El autor fue alcalde de Morata en dos periodos en el siglo XIX
Esta
semana comenzamos una serie de post en la que trataremos sobre las
obras escritas por José de Hidalgo Tablada. Este catedrático de
agricultura, del que ya publicamos una reseña biográfica en el
blog, es el autor del libro
Tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España.
Hidalgo Tablada fue alcalde de Morata en dos periodos del siglo XIX y
uno de los pioneros de los estudios agrícolas en España.
El
sector de la apicultura vive desde hace unos años unos tiempos
difíciles. Enfermedades que diezman los colmenares, especies
invasoras que atacan a las abejas europeas, fraude y falsificación
de mieles importadas que compiten con la producción española son
sólo algunos de los problemas que afectan a los apicultores
españoles y europeos.
En
Morata, aunque no de una forma generalizada, la apicultura también
tuvo su presencia y hasta los años sesenta no era difícil observar
algunos colmenares en el término municipal de Morata.
Sobre
esta actividad, sobre la apicultura, hemos encontrado un pequeño
libro, Tratado
de las abejas, su multiplicación y productos,
escrito a finales del siglo XIX por un autor, José de Hidalgo
Tablada -alcalde de Morata en dos periodos del siglo XIX-, al que ya
dedicamos algún post en el blog. Este autor, pionero de los estudios
sobre agricultura en España –fundó una de las primeras escuelas
de Agricultura en León- además de militar fue catedrático y un
profundo y apasionado estudioso de la agricultura en nuestro país.
Aunque
José de Hidalgo Tablada destaca sobre todo por sus estudios sobre el
cultivo de la vid y del olivo, además de la elaboración de vino y
aceite, -obras a las que dedicaremos nuevas entregas del blog en
próximas semanas-, en este caso vamos a tratar sobre el trabajo que
publicó en 1885 sobre las abejas, un libro en el que no faltan
referencias, como en casi todas sus obras, a su experiencia como
apicultor y agricultor en Morata.
En
su obra, el autor comienza defendiendo la actividad apícola y
reseñando un recorrido histórico por esta práctica ancestral.
Hidalgo Tablada no duda en animar a los agricultores a que dediquen
una parte de su tiempo, al menos, a la apicultura:
(…)
las abejas rinden
grandes productos y dan lugar a una industria lucrativa, que en
España más que en ninguna otra nación, debe mirarse como un
recurso que a poca costa, con cortos medios y poco trabajo, se presta
a auxiliar al labrador, que debe aprovechar todos los medios que le
ofrezca el campo para acrecentar las riquezas del país. (…).
En
los primeros capítulos de su obra, Hidalgo reitera el buen
rendimiento que ofrecen los colmenares para el agricultor en todo el
territorio nacional y, por supuesto, en la provincia de Madrid y más
concretamente en Morata:
(…)
en todas las provincias de España se produce miel y cera, lo que
prueba que esa industria es susceptible de rendimientos de
consideración y merece se tenga en cuenta como vemos se hace en
otras naciones, que ni el clima, ni la configuración del suelo y su
flora, ofrecen tantos recursos para su fomento y desarrollo. Tal es
nuestra creencia, demostrada por tener desde el año 1844 colmenas y
por el estudio que desde esa época venimos haciendo y vamos a
exponer, con nuestro deseo de siempre; ser útiles hasta donde
alcancen nuestras fuerzas, a nuestros labradores, harto necesitados
de medios para cubrir las obligaciones que el estado del país les
impone (…).
Primera edición del Tratado de las Abejas, de José de Hidalgo Tablada
Hidalgo
Tablada, al comentar los tipos de flores que utilizan las abejas para
la elaboración de la miel en España, incluye en su libro una
relación de las épocas de floración en la región central de
Madrid. Al referirse a estos tipos de flores, Hidalgo Tablada
también reseña las localidades en las que se adelanta la floración
de las distintas especies que utilizan las abejas para elaborar la
miel. Entre estas localidades, en las que la floración se adelanta,
según el autor, entre cinco y veinte días, cita las situadas al sur
de la provincia y, entre ellas, a Morata y muchos otros pueblos de la
comarca del Bajo Tajuña.
Hidalgo
Tablada analiza en su obra, entre otros aspectos relacionados con la
cría de las abejas un aspecto, según él, funfdamental: la
orientación más ventajosa de los colmenares para favorecer la
producción de miel, cera y otros productos derivados de la
apicultura. En este apartado, el autor explica las ventajas e
inconvenientes de localizar las colmenas con una determinada
orientación (norte, sur, saliente, poniente) y también en los
distintos tipos de terreno según su orografía (llanos o valles):
(…)
La exposición al Norte por completo, no es conveniente en ningún
caso, ni tampoco la del Oeste, sea cual fuere la región de España;
en tales sitios calienta el sol tarde, en particular en la primavera,
época de las flores en general, y la que más aprovechan las abejas.
En 1846, el conde de Sástago puso un colmenar en una finca cerca del
rio Tajuña (en Morata, donde escribimos), y el colmenero, ignorante
como la generalidad, lo situó expuesto al Oeste y poco reservado del
Norte; el resultado fue como debía preverse; perderse las colmenas,
de las que solo queda un enjambre que por sí se situó en la cornisa
del tejado de una casa cercana, en exposición Sur Este, en cuyo
punto estaba hace pocos años, y aún creemos existe (…).
Por
los datos que aporta Hidalgo Tablada, este colmenar al que se refiere
debió localizarse en la Huerta
de Espinardo ya que el
conde de Sástago también ostentaba este título nobiliario.
Con
esta experiencia negativa de situar el colmenar sin protegerlo de los
vientos del norte, quien fuera alcalde de Morata (Un primer periodo
entre 1846-1850 y un segundo mandato entre 1880-1885), sugiere que en
la región central, en la que incluye, lógicamente a Morata, la
mejor exposición a la que orientar las colmenas es la Sur y Este:
(…)
Nosotros, cuando en 1844 pusimos el primer colmenar que aun poseemos,
lo situamos en exposición del Este, en terreno inclinado mirando a
la vega del rio Tajuña; en esa situación, y sin embargo de haber
arbolado en las inmediaciones, hemos observado que el calor del sol
que muy pronto pone en movimiento por las mañanas a las abejas, les
es perjudicial; pues la temperatura que hay en la colina y mas en el
colmenar abrigado del Norte, es dos veces mayor que la del aire
ambiente, y se las ve en el aguadero ahogarse, por que el frio las
entumece, y en las flores llenas de rocío, estar paradas y sin
acción por causa de la diferencia y baja temperatura.(…).
Para
corroborar sus opiniones sobre este aspecto de la práctica de la
apicultura, Hidalgo Tablada añade de nuevo su propia experiencia
como apicultor:
(…)
construimos después otro colmenar orientándolo al Sur Este; en cuya
posición vemos que se encuentran mejor y que retrasándose el
recibir el calor del sol, no madrugan a salir del colmenar, como
sucede en el otro caso. Sin embargo, la colina en que está el
colmenar, vierte a una cañada combatida por los aires del Oeste, que
bajan encallejonados, lo cual hemos advertido ser sumamente
perjudicial, para la poca resistencia de las abejas; por lo demás,
aun con esta desventaja, vemos que fomentan mas que en el otro sitio,
y de aquí el marcar los inconvenientes de uno y otro en la región
central en que habitamos. (…).
Para
ilustrar el comportamiento y lo que el autor llama costumbres
de las abejas, Hidalgo
Tablada recurre a un método que utiliza frecuentemente en sus obras
de divulgación: la experiencia propia. De ahí, que en su tratado de
apicultura refiera el comportamiento de las abejas en una colmena
instalada en un granero de su propiedad:
(…)
Es una creencia equivocada la que tiene la generalidad, de que las
abejas son agresivas: independiente de que está probado por mil
hechos, nosotros tenemos el de haber tenido muchos años una colmena
en un granero, teniendo la entrada por una ventana y la piquera
dentro, y nunca se ha verificado que maltraten á nadie. Cerca de la
casa de campo que tenemos, y a distancia de cien metros, tenemos un
colmenar que no dista diez metros del camino, y en treinta y un años
que hace que pusimos allí las colmenas, aún no ha tenido lugar
ningún accidente chico ni grande. Otro colmenar que tenemos en la
misma finca, concurren las abejas a una fuente que está en el
camino, por mas que a ella van a dar agua al ganado, etc., aun en
tantos años nadie ha tenido que quejarse de las abejas por daño
recibido. (…).
En
todo el trabajo divulgativo de José de Hidalgo Tablada (sus tratados
sobre el cultivo de la vid y del olivo y la elaboración del vino y
el aceite, sus manuales de riego o del cultivo de frutales y el resto
de sus libros sobre la práctica agrícola) siempre se incluye un
apartado donde se analiza la rentabilidad económica para el
agricultor de los distintos cultivos y actividades agrícolas y
ganaderas. Para ello, el autor siempre incluye el precio de los
productos, herramientas o jornales necesarios para llevar a la
práctica la actividad agrícola que estudia en sus libros. En este
caso, como en tantos otros, Hidalgo Tablada compara el precio de una
colmena en distintos lugares de España y entre ellos, Morata:
(…)
En Andalucía vale una colmena bien poblada de 40 a 50 reales,
teniendo el vaso de paja, esparto o albardín. En la región central
tiene igual precio, aunque se encuentren sitios en la Alcarria que
solo valen 20 reales, y otros, como en las cercanías de Madrid, que
cuestan 60 o 70. En 1844, época de que datan las colmenas que
nosotros tenemos [en Morata], compramos 12, con las que hemos formado
los colmenares que tenemos, y nos costó cada una 40 reales; hoy en
la misma localidad, valen de 40 a 50. En la región del Norte, el
precio no excede de 60 reales ni baja de 30 en general.
Hidalgo
Tablada anima a los agricultores a dedicar una parte de su tiempo a
la apicultura:
(…)
con poco cuidado, es decir, empleando algunos días del año en la
asistencia del colmenar para que las abejas estén cuidadas, se puede
conseguir con poco capital, sacar de este un 50 por º/o de producto
líquido; producto que no rinde ninguna otra industria agraria.
Sin
embargo, y pese a la elevada rentabilidad que Hidalgo Tablada
atribuye a la actividad apícola, no por ello dejan de existir unos
riesgos que, como en otras ocasiones, el autor explica en base a su
propia práctica en una actividad que:
(…)
está sujeta a muchas eventualidades independientes del cuidado que
se debe tener con las abejas: supuesto ese cuidado con inteligencia,
la producción será en razón de esta, a condiciones iguales de
clima y plantas que favorezcan la elaboración de miel y cera. Sin
embargo, los años secos y que favorecen poco la vegetación, se
hacen sentir de tal manera, que el producto de las colmenas queda
reducido a nada, si no hay pérdidas, como tuvo lugar el año
anterior de 1874, que en muchos pueblos de las inmediaciones de este
de Morata de Tajuña, y en él, no se recogieron enjambres, miel, ni
cera. (…).
Fuentes
y bibliografía:
- Tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España. Hidalgo Tablada, José. Librería de Cuesta. Madrid, 1875.
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