jueves, 5 de agosto de 2021

 

El cultivo de la remolacha en la vega del Tajuña y la azucarera (Epílogo)

Causas de la desaparición de la remolacha en los regadíos del Tajuña

En 1972 la compañía azucarera Ebro cerró su fábrica de La Poveda. Este cierre de una factoría ya escasamente competitiva, la escasa productividad de unas tierras agotadas tras décadas de cultivo y el éxodo rural hacia otros sectores económicos pusieron el punto y final a la presencia de la remolacha en la vega del Tajuña.


A partir de la década de los sesenta del pasado siglo comenzó el declive de la remolacha en la vega del Tajuña. Las cifras de producción y de hectáreas cultivadas no dejaron de disminuir hasta llegar a la total desaparición de su cultivo que fue definitiva cuando, en 1972, la empresa azucarera Ebro cerró sus instalaciones en La Poveda.

Naturalmente, el cierre de la azucarera del barrio argandeño fue determinante en el final de un cultivo que marcó el trabajo agrícola en todos los pueblos ribereños del Tajuña durante cerca de setenta años. Pero este cese de la actividad coincidió, también, con otras circunstancias que se sumaron a la decisión empresarial. Para que se produjera el cierre de la azucarera confluyeron varios factores pero ninguno tan determinante como la falta de competitividad de unas instalaciones que, en su momento, fueron modélicas pero que, a esas alturas del siglo, habían dejado de ser rentables frente a otras factorías distribuidas por el territorio nacional que, además, también se beneficiaban de que se surtían de remolacha cultivada en terrenos que por sus características de riego y de extensión de las parcelas más productivos .

Concretamente, el cierre de la fábrica de La Poveda coincidió con la apertura y puesta en funcionamiento de la fábrica de Ciudad Real, en una zona virgen hasta entonces para el cultivo remolachero pero en el que se aprovechaba su potencial para una agricultura intensiva que no podía practicarse en el minifundio de la vega del Tajuña ni tampoco en la del Jarama .

En este sentido, Prisciliano Losada Martínez, productor de remolacha y miembro de los servicios técnicos de COAG coordinadora agraria de Castilla y León, en un trabajo titulado La Remolacha y el azúcar, en el que analizaba el estado de la producción remolachera y azucarera a partir de la entrada en las instituciones europeas y la puesta en prácticas de las políticas agrícolas comunitarias, calificaba a la remolacha en ese texto con el curioso calificativo de cultivo trashumante. Este término hacia referencia a las características propias de una planta industrial muy exigente en cuanto a nutrientes para su cultivo y que obligaba, y de eso sabían bien los agricultores ribereños, a una continua rotación de los terrenos de siembra para conseguir cosechas rentables económicamente.

Pese a esta rotación, décadas continuadas de cultivo de la remolacha en unos terrenos de regadío que no dejaban de ser limitados en extensión, afectaron a la productividad debido a las dificultades de rotación en las explotaciones de pequeñas dimensiones que caracterizaban a la vega del Tajuña (En la vega del Jarama las parcelas siempre fueron, y son, sensiblemente más extensas, pero el problema de la rotación y el cansancio de las parcelas por el cultivo continuado de remolacha también les afectó).

Este fenómeno de escasa rotación en el cultivo y descenso de la producción no sólo afecto a nuestra comarca y a la provincia de Madrid y a la de Toledo enen particular. Zonas tradicionalmente remolacheras como Aragón y Navarra soportaron más o menos los mismos problemas en los años en que se cerraron las azucareras de La Poveda y Aranjuez: las provincias de Zaragoza y Teruel, que en los años previos a la guerra civil y en las décadas de los cuarenta cincuenta se encontraban entre las mayores productoras de remolacha, también asistieron al cierre de sus azucareras y vieron como este cultivo y la producción de azúcar se concentraban en la región de Castilla-León, en la emergente zona de Castilla La Mancha y en el territorio situado en torno a la provincia de Cádiz y la localidad de Jerez de la Frontera.

Abandono del campo y cierre del ferrocarril

A estos problemas estructurales del sector azucarero que se manifestaron en toda España y que, como hemos señalado, llevaron a calificar al cultivo de la remolacha como cultivo trashumante, las localidades de la vega baja del Tajuña se encontraron con otros condicionantes económicos y sociológicos que aceleraron la desaparición de la remolacha de los regadíos alimentados por las aguas del Tajuña.

En los años sesenta, cuando según los datos de hectáreas dedicadas a la remolacha y producción anual que incluimos en esta entrada* comenzaban a declinar, en paralelo comenzaba un proceso irreversible de abandono del campo de amplias capas de la población que encontraron en otros sectores, como la construcción o los emergentes polígonos industriales de Arganda y Aranjuez, unas expectativas económicas que el trabajo en la agricultura ya no era capaz de generar, tanto entre los jornaleros del campo como entre los pequeños propietarios que constituían la gran mayoría del sector dedicado al cultivo remolachero desde los primeros años del siglo XX.


Ferrocarril del Tajuña en 1916 (Archivo Regional de Madrid)

La remolacha, como ya hemos visto en semanas anteriores, exigía mucha mano de obra para sacar adelante un cultivo que se desarrollaba en las pequeñas y escasamente productivas parcelas que caracterizan a los regadíos del Bajo Tajuña. Esa mano de obra cada año era más escasa y, una razón más en contra del cultivo remolachero, la escasa capitalización de las explotaciones familiares no permitía una mecanización de difícil implantación en unas parcelas pequeñas y agotadas por la escasa rotación.

Frente a las nuevas tierras de regadío que empezaban a producir en los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo en la provincia de Ciudad Real**, utilizando aguas subterráneas del acuífero en unas tierras vírgenes para la remolacha, en las riberas del Tajuña, exprimidas por décadas de cultivo remolachero, aún se mantenían las técnicas manuales que eran válidas en los primeros años del siglo, cuando no faltaba la mano de obra, pero se habían vuelto totalmente obsoletas a estas alturas de los años setenta, cuando otros cultivos como el maíz ocuparon el lugar de la planta productora de azúcar.

Por último, queremos destacar cómo el cultivo de la remolacha en las riberas del Tajuña vivió una trayectoria paralela al ferrocarril, tanto en sus comienzos como en su desarrollo y declive final. Tanto es así que resulta difícil entender el cultivo de la remolacha, y sobre todo su transporte, sin asociarlo al tren y a la actividad frenética que se generaba en todas las estaciones del Ferrocarril del Tajuña cuando llegaban los meses de invierno y los días de la cosecha anual y su transporte a la azucarera.

Esta asociación ferrocarril-azucarera, que en el caso de la vega del Jarama favoreció, incluso, la construcción exprofeso de un ferrocarril industrial que también dejó de tener sentido con el cierre de la factoria de La Poveda, propició la utilización de vagones de carga especiales para la remolacha, la construcción de básculas en las estaciones y la contratación de personal para cubrir cada campaña. Tan importante fue para el ferrocarril la remolacha, y viceversa, que la compañía ferroviaria aún pudo mantener la actividad –completada eso sí con el transporte de mineral a la cementera de Vicálvaro- varios años desde que se cerró el servicio de viajeros en 1953. Aún así, los últimos años, ya a mediados de la década de los sesenta, el Ferrocarril del Tajuña dejó de viajar hasta la azucarera con sus vagones repletos de remolacha. Fue el comienzo del final que se materializó en 1972 con la última campaña remolachera, cuando ya el cultivo era muy mermado y había descendido la importancia que llegó a tener en todas las localidades de la vega del Tajuña.




*Remolacha, hectáreas en cultivo, producción anual en toneladas-Provincia de Madrid

Año  Ha.            Qm.

1933 2.191     657.300

1934 2.405     793.650

1935 2.300     621.000

1936

1937

1938

1939 60          15.000

1940 1.859     464.750

1941

1942

1943 1.820     325.780

1944 1.117     301.590

1945 654        156.960

1946 1.100     330.000

1947 658        205.296

1948 1.912     571.688

1949 2.499     324.000

1950 2.215     420.850

1951 2.500     875.000

1952 6.000     1.800.000

1953 4.000     1.200.000

1954 2.350     493.500

1955 2.970     653.400

1956 2.645     621.575

1957

1958 3.130    829.450

1959 3000     825.000

1960

1961 4.100    1.107.000

1962 4.800    1.056.000

1963 1.900    627.000

1964 1.850    499.500

1965

1966 2.350     634.500

1967 1.550     308.777

1968 1.060     286.200

1969

1970 1.120      285.600

1971 1.040     311.270

1972 1.060     286.620

De acuerdo con estos datos, se puede apreciar como a partir del año 1962 la provincia de Madrid ya no superó en ninguna campaña la cifra de un millón de toneladas, cifra muy habitual en los años 50, con un récord absoluto en el año 1952 en el que se alcanzaron 1.800.000 toneladas producidas en 6.000 hectáreas, cantidad muy superior a la del año 1972, última campaña antes del cierre de la azucarera de La Poveda, y en la que sólo se sembraron 1.060 hectáreas en toda la provincia de Madrid , con una producción de 286.620 toneladas.

Fuente: Anuario de Estadística Agraria- MAPA

** Curiosamente, la provincia de Ciudad Real, que ocupó el lugar de Madrid y Toledo en la zona centro del territorio español como productora de remolacha también vivió el declive de este cultivo cuando en el año 2006 se cerró la factoría de la capital, también propiedad de Ebro, debido a las limitaciones de producción que se impusieron por la Política Agraria Común y a unas prácticas agrícolas que estaban lastradas por los gastos derivados de los regadíos. De nuevo, como en los setenta, la remolacha se comportaba como un cultivo trashumante y abandonaba una comarca o provincia en busca de terrenos más productivos y favorables.



Fuentes y bibliografía:

  • Periódicos citados en el texto.

  • Álbum de La Poveda. 1900-200 La Poveda Centenario. Colección Archivo Municipal de Arganda.

  • La economía española y la articulación de su mercado (1890-1914): Los orígenes de la vía nacionalista del capitalismo español. Memoria presentada para optar al grado de doctor por Juan Martín Fernández. Facultad de CC Políticas y Sociología. Departamento de Economía Aplicada V. Madrid, 2002.

  • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid. Abela, Eduardo y Castro, Carlos A de. Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau y Cia. Madrid, 1876.

  • Instrucciones para el cultivo de la remolacha azucarera en regadío. Quintanilla Guillermo. Hojas divulgativas. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1932

  • Memoria sobre la remolacha azucarera. Estación Agronómica del instituto Agrícola de Alfonso XII. Ministerio de Fomento. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1911.

  • El Ochocientos. De las profundidades a las altura. Tomo II. Manuel Silva Suárez, editor. Real Academia de Ingeniería. Institución Fernando El Católico. Prensa de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza.

  • El trabajo infantil en España 1700-1950. Aprender trabajando. La actividad de niñas y niños en tierras de regadío. (La vega del Tajuña a comienzos del siglo XX). Borras Llop, José María. Universidad Complutense.

  • Memoria que comprende los trabajos reunidos, trabajos practicados y proyecto de Ley formulados por la comisión para el estudio de la concentración parcelaria. Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio del Ministerio de Fomento. Imprenta de los hijos de M. G. Hernández. Madrid, 1908.

  • Anuario 1929. Fondo documental del Instituto Nacional de Estadística.

  • La agricultura española en la era de la globalización. Capítulo IX-La remolacha y el azúcar. Losada Martínez, Prisciliano. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid, 2006

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