En
1851 publicaba José de Hidalgo Tablada esta obra, una de las
primeras de su amplia bibliografía. En el libro, el autor plantea
los distintos sistemas de riego que se utilizan en el territorio
nacional. Nosotros nos centraremos en las referencias que realiza
sobre los riegos en Morata y en su comarca. El problema de los riegos
en la agricultura española era un tema que preocupaba a Hidalgo
Tablada y, años después de la publicación de este libro, en 1854,
se le encargó como experto que era en la materia, la redacción de
un estudio para mejorar los regadíos en el Bajo Tajuña.
Hidalgo
Tablada eligió la editorial de la revista El
Agrónomo,
como ya hiciera con su Tratado
de las Abejas,
para publicar el libro que reseñamos esta semana. Con su Manual
de riegos…,
quien fuera alcalde de Morata pretendía afrontar el problema que
para el país significaba su clima y las escasas precipitaciones que
se producían en la mayor parte del territorio nacional:
La
falta de lluvias que se advierte en nuestro país de algunos años a
esta parte, hace necesario que nuestros labradores adopten los medios
que en otras naciones se han puesto en juego para aprovechar todas
las que puedan aplicarse al riego de prados, cereales y plantas
mayores, sin lo cual nuestra ganadería perece; las cosechas de
granos no pueden compensar los gastos que originan, y los arbolados,
faltos de humedad, se sostienen difícilmente (…).
Gracias
a este trabajo de Hidalgo Tablada conocemos, de primera mano, el
sistema de riego en la vega del Tajuña, no muy diferente del actual,
por otra parte:
En
la vega de Morata de Tajuña cuyas tierras son arcillosas, no se ha
calculado con exactitud el agua que se emplea en el riego de una
superficie equivalente a una hectárea, pero en los ensayos que
nosotros hemos hecho nos parece que llega a 700 metros cúbicos o sea
7 centímetros de altura la capa de agua.
(…)
La medida de superficie de las tierras de la vega de Morata es 200
estadales de 11 pies cuadrados y el agua que se emplea en un riego
ordinario 510 varas cúbicas. Si los canales de conducción y riego
estuviesen bien construidos y las boquillas y partidores dispuestos
con inteligencia y con sus correspondientes compuertas, sin embargo
de la enorme cantidad que se invierte en el riego de una superficie
tan reducida, si se tienen presentes las condiciones del terreno, con
el agua que hoy se riegan 10 fanegas se podrían regar 20. Las
innumerables sinuosidades de los cauces principales, la desmesurada
profundidad que en algunos puntos tienen y las grandes recalmas que
tienen necesidad de hacer las aguas en algunos puntos para regar con
ellas, hacen que se pierda una cantidad de este líquido, que si los
años siguen como se presentan, han de causar grandes perjuicios y
obligar a que se establezca una distribución económica y bien
entendida, pues la que hoy existe ha podido subsistir a favor de la
abundancia del río Tajuña.
El
autor del libro, como es habitual en todos sus trabajos, plantea a
los lectores sus propias experiencias como agricultor y, en este
caso, explica cómo organizó el riego de una huerta de su propiedad:
(…)
Este método [de
riego por bancales] lo hemos establecido nosotros en un terreno
bastante quebrado, con objeto de formar una huerta en Morata de
Tajuña. En ella se encuentran bancales de dimensiones grandes y
medianas, los cuales están plantados de árboles frutales, olivas y
vides. En parte del terreno cuya pendiente es muy grande se riegan
las plantas por regueras de nivel; según hemos dicho puede hacerse
con el sistema a que estos pertenecen. Las aguas de que puede
disponerse aunque son pocas, según hemos dicho, se recogen en un
grande estanque, y de este modo se riega por diferentes métodos
según la disposición del terreno. En
la misma localidad se encuentra otra huerta que Don José Salcedo,
propietario de ella, tiene dispuesta del mismo modo con lo cual
utiliza tierras que en otro caso nada valdrían.
También
critica Hidalgo Tablada el sistema de riego que él denomina por
inmersión (a manta):
Este
sistema de riegos es el que generalmente hoy se conoce en España. En
Valencia, Lorca, Murcia, Aragón, en las riberas del Tajuña, Tajo y
Jarama en la provincia de Madrid; y en fin, en todos los sitios donde
el terreno es horizontal y abundan las aguas no se encuentra otro.
Sin embargo de lo general de este método de riego, en pocas
localidades está establecido con la regularidad de que es
susceptible, pues las aguas se economizan poco y con frecuencia se
observan caminos obstruidos por charcos permanentes, tierras
empantanadas, canales que por su deformidad de proporciones absorben
mucha agua y dificultan el modo de servirse de ella; y lo que es
peor, que con frecuencia el que riega en los puntos altos desagua sus
tierras en las inferiores con graves perjuicios de los frutos que en
ellas se crían.
Portadilla del libro Manual de riegos, de José de Hidalgo Tablada (1851)
Mejora
de los regadíos en el Tajuña
Finalmente
hay que reseñar otra faceta de Hidalgo Tablada relacionada con su
interés por la mejora de los regadíos. Gracias al prestigio
obtenido por sus publicaciones y actividades a favor de la
agricultura española, el Ministerio de Fomento le encargó, en 1854,
la redacción de un informe sobre la mejora de los regadíos en la
comarca del Bajo Tajuña. Lo cierto es que la orden en la que se
autorizaba este estudio fue publicada en la Gaceta de Madrid, el
Boletín oficial de la época, pero no ha quedado constancia de que
fuera finalmente redactado y por supuesto, lamentablemente nunca
llegó a ejecutarse:
Fomento—Por
Real orden de 20 de abril (Gaceta de 24), se autoriza a D. José
Hidalgo Tablada, residente en Morata de Tajuña, para que en el
término de un año practique los estudios de uno ó varios canales
derivados del rio Tajuña, y los de rectificación y prolongación de
algunos de los existentes para fertilizar los terrenos de Perales,
Morata, Chinchón y Bayona, en esta provincia; en la inteligencia de
que por la presente autorización no adquiere el interesado derecho
alguno a la concesión definitiva de la obra, si no se estima
conveniente, ni a indemnización de ningún género por los trabajos
que practique.
Fuentes
y bibliografía:
- El Agrónomo: Manual de Riegos y aplicación de aguas de aluvión al cultivo de las tierras. Establecimiento de los prados naturales y artificiales. Hidalgo Tablada, José de. Imprenta del Colegio de Sordomudos y Ciegos. Madrid, 1851.
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