A
comienzos del siglo XX, con la inauguración del Ferrocarril del
Tajuña, las explotaciones de piedra caliza y la producción de yeso
y cal en la villa de Morata recibieron un impulso definitivo para
ampliar la producción. El mercado de Madrid era mucho más
accesible, gracias al nuevo medio de transporte, y las empresas
aprovecharon esta circunstancia para mejorar sus instalaciones. Una
de estas empresas, la cantera de Cornicabra, propiedad de la familia
Chávarri, llegó a contar incluso con un apeadero en la línea
ferroviaria para facilitar el transporte de la piedra caliza. Entre
otros edificios emblemáticos, estas piedras se emplearon en la
construcción del Hospital de Jornaleros –o de Maudes-, en algunas
de las naves del antiguo matadero de Madrid o, también, para trazar
las primeras líneas del metro madrileño.
Introducción
La
explotación de la de piedra caliza en el término municipal de
Morata se conoce, al menos desde la Edad Media. La elaboración de
yeso, para lo que era necesario cocer la piedra en hornos adecuados,
se realizó en pequeñas explotaciones familiares que ya aparecen
reflejadas en documentos del siglo XVI cuando en las Relaciones
Topográficas
de Felipe II se señala, en la respuesta al capítulo 30, se afirmaba
que:
(…)
los edificios de las casas que se usan en la dicha villa de Morata
son de tapias de tierra y yeso y madera y teja, y
la tierra y yeso y teja se provee del término de la dicha villa,
y la madera de pino se trae de la ribera de Tajo de lo que viene de
las sierras de Cuenca.
En
otro cuestionario de la misma época, elaborado por el doctor Mejía,
también se ofrece una respuesta similar sobre la utilización del
yeso en Morata:
A
la treinta [pregunta] dijo que las casas y edificios de la dicha
villa de Morata son de tapias de tierra y yeso y de madera de pino, y
el dicho pino le trae de la sierra y tierra de Cuenca, y
los demás materiales del término de la dicha villa de Morata.
En
siglos posteriores aparecen nuevas referencias a la explotación de
canteras y yesos en Morata por parte de algunos de sus vecinos.
Concretamente, en el siglo XVIII y en los legajos del Catastro de
Ensenada se indica que el convento de los dominicos del Rosario, una
orden religiosa con varias propiedades urbanas y rústicas en Morata,
poseía una cantera de cal y otra para la elaboración de yeso.
Aunque las referencias documentales no son muy expresas, es de
suponer que estas dos explotaciones, al menos la de yeso, se
localizaría al sur del término municipal, en los cerros de la
margen izquierda del río Tajuña que es donde tradicionalmente se
han situado las canteras de donde se extraía la materia prima para
la elaboración de yeso.
En
el catastro también aparecen reflejados los vecinos de la villa que
se dedicaban a la fabricación de yeso en algunas de las
explotaciones existentes por entonces. Concretamente, según el censo
de vecinos del año 1751, cuatro vecinos de Morata se dedicaban al
oficio de yesero, al que se le calculaba un rendimiento diario de
seis reales de vellón. De estos cuatro vecinos, tres pertenecían a
una extensa familia de apellido Garcés., mientras que el cuarto se
apellidaba Campeño.
La
importancia de la fabricación de yeso en Morata a partir de la
utilización de la piedra caliza existente en su término municipal
también se recoge en las ordenanzas municipales que regían la vida
diaria de la villa. Estas ordenanzas, redactadas en la segunda mitad
del siglo XVIII y que han llegado hasta nosotros en una copia
manuscrita conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid, incluían
un apartado específico dedicado a la fabricación y venta de yeso,
lo que indica que esta actividad siempre fue importante en Morata. Es
en el punto 42 de las ordenanzas donde se regula esta actividad:
42
Ítem, para [paliar] los graves perjuicios que se originan de que los
yeseros midan el yeso en sus casas o en sus canteras con espuertas y
no con medidas que para ello deben tener , pues dimana de esto como
se ha experimentado salir sólo nueve fanegas en cada cahíz,
ordenaron y mandaron que cada yesero tenga una medida de cuatro
tablas en cuadro sin suelo y barreteada por una y otra parte, sellada
y registrada con la media fanega de la villa que haga la misma
cavidad y con ella mida el yeso y no con otra cosa pena de quinientos
maravedíes por la primera vez y la agravación, y que de ningún
modo mezclen con el yeso calvero ni otro genero de tierra bajo de la
misma pena y que en ello se haya de estar a la declaración de
maestro o maestros alarifes que lo gastaren quienes han de tener
obligación de decir al dueño de la obra si es buena o mala la
calidad del yeso o tiene alguna mezcla y no lo así ejecutando además
de ser de su cuenta y riesgo el daño o ruina que en la obra se
experimentase han de incurrir en la referida pena (…)
Finalmente
respecto a la elaboración de yeso con piedra caliza en Morata
contamos con un último testimonio documental del siglo XIX. Este
documento recoge los gastos de una obra de reparación en la antigua
posada de la plaza de Morata, propiedad del conde de Altamira. En
estas obras, que se llevaron a cabo en 1846, aparecen los gastos de
fabricación del yeso y los jornales que se pagaban por este trabajo:
(…)
por hallarse la obra en la parte que cae a la plaza pública donde va
a correrse la novillada ha habido necesidad de parar los cuezos [del
yeso necesario para la obra].
En
relación con los gastos de fabricación del yeso en el documento se
indica que los obreros encargados de cocer el yeso cobraban 6 reales
diarios, mientras que los que se dedicaban a recoger la leña para el
horno tenían asignado un salario de 5 reales diarios.
Además
de la elaboración de yeso y cal, la piedra caliza también se ha
usado como material de construcción en el edificio más emblemático
de Morata: su iglesia parroquial. El edificio que ha llegado hasta
nosotros comenzó a construirse en el siglo XVII, coincidiendo con la
llegada del marques de Leganés a Morata. El proyecto, muy ambicioso,
nunca llegó a concluirse tal y como fue planteado, posiblemente a
partir de una construcción anterior realizada también en cantería.
En un documento que ya hemos citado, las Relaciones Topográficas de
Felipe II, se afirma que:
(…)
se
han hallado algunas piedra labradas
con molduras, y otras escritas con letras góticas, romanas en
lenguas latina, y una de ellas está puesta en la torre [de la
iglesia] de la dicha villa, (…) y en el edificio bajo de la dicha
torre hay otras muchas piedras con señales que han sido trabadas con
plomo (…).
En
la relación que hizo el licenciado Mejía, en la respuesta 31,
también indica que:
El
edificio más señalado que en la dicha villa hay es una capilla
en la iglesia parroquial de la dicha villa de cantería muy bien
labrada
de las mejores que hay en el arzobispado de Toledo (…).
Ya
en el siglo XIX, Sebastián Miñano reflejó en su obra Diccionario
Geográfico-Estadístico de España y Portugal,
(Tomo 6) al referirse a los distintos establecimientos industriales y
medios económicos de Morata:
(…)
Produce trigo, vino, aceite, legumbres, muchos ajos, frutas y
hortalizas, y grandes melonares de mucho fruto y gran despacho.
Industria: fabrica de aguardiente, 1 batan de paños ordinarios, 3
molinos harineros y en
un pequeño bosque hay una cantera de piedra azucarada, que aunque
común, es bastante limpia y blanca.
Finalmente,
para concluir con las referencias históricas respecto a la
utilización de la piedra caliza en Morata, citemos al historiador y
maestro local, Juan Diego Arribas. En su libro sobre la Historia
de Morata,
escribió siglos después de que se redactaran las Relaciones
Topográficas,
al referirse a la iglesia de Morata y los materiales utilizados en su
construcción indicaba que:
Está
formada por tres naves, y su construcción es
de piedra sacada de uno de los cerros de este término, en el cual se
conservan algunas piezas labradas de grandes dimensiones para la
continuación de la obra.
Cada una de las naves laterales tiene dos magníficos arcos, y es de
suponer tendría por lo menos otro si se hubiera terminado la obra.
Iglesia de Morata, hacia 1925, construida con piedra de las canteras del término municipal
Fuentes
y bibliografía
- Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
- Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356)
- Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
- Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
- Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.
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