miércoles, 25 de octubre de 2017

Esteban Páez, un jesuita morateño en América (III)


Visitador de la provincia del Perú

La labor de Esteban Páez como padre provincial de la compañía de Jesús en México se extendió por espacio de cinco años. En 1599 el general de la orden, padre Aquaviva, encomendó al jesuita morateño la misión de recorrer como visitador la provincia del Perú, la más extensa de la orden. Junto a su secretario, el padre Juan Juárez, Esteban Páez inició el viaje a su nuevo destino y el 31 de julio de 1599 llegaba a Lima.
La temprana muerte de su secretario, acaecida a los pocos meses de su llegada a Perú, obligó a Esteban Páez a designar a Diego de Torres Bollo para este cargo. El padre Torres, junto con el provincial del Perú, padre Rodrigo de Cabredo, y el propio Páez iniciaron en el mes de octubre el recorrido por las numerosas casas y colegios que la orden poseía en la extensa provincia americana.

Su designación como visitador de la extensa provincia del Perú marcó la existencia del jesuita morateño durante el resto de su vida. Esteban Páez, en el año 1599 había cumplido ya 50 años en los que, tras su formación en filosofía y teología había desempeñado importantes cargos en la Compañía de Jesús. Como ya hemos visto, hasta esta encrucijada vital de los cincuenta años, una edad muy avanzada para la época, Esteban Páez ejerció la docencia en Nápoles y en Caravaca de la Cruz, recorrió el reino de Portugal para trabajar en la aceptación de Felipe II como nuevo rey de Portugal y se convirtió en visitador y provincial de la provincia de México. Tras un corto periodo de tiempo en el que de vuelta a España ejerció como rector de la casa de profesos de los Jesuitas en la provincia de Toledo, la más importante de España, Esteban Páez regresó a América, a la provincia de México, desde donde partiría a su destino definitivo en Perú.
El padre Páez comenzó su trabajo como visitador de las misiones jesuitas del Perú en octubre de 1599. Aunque no consta el itinerario que siguió en su recorrido por la extensa provincia peruana, sí que está documentado que tras visitar todas las casas y misiones jesuitas en Perú Esteban Páez se desplazó a las lejanas misiones de Tucumán y Paraguay, (puede afirmarse que Páez fue el primer visitador jesuita de estas tierras).
Iglesia de los jesuitas en Cusco
 
La llegada de Esteban Páez a Tucumán debió de producirse en torno al mes de diciembre de 1600 o de enero de 1601. En esta ciudad Páez comprobó que los misioneros jesuitas estaban diseminados por esta basta región, lo que dificultaba su labor misionera. Ante esta situación, el padre Páez decidió que los padres jesuitas centralizaran su trabajo desde las misiones de Santiago del Estero y Córdoba. En las cartas envidas a Roma se indica que Páez determinó que:
(…) Dejó en todas orden el P. Visitador de que todos los nuestros que están en las misiones se recogiesen a los dos puestos de Santiago del Estero y de Córdoba, y de allí saliesen a sus misiones a los demás puestos (…).
Esta decisión se adoptó por parte de Páez y el provincial, padre Cabredo, tras comprobar el primero con preocupación la débil estructura con la que contaban los jesuitas en estas tierras, lo que les colocaba en una situación de aislamiento, a miles de kilómetros del centro rector de la provincia en Lima.
En la visita de Esteban Páez a Paraguay, tras su recorrido por Tucumán, ordenó que se reunieran en la ciudad de Salta todos los padres pertenecientes a la orden. La situación en este territorio era muy similar a Tucumán: los jesuitas carecían de residencias fijas y estaban desconectados del superior provincial debido al alejamiento geográfico y a la distancia con Lima, más de setecientas leguas, según los textos de la época.
Esta realidad, empujó al padre Páez y al provincial Cabredo a proponer que los jesuitas de Paraguay fueran adscritos a la provincia de Brasil, más cercana que la sede limeña. Finalmente, sin embargo, se determinó por parte del general de la orden crear una nueva provincia independiente en este territorio y en el año 1608 el padre Torres Bollo asumió el cargo de primer provincial de los jesuitas en Paraguay.
Tras regresar a Lima Esteban Páez, el visitador de los jesuitas acudió al colegio de Quito, preludio de su viaje a Chile. La ciudad de Quito, la más septentrional de la provincia, se inició el 7 de julio de 1601 y, justo al cabo de un mes de viaje, Esteban Páez llegó a su destino. El propio Páez en una carta dirigida a la sede romana explicaba sus impresiones y señalaba que estaba muy satisfecho del modo de proceder y del espíritu religioso de los 22 jesuitas –diez sacerdotes y doce hermanos- que componían el colegio de Quito.
La visita a Chile la inicia el padre Esteban Páez en el puerto del Callao el 14 de febrero de 1602 en una travesía que se extendió durante treinta y tres días de navegación. Al llegar a la ciudad de Santiago el morateño queda sorprendido por lo que califica como un valle magnífico que en cielo y en suelo es como un paraíso, y la mejor tierra y la más abundante y saludable que hay por acá.
En cuanto al objeto principal de su visita a Chile, el padre Páez adelanta el motivo de su viaje a Santiago:
Según me escriben –anota Esteban Páez- está muy necesitado el colegio de consuelo y de visita, no obstante que le había enviado rector nuevo, y como nunca han visto provincial ni otro superior los que en él viven, paréceles que están olvidados y como miembros cortados, y así es necesario que el P. Provincial o yo le visitemos (…).
Posteriormente, remitió a sus superiores su opinión sobre la buena labor de los jesuitas de la que subrayó:
(…) Los nuestros están en el colegio muy recibidos y estimados y hacen notable provecho, así en los españoles como en los naturales y negros, pues se han aplicado muy de veras a saber su lengua, y acuden con particular fervor al bien de las almas en todo género de ministerios, habiendo entablado muy buenas congregaciones de estudiantes y seculares (…).
El visitador abunda en su buena opinión sobre sus hermanos jesuitas en Chile y resalta, de nuevo, la bondad de su trabajo:
En lo espiritual tengo contento de la gente de aquel colegio, porque a una mano son todos muy siervos de Dios y verdaderos hijos de la Compañía. Verdad es que como están tan a trasmano, y en tanto tiempo no han sido visitados y de reducida les alcanzan las aflicciones del reino, han vivido algunos de ellos con desconsuelo. Pero esto se ha mejorado de dos años a esta parte con el nuevo rector, que es el P. Juan de Frías, que como entró de refresco acertó a alentar a los súbditos (…).


Fuentes y bibliografía
  • Jesuitas del Perú. Torres Saldamando, Enrique. Imprenta Liberal. Lima, 1882.
  • Historia de la compañía de Jesús. Astraín, Antonio. Tomo IV (1581-1615). Revista Razón y Fe. Madrid, 1913.
  • Historia de la provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús. Del Techo, Nicolás. Tomo I. Librería y casa editorial de A. de Uribe y Compañía. Madrid, 1897.

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