martes, 23 de abril de 2019

Pleito ente Morata y Chinchón por la dehesa boyal (I)

Los pleitos por cuestiones de lindes entre pueblos vecinos fueron muy habituales desde la Edad Media en el entorno rural castellano. A mediados del siglo XVI Morata y Chinchón mantuvieron un enfrentamiento legal que se inició a raíz de la decisión del concejo morateño de adehesar unos terrenos situados en el término de Las Cabezas en las proximidades del paraje de El Fraile. El concejo de Morata, como representante de sus vecinos, en su gran mayoría dedicados a la agricultura, y velando por sus intereses vio la necesidad de contar con una dehesa en la que pudieran pastar, gratuitamente, los ganados de labor de los morateños.


La existencia de dehesas boyales, o ejidos, destinados a los ganados de labor, fue una necesidad que debían cubrir los concejos de las villas y lugares desde la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XIX, cuando las desamortizaciones liberales acabaron con estos espacios comunales de los que se aprovechaban los vecinos para el pasto de los animales que destinaban a los trabajos agrícolas (El nombre de dehesa boyal se debe a que en la Edad Media la labores del campo y de tiro las realizaban fundamentalmente ejemplares de ganado bobvino, bueyes, sobre todo, aunque posteriormente estos ganados fueron sustituidos por el ganado mular o caballar).
Las dehesas boyales, que se definen como un espacio acotado, generalmente cercado con muros de piedra, que se destinan al disfrute exclusivo y gratuito para el ganado de los vecinos de una villa, eran imprescindibles en el mundo agrícola y no se deben de confundir con las dehesas carniceras*. No era extraño que estos espacios comunales en los que también era necesaria la presencia de agua para que abrevara el ganado, contaran con algún trabajador, el dulero, que se encargaba, a cambio de un salario aportado por los vecinos, de cuidar de los ganados mientras estos pastaban.
Por el contenido del expediente conservado en el Archivo Municipal de Chinchón, Morata, a mediados del siglo XVI, cuando todavía era una villa perteneciente al Arzobispado de Toledo, carecía de un ejido para el servicio de los ganados de labor de sus habitantes. Para paliar esta carencia, el concejo se dirigió a las autoridades y presentó una petición para crear la dehesa boyal que sería objeto del litigio con el pueblo vecino de Chinchón.
Estos procesos judiciales por desavenencias en materia de términos y por los derechos de pastos eran muy habituales desde que, con el proceso de repoblación que siguió a la reconquista, se fueron constituyendo los concejos en los que vivían los nuevos pobladores. No siempre los límites entre un concejo y otro o entre una villa perteneciente al rey y otra propiedad de un señorío seglar o eclesiástico, estaban claros, de ahí que los archivos estén repletos de pleitos en los que se discutía la propiedad de unos terrenos y de expedientes de apeos y delimitación de términos concejiles. A lo largo de la historia, Morata ha mantenido pleitos por términos en disputa con todos sus pueblos vecinos: Arganda, Perales, San Martín de la Vega, Valdelaguna y, como en este caso, Chinchón.

Primera página del expediente del litigio por la dehesa boyal entre Morata y Chinchón (AMCH)

Petición de Morata para adehesar un terreno limítrofe con Chinchón
Según los antecedentes que originaron el proceso que analizamos en esta entrada del blog,11 de marzo de 1559 el concejo de Morata presentó una relación ante las autoridades en el que solicitaba permiso para crear una dehesa boyal destinada a los ganados de labor se sus vecinos. Según consta en el expediente judicial, que se conserva en el Archivo de Chinchón y que recoge todo el proceso, los representantes morateños justificaban la necesidad contar con una dehesa para los labradores de la villa:
(…) habiéndosenos hecho relación por parte de la villa de Morata que por no tener dehesa boyal donde pastar con sus ganados de labor padecían mucha necesidad y para lo remediar habían acordado se la hacer en el término de la dicha villa donde dicen Las Cabezas por ser el dicho término apropiado para ello más que para plantar ni sembrarlo ni otra cosa alguna, y por el grande provecho de la dicha villa de ello se seguiría sobre lo cual por una nuestra carta habíamos de mandar al alcalde mayor de la dicha villa que llamadas todas las partes a quien lo susodicho tocara o viese información si la dicha villa tenía dehesa boyal donde pudiesen pastar los ganados de los vecinos de ella y en qué parte y si por no la tienen los dichos ganados donde pastaban y en qué tierras la quería hacer (…) y en qué cantidad de ellas sería menester para ello y si eran públicas o concejiles o si otro algún concejo tenía aprovechamiento en ellas y que tanto podían rentar, habida la dicha información con las contradicciones que hubiese al nuestro Consejo para que en el vista se hiciese? lo que más conviniese y en cumplimiento de ello parece que el dicho alcalde (…) la dicha información y la envío al mío Consejo juntamente con su parecer y ciertas ordenanzas hechas sobre el pastar y hozar en la dicha dehesa, lo cual visto juntamente con el parecer del dicho alcalde mayor y ordenanzas se mandó por (…) para que conforme al parecer de dicho alcalde mayor se pudiese hacer la dicha dehesa en el dicho término que dicen Las Cabezas (…).
Según este texto, la localización de la nueva dehesa de Morata se situaba en la zona oriental de dicho paraje de Las Cabezas, justo en la parte en que el término de Morata lindaba -y linda- con el de Chinchón, en las proximidades de El Fraile. Estos terrenos, que, efectivamente, fueron concejiles y de propiedad comunal hasta las desamortizaciones de los bienes de propios y del común de mediados del siglo XIX, tenían el acceso por el camino de El Fraile, por entonces el más utilizado para comunicarse entre Morata y Chinchón. Sorprende, por otra parte, que el concejo de Morata eligiera estos terrenos, en los límites del término municipal y muy alejados del casco urbano, en una decisión que, tal vez, fue obligada por la inexistencia en esos años de otros terrenos de propiedad pública y comunal más próximos a Morata y a las casas de sus vecinos **.
En cualquier caso, con el permiso de las autoridades superiores a las que habían solicitado crear la dehesa comunal ya en su poder, el concejo y las autoridades de Morata adehesaron efectivamente el terreno para aprovechamiento de sus ganados en un término que, según se refleja en el mismo expediente, era más apropiado para ello que para plantar ni sembrarlo ni ninguna otra cosa alguna. Aún hoy estos parajes de las proximidades de los cerros de El Fraile son unos terrenos bastante áridos aunque, es de suponer, que en esos años contara con más vegetación de carrascas e incluso encinas. Por otra parte, tradicionalmente, esa zona del término municipal, precisamente por su escaso valor agrícola, ha sido destinada al pastoreo y a levantar corrales, apriscos y parideras para el ganado cuyos restos, todavía hoy, no es difícil de localizar.
También aparece reflejado en el escrito que el concejo de Morata había redactado unas ordenanzas para regular el uso de la nueva dehesa por parte de los vecinos. Estas ordenanzas o normas de uso eran de obligado cumplimiento para todos los vecinos que quisieran acceder a estos terrenos comunales. En alguna ocasión ya hemos tratado en el blog sobre la existencia de unas ordenanzas de la villa de Morata que regulaban, entre otros aspectos, las prácticas pastoriles con los ganados ovinos y también las normas que afectaban a los ganados de labor de los vecinos de la villa.
Tras presentar su petición, el concejo de Morata llevó a cabo los trabajos para adehesar los terrenos en disputa con Chinchón que no tardó en denunciar lo que consideraba una ocupación ilegal de su término municipal. Morata, su concejo y sus vecinos, ya había colocado los mojones que delimitaban el terreno pero, pasaría muy poco tiempo para que, como veremos la próxima semana, se iniciara un proceso legal que pondría en duda la continuidad de la nueva dehesa comunal.


*Las dehesas carniceras también podían pertenecer a los concejos pero, a diferencia de las boyales, no eran de aprovechamiento común y gratuito de los vecinos sino que se arrendaban para que pastaran los ganados destinados al abasto de carnes de las villas, de ahí el apelativo carniceras. Morata contó con una dehesa carnicera perteneciente a los bienes de propios de la villa desde el siglo XVI hasta las desamortizaciones del siglo XIX.

**Con el paso de los años, el concejo de Morata sí que contó con un espacio destinado a los ganados de labor de los vecinos de la villa. Según aparece en la relación de bienes de propios y del común que se inventarían en el Catastro de Ensenada, a mediados del siglo XVIII, la villa contaba con un ejido, término equivalente a dehesa boyal, situado a la salida del casco urbano, en el por entonces denominado camino de El toledano, en el entorno de la ermita de la virgen de la Antigua. No es por casualidad que esta zona del término municipal aún aparece denominada como El cercado.

Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Municipal de Chinchón. Ejecutoria de Felipe II a favor de Chinchón, contra Bayona* [sic] por una dehesa. Justicia civil. Leg.51, 2ª serie.


*En la catalogación del expediente aparece la localidad de Bayona aunque en el original del propio expediente se señala: “Ejecutoria a favor de Chinchón contra Morata”. Año 1565.

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