajón en treinta reales.
Dos sitiales de color de porcelana con flores dorados en quinientos cincuenta reales.
Un velador en quince reales.
Un escaparate en sesenta reales.
2ª pieza de (….) a la calle del Juego de Pelota
Tres cortinas de cotón en ciento sesenta reales.
Un cortinón de bayeta verde en cincuenta reales.
Un velador en ocho reales.
3º pieza
Cuatro cortinas de cotón encarnado en doscientos cincuenta y seis reales.
Un escaparate en cien reales.
Alcoba del cuarto nuevo
Tres cortinas de cotón ¿campo? blanco en ciento cuarenta y cuatro reales.
Seis sillas de brazos de (…) color caña en ciento ochenta reales.
Una nueva de nogal de pies torneados en treinta reales.
Sala del cuarto nuevo
Cuatro cortinas del mismo cotón en doscientos setenta y dos reales.
Dieciséis sillas de brazos de (…) color de caña en cuatrocientos y ochenta reales.
Una mesa de pino forjada en badana en treinta y cinco reales.
Otra mesa de (…) en sesenta reales.
Entrada a dicha sala
Tres cortinas del propio cotón en ciento noventa y dos reales.
Una cabeza de peluca con su pie en doce reales.
Una papelera en dos mil reales.
Una mesa forjada en badana en treinta y cinco reales.
Cinco taburetes forjados en (…) ciento cincuenta reales.
Cuarto donde dormían los lacayos
Un cortinón encarnado en cuarenta y seis reales.
Dos papeleras de un (…) con sus mesas en mil reales.
Pieza del aparador
Cinco cortinas de cotón encarnado en trescientos treinta y seis reales.
Una papelera con embutidos en dos mil reales.
Una mesita con (…) torneado (…) de negro en treinta reales..
Dos mesas de piedra de jaspe en cuatrocientos reales.
Doce sillas de brazos forjadas en lienzo amarillo en cuatrocientos ochenta reales.
Cuarto hacia la izquierda
Cinco cortinas de cotón (…) en doscientos ochenta y ocho reales.
Trece sillas de brazos (…) amarillo en doscientos veinte y cinco reales..
Cinco taburetes de lo mismo en setenta y cinco reales..
Dos mesas de amarillo con cajón y cubiertas de badana en ciento reales.
2ª pieza
Tres cortinas de cotón (…) en doscientos ocho reales.
Un binulé en trescientos reales.
Doce sillas de brazos dadas de verde y dorado en trescientos sesenta reales.
3ª pieza
Dos mesas correspondientes a las sillas en cien reales.
Cuatro cortinas de cotón blanco en doscientos setenta y dos reales.
Última pieza al jardín
Tres cortinas del mismo cotón en ciento sesenta y ocho reales.
Un cortinón encarnado en treinta y seis reales.
Un escaparate en cincuenta reales.
Una mesa torneada en cuarenta reales.
Seis sillas de brazo en ciento ochenta reales.
Seis taburetes de lo mismo en ciento cincuenta reales.
Sala de entrada
Siete cortinas de cotón en trescientos setenta y seis reales.
Dos papeleras con remates dorados en seis mil reales.
Once sillas de brazos de redecilla amarillo en trescientos treinta reales.
Un canapé de lo dicho ciento reales.
Cuatro taburetes de la misma hechura en cien reales.
Cuarto del tocador
Tres cortinas de cotón en ciento treinta y seis reales.
Ocho taburetes de (…) amarillo en doscientos reales.
Una mesa de nogal con cajones en sesenta reales.
Un escaparate en sesentamreales.
Alcoba
Tres cortinas de cotón en ciento treinta y seis reales.
Pieza que sigue a la alcoba
Otras tres cortinas de cotón en ciento treinta y seis reales.
Un escaparate en cincuenta reales.
Un cortinón de paño en doscientos cincuenta y dos reales.
Cuarto del galgo
Cinco cortinas de cotón en doscientos ochenta y dos reales.
Doce sillas de brazos dadas de blanco y dorado en setecientos veinte reales..
Una mesa de nogal (…) en treinta reales.
Cuarto de la liebre
Tres cortinas de cotón en ciento y cuarenta y cuatro reales.
Dos papeleras con embutidos dorados en seis mil reales.
Trece taburetes forjados en badana (…) en trescientos noventa reales.
Una mesa de pino dada de negro en cincuenta reales.
Cuarto de venecianas
Tres cortinas de cotón campo azul en ciento cuarenta y cuatro reales..
Dos papeleras en cuatro mil reales.
Un cortinón viejo en cuarenta y ocho reales.
Una mesa de nogal en cincuenta reales.
Dos tambores en cnicuenta reales.
Tocador de su excelencia
Cuatro cortinas campo azul en doscientos ocho reales.
Una mesa con su piedra en ciento cincuenta reales.
Alcoba del salón
Cuatro cortinas de cotón en ciento treinta y seis reales.
Una mesa de pino torneada en cuarenta reales.
Dos sillas de brazos en amarillo en sesenta reales.
Retrete
Dos cortinas de cotón en noventa y seis reales.
Una mesita de pino con embutido en sesenta reales.
Otra de pino con cajón en treinta reales.
Un escaparate en cincuenta reales.
Oratorio
Una mesa de pino forjada en amarillo en treinta reales.
Salón
Doce cortinas en seiscientos setenta y dos reales.
Dos papeleras en cinco mil reales.
Una mesa de pino dada de negro en cuarenta reales.
Quince sitiales amarillos en cuatrocientos reales.
Doce sitiales amarillos encarnados en trescientos sesenta reales.
Ocho taburetes sin cubierta en ciento sesenta reales.
Diez taburetes de badana blancos con cubiertas en doscientos cincuenta reales..
Tres sillas de brazo de badana en noventa reales.
Nueve sillas de (…) de brazos en noventa reales.
Treinta y ocho sillas de (…) en doscientos reales.
Fuentes y bibliografía:

  • Archivo Histórico Nacional. Sección Nobleza. Baena, C. 349. D17.