martes, 21 de junio de 2016

Ferrocarril del Tajuña, 115 años de la llegada del tren a Morata (X)


APÉNDICE 2 (I)

Accidentes y sucesos en la línea del Ferrocarril del Tajuña

En sus más de cien años de historia, las vías e instalaciones del Ferrocarril del Tajuña han sido protagonistas de decenas de accidentes e incidencias. Trabajadores y viajeros fueron protagonistas de estas noticias que afectaron a la compañía ferroviaria prácticamente desde el comienzo del proyecto que iba a llevar el ferrocarril a Morata. A partir de los periódicos de la época reproducimos algunas de las noticias sobre el Ferrocarril del Tajuña en sus, aproximadamente, 130 años de historia.

Antes incluso de que la inauguración de la línea hasta Morata estuviera cercana en el tiempo, cuando se construían las instalaciones en el tramo hasta Arganda, un desgraciado accidente costó la vida a dos trabajadores:
En las obras del ferrocarril de Arganda a Morata de Tajuña hubo ayer un desprendimiento de tierras, quedando sepultados dos obreros llamados Plácido García y Francisco Paredes. Al ser extraídos ya eran cadáveres. (La Iberia, 13 de junio de 1892)
Los fallecidos, Plácido García y Francisco Paredes,  eran trabajadores de la contrata encargada de las obras y naturales de los municipios de Valdilecha y Campo Real.
Unos meses después de este accidente mortal, el 9 de septiembre de 1893, se produjo un nuevo suceso, esta vez en la cabecera de la línea en la estación del Niño Jesús en Madrid. En esta ocasión el accidente afecto a una locomotora que iba a realizar el primer viaje de pruebas hasta la estación de Morata. Esta llegada de la primera locomotora, ocho años antes de que tuviera lugar la inauguración oficial de la estación en 1901, se anunció como uno de los acontecimientos destacados de las fiestas patronales a celebrar en el mes de septiembre de 1893. El diario El Imparcial publicó el 7 de septiembre que la locomotora, en pruebas, llegaría a Morata el día de la celebración de la festividad de la Virgen de la Antigua, el 8 de septiembre, pero lo cierto es que este viaje de pruebas se retrasó por el accidente que, afortunadamente, en esta ocasión no provocó víctimas mortales. En la noticia publicada en el Diario Oficial de Avisos de Madrid del 10 de septiembre de 1893, se ofrecían los siguientes datos:
En la estación de ferrocarril de Madrid a Arganda, sita a espaldas del hospital del Niño Jesús, ha ocurrido ayer una doble desgracia, que en los primeros momentos se creyó terrible catástrofe.
Hallabánse varios operarios encarrilando una de las máquinas nuevas que han de correr por la línea de Morata de Tajuña, cuando se rompió la cuña de uno de los gatos, resbalando la locomotora y cogiendo en su caída a varios operarios. Las personas que se hallaban en la estación lanzaron un grito de horror, acudiendo presurosas en salvamento de los infelices trabajadores. Dos de ellos, llamados Santos Sánchez y Antonio Cantolla, lanzaban ayes de dolor. Su otro compañero estaba ileso.
Conducidos aquellos a la Casa de Socorro, se les curó, al primero de la fractura de una pierna y otras contusiones, y a su compañero de la fractura de varias costillas. En estado grave fueron conducidos al Hospital Provincial, donde prestaron declaración ante el juez de guardia Sr. Méndez (…).
En la prensa de la época no consta ningún otro accidente destacable en las obras de la línea entre Morata y Arganda hasta el día inmediatamente anterior al de la inauguración oficial de la línea. El protagonista fue uno de los ingenieros encargados por la Compañía del Ferrocarril del Tajuña de comprobar el estado de las vías antes del viaje inaugural y se produjo el 20 de julio de 1901:
Al pasar el tren por una de las atarjeas de la vía se detuvo, y el ingeniero jefe bajó del coche para comprobar algunos detalles. Al atravesar la alcantarilla resbaló el Sr. Delchevalerie y cayó desde una altura de cinco metros, produciéndose una conmoción y fuertes contusiones en la espalda. Por fortuna las consecuencias de la caída no han sido tan graves como pudo temerse en un primer momento, y el Sr. Delchevalerie se encuentra en estado relativamente satisfactorio. (La Época el 24 de julio de 1901).
Meses después de la inauguración de la estación de Morata, otro suceso  afecto a la línea, en esta ocasión en el tramo entre Morata y Chinchón:
En la línea de Arganda
De un sensible accidente ocurrido en la línea férrea de Arganda del Rey a Morata de Tajuña, tenemos que dar cuenta a nuestros lectores.
Regresaba de Chinchón la máquina número 5 y en sentido contrario marchaba una vagoneta de las que emplean los operarios en los trabajos de la vía.
A causa de las especiales condiciones en que ocurrió el triste suceso, el maquinista no vio la vagoneta ni los trabajadores que sobre esta iban se apercibieron que venía la locomotora.
El choque fue, por lo tanto, inevitable y de lamentables consecuencias pues a causa de él quedó muerto el obrero Saturnino Estarás, herido de gravedad Eugenio Roldán y de consideración Pedro Vázquez y el maquinista Guillermo Bellido.
El juzgado de Chinchón se personó en el lugar del siniestro, procediendo al levantamiento del cadáver, y disponiendo que los heridos fuesen trasladados al hospital que existe en dicha localidad. (La Correspondencia Militar, 11 de marzo de 1903).
Por el relato de la noticia, se deduce que los trabajadores afectados por el siniestro trabajaban en las obras del tramo entre Morata y Chinchón que habría de inaugurarse pasados unos meses, en julio de ese mismo año. Semanas después la prensa recogía un nuevo suceso relacionado con el ferrocarril, que tuvo lugar cerca de Morata. El tren arrolló a una mujer que debió morir en el accidente –aunque no se diga explícitamente en el texto- y así se reflejaba en la prensa:
Arrollada por un tren. En el kilómetro 13 de la línea de Arganda, cerca de Morata de Tajuña, fue arrollada por el tren de mercancías núm. 17, una mujer vecina de Vicálvaro, llamada María Pérez Aragonés, de cuarenta y siete años de edad. La desventurada mujer quedó totalmente destrozada. (La Época, 13 de mayo de 1904).
En este año de 1904 no fue este suceso el único que tuvo lugar en la línea ferroviaria. En diciembre un nuevo percance afectó a la línea, en esta ocasión provocado por el mal tiempo:
El jefe de la estación de ferrocarril de Madrid a Morata de Tajuña comunicó ayer al gobernador lo siguiente a la una y veinte de la tarde.
Según el telegrama del jefe de la sección de Montarco, la máquina de tren núm. 2, detenida en aquella estación desde las nueve y media de ayer, salió a explorar la vía con dirección a Madrid, y sólo pudo descubrir 800 metros, viéndose precisada a regresar a la mencionada estación por estar la vía cubierta por una capa de nieve de más de metro y medio de espesor. De esta ha salido personal y una máquina exploradora.
A las cuatro cuarenta comunica el mismo jefe de estación al gobernador, que según telefonema recibido del maestro asentador de dicha línea, que se encuentra en el kilómetro 13 a causa de la mucha nieve depositada en las trincheras de los kilómetros 13, 15, 17 y 19 no podrá circular ningún tren hasta mañana bastante tarde.
A las cinco cuarenta y cinco de la tarde recibió el gobernador otro telefonema del mismo jefe de estación de la línea de Madrid a Tajuña, comunicándole que la máquina citada anteriormente tuvo que regresar a esta corte con los 50 obreros que llevaba sin haber podido despejar la vía más que hasta el kilómetro 4. Desde este al 19 queda aún interceptada por estar cubierta de nieve, alcanzando en algunas trincheras cuatro metros de altura.
Queda por tanto suprimida la circulación durante esta noche y hasta primera hora de mañana.
Desde la estación del ferrocarril de Arganda comunicaron anoche al gobernador que la vía había quedado franca entre Colmenar y Vaciamadrid, quedando interceptada aún desde este último punto hasta Madrid. Se espera conseguir que mañana circulen los trenes. (La Correspondencia de España, 2 de diciembre de 1904).
La imposibilidad de circular por la vía se pudo subsanar al día siguiente:
El jefe de la estación del Ferrocarril de esta corte a Morata de Tajuña, comunicó anoche al gobernador lo siguiente:
Según telefonema de los jefes de Montarco, Vaciamadrid y el maestro asentador a las once treinta quedó expedita la vía en todo el trayecto. El tren de las diez salió a su hora.
Al efecto habían salido ayer mañana una máquina exploradora con 300 obreros que, quitando la nieve de las trincheras de los kilómetros 15, 16, 17 y 19, dejando restablecida la circulación entre Montarco y Madrid.
El correo núm. 1, que salió ayer tarde de la estación de Colmenar a la hora marcada, quedó detenido en Arganda por hallarse interceptada la línea en los kilómetros 13, 15 y 17. (La Correspondencia de España, 3 de diciembre de 1904).
La proliferación de accidentes ponía en cuestión el estado y la seguridad de las instalaciones del Ferrocarril del Tajuña. En un corto periodo de tiempo, las cercanías de Morata fueron escenario de dos nuevos accidentes ocurridos en 1905. En el primero de ello de ellos, por lo conciso de la información, el siniestro no revistió mucha gravedad:
Choque de trenes
En la dirección general de Obras Públicas se ha recibido el siguiente telegrama:
Morata de Tajuña, 14 (10,23 de la mañana).-El tren 845 está detenido por haber chocado con el 886. Hay algunos heridos leves. El accidente ha sido debido a un cambio de agujas. El factor. (La Época, 14 de mayo de 1905).
Mucho más grave por sus consecuencias fue el accidente ocurrido a finales de año que provocó una víctima mortal en el tramo entre Morata y Chinchón:
En “La Época” dicen que el fallecido era fogonero.
Un guardafreno muerto
Ayer por la tarde, el tren número 17, que debía llegar a Madrid a las cuatro cuarenta  cinco, descarriló en el kilómetro 48 de la línea de Tajuña, entre las estaciones de Morata y Chinchón, quedando muerto el guardafreno.
El jefe de la estación de Madrid recibió un telegrama tan lacónico que se limitaba a consignar el descarrilamiento y dar cuenta de la muerte del guardafreno José Iglesia “El Pinche”, que fue violentamente despedido al salirse el tren de los carriles.
Iglesias, que era estimadísimo en la compañía por su laboriosidad y su honradez, sufrió tan tremendo golpe que falleció o casi en el acto. Tenía treinta años y era casado. No deja hijos. Su cadáver fue trasladado al depósito de Morata de Tajuña, donde se practicará la autopsia.
El tren, a causa de las maniobras que hubo que hacer en la vía, salió del lugar del accidente con dos horas de retraso. (El Liberal, 18 de diciembre de 1905).
El 21 de diciembre, La Correspondencia de España informa del entierro del fallecido en el accidente ferroviario, en el cementerio de Morata.
Aparte de los accidentes que afectaban a la seguridad de la línea, a los trabajadores  y a los viajeros, el estado de las instalaciones y los accesos a las estaciones provocaron no pocas quejas de los usuarios del servicio ferroviario:
Un ruego al alcalde
Hemos recibido varias cartas rogándonos que EL IMPARCIAL llame la atención del alcalde presidente [de Madrid] acerca del malísimo estado en que está el camino que conduce a la estación del Niño Jesús, especialmente desde la calle de O´Donnell. Nuestros comunicantes nos dicen también que la recomposición de ese camino es de tal urgencia que de no poner pronto remedio, el día menos pensado ocurrirá alguna gran desgracia, pues con frecuencia sufren averías los carruajes que llevan viajeros a la estación de Morata de Tajuña. (El Imparcial, 2 de agosto de 1905).
Esta precariedad se puso de manifiesto con un incidente que no dejó de ser habitual en el trayecto del Ferrocarril del Tajuña, los corrimientos de tierras debidos a la inestabilidad y condiciones del terreno sobre todo en las trincheras excavadas para tender las vías. De nuevo, el tramo entre Morata y Chinchón  fue el afectado:
El jefe de la estación de Morata de Tajuña comunica que la línea, desde el kilómetro 43 al 47, está interceptada por el desprendimiento de tierras. Los trenes de viajeros trasbordan.
Ha salido un tren con obreros y material para la corrección de los desperfectos. Estos desprendimientos fueron originados por la tormenta que arrasó la vega y el pueblo. (Heraldo de Madrid, 6 de septiembre de 1906).
La tormenta a la que hace referencia la noticia de El Imparcial, que se desencadenó en la tarde del 3 de septiembre y descargó entre las 6 y las nueve horas, siempre fue recordada por los habitantes de Morata como una de las más dañinas que descargaron sobre el pueblo en el  pasado siglo. A consecuencia de ella, no solo las infraestructuras ferroviarias fueron las afectadas, los cultivos de la vega y el llano, las viviendas, lagares y calles de la localidad sufrieron los daños de una tormenta que, incluso, provocó la suspensión de los actos previstos en las fiestas patronales de ese año. Así se contaba en la crónica periodística de El Imparcial del 6 de septiembre:
Página de El Imparcial con información de la tormenta que afectó a la estación

En Morata de Tajuña
(De nuestra redacción)
Magnitud del desastre-Vagones sepultados-Línea interceptada-Horrores de la tormenta-Las cuevas-Estragos en la vega-El desagüe-Una víctima-Las pérdidas-Labradores en la miseria-Pidiendo auxilio.
He llegado a las diez a Morata.  Los trenes no pasan de aquí por hallarse cortada la vía férrea en varios puntos de Morata de Tajuña. Entre el fango y el agua hay tres vagones enterrados. La entrada en la estación produce una impresión penosísima. Las escasas noticias del desastre no reflejan ni mucho menos los enormes estragos causados por la tormenta. Lo primero que se ofrece a la vista, a la izquierda de la vía, es el molino de aceites de D. Emilio Rodelgo, cuyos muros se haya completamente derruidos por la acción del agua. De la sólida cerca que circundaba el edificio no ha quedado piedra sobre piedra, y los residuos de las 250 arrobas de aceite que en él se almacenaban corren entre los escombros por la vertiente que forma el terreno, amén de vasijas y otros útiles del molino que las aguas arrastraron a algunos kilómetros de distancia. Unos pasos más arriba, están las cuevas clásicas y características viviendas de Morata, donde se albergan unos 300 obreros de los más pobres (…).
La tormenta que afectó tanto al entorno de la estación como al resto del pueblo, también descargó en el municipio de Arganda donde, según el mismo periódico, al igual que sucedió en Morata, las aguas torrenciales arrastraron la madera preparada para los festejos taurinos.
En Chinchón también se notaron los efectos de las lluvias torrenciales y hubieron de pasar tres das para que el tren, una vez despejada la vía, pudiera llegar hasta Morata.
Bibliografía y fuentes:
Periódicos citados en el texto.

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