miércoles, 9 de noviembre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (IX)


Calle de la Iglesia (Calle de Fúcares, calle de las Procesiones, calle que sale de la Real que va a Chinchón)

La calle de la Iglesia es, actualmente, una de las de mayor longitud del trazado urbano de Morata. Parte de la plaza de la Iglesia y atraviesa la calle del Carmen, la avenida de Domingo Rodelgo y la calle Manuel Mac Crohon. Sin embargo, no siempre se denominó así. En el siglo XVIII, en el Catastro de Ensenada, fue conocida como calle Fúcares o también, por motivos obvios, como calle de las Procesiones.


En la primera relación conocida del callejero de Morata, la actual calle de la Iglesia partía de la plaza del palacio de Altamira y finalizaba en su confluencia con la actual calle de Domingo Rodelgo (en aquellos años denominada camino real a Chinchón).  A partir de aquí, la calle se denominó calle que sale de la Real que va a Chinchón  y llegaba hasta la actual carrera de Poniente. En su primer tramo, los redactores del catastro registraron en 1751 diecisiete viviendas propiedad de legos y cinco propiedad de religiosos, mientras que a partir de la avenida de Domingo Rodelgo en el catastro figuraban quince viviendas, todas ellas propiedad de legos, aunque en este tramo tenía su fachada sur la casa de labor de los frailes dominicos del Rosario (Donde actualmente se sitúa el edificio conocido como Las Caballerizas).
Calle de Fúcares [o Búcares] y de las Procesiones
Los redactores del catastro denominan, indistintamente a  la calle de la Iglesia en su primer tramo calle de Fúcares, o Búcares en otros registros. El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define la palabra fúcar como hombre muy rico y hacendado, en alusión a los banqueros alemanes de la familia Fugger. Algunas ciudades españolas, y entre ellas Madrid, también cuentan con una calle Fúcar o Fúcares. En todos los casos esta denominación está relacionada con la existencia en estas calles de casas pertenecientes a familias adineradas. En el caso de Morata es cierto que en esta calle, según el catastro, tenían propiedades familias de apellidos relacionados con la nobleza y grandes propietarios: Páez, Almazán, Sánchez Alonso y Ruiz de Orive, entre otros. En concreto, figuran como propietarios de viviendas en esta calle Francisco Sánchez Alonso, Antonio Camargo, Bernardino Páez, Antonia Ruiz de Orive, Juan Almazán y Roque Páez.
La presencia de estos miembros de la nobleza en la calle Fúcares y su entorno (Calle Huertos, Calle Cristo de la Sala…) llevaba asociada la existencia de molinos de aceite – a los que ya nos referimos en la entrega del blog sobre la calle del Carmen- y también de bodegas y lagares de vino. Los libros del catastro son prolijos al detallar estas bodegas pertenecientes a los propietarios de viviendas de la calle Fúcares. En estos libros aparecen, por ejemplo, Juan de Almazán, alcalde por el estado noble en los años de redacción del catastro, que contaba con una casa en esta calle y también con un lagar para la elaboración de vino, y Juan Páez Jaramillo, con casa, lagar y molino de aceite en la esquina con la calle del Carmen y que actuó como perito (experto) en las labores de redacción del catastro.
Pero sin duda, uno de los vecinos que contaba con mayor patrimonio de los que vivían en la calle Fúcares era Francisco Sánchez Alonso. Propietario de tres casas en Morata este miembro de la nobleza era uno de los mayores cosecheros de vino de Morata con una capacidad de almacenamiento superior a las 5.000 arrobas de vino. El catastro recogía, entre otras, las siguientes propiedades:
Calle Fúcares: lagar con viga, cueva, sótano almacén para  aceite con ocho tinajas, su caber quinientas arrobas, y veinte y cuatro para vino, su caber novecientas sesenta arrobas (…).
Otra casa bodega en la calle del Cristo de la Sala, linda al Mediodía casa de María Hermosa y al Oriente calle que va de la iglesia a la Vega, tiene de frontis veinte y siete varas y cuarenta y una de fondo, consiste su habitación en bajo con una bodega con nueve cubas y tres tinajas, su caber de todas cuatro mil setecientas y cincuenta arrobas, lagar de dos vigas, otra pieza que sirve de bodega con cinco tinajas, su caber doscientas arrobas ( …).
En esta calle también se encontraba en esos años la panadería que administraba Pablo Silvestre.
 Trazado urbano de la calle de la Iglesia
Calle de las Procesiones
No es extraño que los redactores del catastro adjudicaran nombres diferentes a una misma calle del casco urbano de Morata. Así sucedió con la calle Fúcares que en algunos apuntes aparece registrada como calle de las Procesiones. Así sucede, por ejemplo en los casos de las viviendas de Tomás París y Juan de Moratilla, dos vecinos de la calle Fúcares que aparecen también en otros registros como residentes en la calle de las Procesiones. Parece obvio que estos vecinos, y los propios redactores del catastro, adjudicaron este nombre a esta calle por ser habitualmente -como también sucede en la actualidad- parte del recorrido de las celebraciones religiosas de la villa.
Pero además de este uso como parte del recorrido de las procesiones religiosas, en esta calle tenían su residencia prácticamente todos los miembros del clero que residían en Morata en los años de redacción del catastro. Ya se ha apuntado que al menos cinco propietarios de viviendas en la calle Fúcares pertenecían al clero, lo que no significaba, necesariamente que residieran en ellas. A alguno de estos religiosos ya nos hemos referido en anteriores entregas del blog. Es el caso del que fuera obispo de Almería Claudio Sanz y Torres, que además del pozo de nieve, un molino de aceite (en la calle de los Huertos) y otros bienes en Morata, también era propietario de una casa en la calle Fúcares:
[Una casa] de 16 varas de frontis y de fondo  30, su habitación en bajo con diferentes oficinas, lagar, dos bodegas y un poco de cueva  y en alto también diferentes oficinas. Linda O casa de Don Pedro Marchena y P. casa del doctor Verdejo, vecino de Alcalá y se ha regulado su alquiler en cada un año 300 reales.
Joseph Páez Fominaya, también eclesiástico, disponía de una casa como poseedor de la capellanía fundada por Alonso Colmenar:
[Una casa] en la calle de los Búcares [Fúcares] de 23 varas de frontis y de fondo 27. Su habitación en bajo, con diferentes oficinas y en alto también con otras piezas, que linda O casa de Phelipe Marchena y P. casa de Juan Páez Xaramillo. Está arrendada en 270 reales en cada año.
En la relación de bienes de eclesiásticos también aparece con una vivienda en la calle Fúcares el licenciado eclesiástico Joseph Marchena, pero entre los propietarios pertenecientes al clero de Morata con propiedades en la esta calle destaca especialmente el presbítero de la parroquia, Pedro Marchena.
Pedro Marchena, que de hecho participó en las labores de redacción del catastro –tomó el juramento obligatorio a sus responsables- era uno de los cuatro clérigos afincados en Morata, junto al párroco Andrés Ros, Pedro Castro y Miguel Ruiz de Orive. En el catastro figura como propietario de varios bienes, entre ellos tres casas, en la calle Real, en la calle Cristo de la Sala y en la calle Fúcares:
Una casa de su habitación, en la calle de Los búcares [Fúcares], de doce varas de frontis y de fondo 28. Su habitación en bajo con diferentes oficinas, lagar, bodega y cueva con 14 tinajas, su cabida 800 arrobas, que linda a O casa de Thomás Paris, P casa de Phelipe Marchena, y se ha regulado su alquiler cada año en 220 reales.
Cuando se elaboró el catastro, Pedro Marchena, aparte de los bienes que le pertenecían del patrimonio familiar, administraba y labraba una extensa hacienda de la que también formaban parte las propiedades de distintas capellanías  y obras pías. Como miembro del clero era patrón y administrador de los bienes del hospital de Antonio López y de capellanías como la de la Veracruz, y Nuestra Señora de la Paz, además de las fundadas por Beatriz de Cortinas, Magdalena Salvanés o María la Guijorra. En total, más de 70 fanegas de regadío, 23 de secano, 26 fanegas de viñas y 7 de olivares. A las tierras de labor, unía una cabaña ganadera integrada por 200 ovejas, 100 borregos y 5 cabras.
A sus 59 años, el presbítero de la parroquia de Morata, era, sin duda, uno de los mayores agricultores de la villa y así se recoge en el catastro donde, además, figura que contaba con cuatro pares de mulas para labrar una hacienda en la que trabajaban tres pastores y tres mozos de labor.

Fuentes y bibliografía:
·      Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.

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