viernes, 29 de octubre de 2021

 

El III marqués de Leganés y el cambio de dinastía en España (y III)

Al morir el marqués la casa acumulaba importantes deudas por intereses de créditos impagados

La falta de heredero directo provocó que accediera al marquesado de Leganés Antonio Gaspar de Moscoso, IX conde de Altamira y biznieto del I marqués

El fallecimiento en el año 1711 del III marqués de Leganés en Vicennes, en las cercanías de París, tras casi cinco años de expatriación y presidio sin que mediara sentencia judicial alguna, puso de manifiesto la precaria situación económica que atravesó durante sus últimos años de vida Diego Dávila Messía. Además, el marqués de Leganés, no dejó un heredero directo que se hiciera cargo de la Casa de Leganés y del patrimonio y los señoríos acumulados desde que su abuelo. Diego Messía Felípez de Guzmán, recibiera el marquesado por parte del rey Felipe IV.



Incluso desde los años previos a 1705, cuando fue trasladado desde España a un presidio en un castillo situado en las cercanías de París, la situación económica de la casa de Leganés no pasaba por sus mejores momentos. Aunque disfrutaba de un extenso patrimonio asociado a los títulos que acompañaban al primigenio marquesado de Leganés, sobre todo por vía matrimonial, y que incluía el vizcondado de Butarque y vínculos con casas de la alta nobleza como Baena, Sessa, Cabra, Palamós o Poza, el marqués murió con un balance económico lastrado por las deudas.

Ni siquiera la victoria judicial tras un largo proceso iniciado en los años cincuenta del siglo XVII y finalizado en la década de los noventa, que añadió a los títulos asociados al marquesado de Leganés el patrimonio y los privilegios señoriales del conde duque de Olivares –sobre todo el ducado de San Lucar la Mayor- sirvió para aliviar un estado de las cuentas que obligó a Diego Dávila Messía y a sus administradores a recurrir al endeudamiento. Era una situación que, no por repetida, dejaba de ser habitual en muchas familias de la nobleza: un patrimonio amplísimo, ligado en la mayoría de las ocasiones a mayorazgos que impedían su venta y que no generaban las rentas suficientes para financiar el altísimo ritmo de vida al que se obligaban a vivir estos miembros de la nobleza.

Resulta sintomático que los titulares del marquesado de Leganés renunciaran a explotar directamente sus bienes inmobiliarios y que se limitaran a arrendarlos, tal como sucedía, en un ejemplo que nos es muy cercano, en los señoríos de Perales y Morata que ostentaba el III marqués. Al endémico problema de la ineficaz administración de sus bienes del marquesado de Leganés se unió, en el caso de Diego Dávila Messía, su expatriación de España que no sólo le impedía seguir de cerca cómo se administraba su patrimonio sino que, además, le obligaba, a unos gastos extraordinarios provocados por la propia prisión en territorio francés.

Deudas reconocidas del III marqués de Leganés

Unas semanas después de la muerte del Diego Dávila Messía, el administrador del marquesado, Martín Solano, a instancias de quien sería el próximo titular, Antonio Gaspar de Moscoso, emitía un informe sobre el estado de las cuentas de la Casa de Leganés. El documento, conservado en el Archivo Histórico de la Nobleza (BAENA, C.222, D.75-82) dibuja una situación preocupante del patrimonio de quien ostentaba, entre otros muchos, los señoríos de Morata y Perales y los bienes raíces y derechos económicos asociados a los mismos:

Don Martín Solano, contador de la casa y Estado del excelentísimo señor marqués de Leganés, duque de San Lucar la Mayor, mi señor, certifico que por los libros y papeles de dicha contaduría que están a mi cargo consta estar debiendo a los acreedores censualistas que se expresan en esta certificación las cantidades que se dirán de los réditos de ellos caídos hasta el día fin de febrero pasado de este año en que falleció su Excelencia como también a diferentes personas y otras cosas en la forma siguiente:

Primeramente se están debiendo a Don Francisco Suárez de Rivera mil seiscientos ochenta y dos reales de vellón hasta fin de febrero de este año y son por los réditos de un censo de cuatro mil ducados de principal que tiene contra los estados de su Excelencia que Dios haya (…).

El documento continúa con la relación de las deudas contraídas con distintas personas en calidad de intereses, réditos, por créditos concedidos a la casa de Leganés y a su titular Diego Dávila Messía en los años previos a su fallecimiento en París e incluso muchos años antes de que el rey Felipe V decidiera enviarle a prisión.

Entre los acreedores contra la casa de Leganés a la muerte del III marqués figuran los herederos de don Manuel de Arce y Astete (4.000 ducados de principal y 2.963 reales de intereses impagados); las monjas agustinas de Colmenar de Oreja (15.000 ducados de principal y 1.000 reales de intereses); las memorias fundadas por la marquesa (50.000 ducados y 97.000 reales de intereses); deudas de tres censos contra el estado de San Lúcar (66.000 ducados y 139.123 reales de intereses); impagados de un censo de los herederos de Juan de Morales (5.000 ducados de principal y 260 reales de intereses); deudas con don Cebrián de la Cuadra por un legado del I marqués de Leganés (5.823 reales); a Gerónimo de la Vega, por otro legado del II marqués de Leganés(14.000 reales); al duque del Infantado por un crédito o censo (600 doblones de oro y 39.600 reales de intereses); a don Antonio de Arriola (1.080 doblones de oro); a don Juan Ruiz de Castañeda, visitador del partido de Alcalá, por un préstamo que le hizo al ser enviado a Francia (7.500 reales); a la familia encargada de la casa palacio de Madrid (3.575 reales); por salarios en Morata (1.500 reales); al boticario de la Casa de Leganés (6.528 reales); a los herederos del maestro de obras de la Casa de Leganés (2.000 reales); a los comerciantes de paños (4.000 reales); a Bernardo Mendoza (6.530 reales); a Juan Bautista de Iturralde (8.284 reales); al herrador de la Casa de Leganés (574 reales); a Francisco Espliego, carpintero (511 reales); a Francisco Xamel, sastre (1.800 reales).

En total, según las cuentas presentadas por el administrador de la casa de Leganés a la muerte del III marqués, las deudas ascendían a 421.266 reales, procedentes de los intereses impagados de créditos o censos contra la casa y de los salarios de empleados o, también, de distintos profesionales por servicios al difunto marqués. El administrador añadía en su informe sobre el estado de las cuentas:

(…) además de esta partida se tiene por cierto que el marqués, mi señor, que Dios haya, quedó debiendo diferentes cantidades a Don Juan de Mendirrueta y a otras personas en París como también otras deudas de corta entidad en Madrid que justificadas unas y otras que sean se pondrán en esta certificación. Madrid, 24 de marzo de 1711.

Con ser importante estas deudas a corto plazo por los intereses de los créditos contra la casa de Leganés, más preocupante eran las deudas generadas por el principal de estos créditos que, como es lógico, fueron traspasadas al heredero como IV marques de Leganés, Antonio Gaspar de Moscoso Osorio y Aragón. En total, y según la relación del administrador, Martín Solano, estos créditos ascendían a la muerte del marqués a 144.000 ducados y 1.680 doblones de oro, una auténtica fortuna que lastraba el patrimonio en bienes inmobiliarios y derechos señoriales que estaban asociados a la casa de Leganés y que, al estar integrados en los mayorazgos familiares, legalmente no podían enajenarse para hacer frente a estas deudas*.

Además de hipotecar los bienes de la familia, el III marqués de Leganés, incluso varios años antes de enfrentarse y de oponerse a la llegada a España de la dinastía borbónica, también se vio obligado a recurrir a la venta, en algunos casos fraudulenta, puesto que estaban asociados al mayorazgo familiar, de algunos de los cuadros que formaron parte de la colección de pintura que iniciara su abuelo Diego Messía Felípez de Guzmán. Estas ventas y pérdidas de fondos de la colección de arte se pusieron de manifiesto cuando el nuevo titular de la casa, Antonio Gaspar de Moscoso, la revisó e inventarió en julio de 1711 junto con los monjes basilios, encargados por el primer marqués del buen gobierno del mayorazgo familiar.

En esta labor de control, por ejemplo, se descubrió que el III marqués había vendido, sin que pidiera hacerlo por las leyes del mayorazgo, algunas obras emblemáticas como El martirio de San Sebastián, de Anton Van Dyck. Otras pinturas destacadas de la colección como Madonna dell ’Impannatta, de la Escuela de Raphael, había sido empeñada por 1.000 doblones por el III marqués al almirante de Castilla. En el momento del inventario, la obra se encontraba en Lisboa, en poder de la marquesa de Santa Cruz, familiar del propio conde de Altamira, Antonio Gaspar de Moscoso Osorio y Aragón, y nuevo poseedor de los derechos, privilegios y bienes del marquesado de Leganés que, recordemos, también llevaba asociado para los primogénitos de la casa el título de marqués de Morata de la Vega.

 Certificación del fallecimiento del marques de Leganés en París (AHN)

 Muerte sin sucesión del III marqués y llegada de la Casa de Altamira

La ausencia de hijos del III marques de Leganés, viudo de Jerónima de Guzmán, dama de la reina con la que contrajo matrimonio en septiembre de 1668, provocó que el marquesado de Leganés, quedara sin heredero directo a la muerte de Diego Dávila Messía. Esta ausencia de un sucesor dio lugar a que la titularidad de la casa de Leganés, el IV marqués en la línea sucesoria tras la creación del marquesado por parte de Felipe IV, recayera en un miembro de una de las familias de la nobleza española que acumulaba más títulos desde su creación en el siglo XV, el condado de Altamira, un título nobiliario concedido a Lope Sánchez de Ulloa y Moscoso por el rey Enrique IV en 1455.

Fue merced a los vínculos familiares que, vía matrimonial, habían emparentado a los Altamira con los marqueses de Leganés, por lo que Antonio Gaspar de Moscoso Osorio y Aragón, IX conde de Altamira, llegó a ser reconocido como IV marqués de Leganés y III de Morata de la Vega.

Este reconocimiento de su derecho a convertirse en titular de la casa de Leganés -y de los títulos y derechos señoriales y patrimoniales asociados a la misma- parte de una de las prácticas más habituales de la nobleza española: el matrimonio de conveniencia entre distintas familias para aumentar su influencia y, de paso, proteger y ampliar sus patrimonios.

Al carecer de hermanos o hermanas el III marques de Leganés, hijo único del matrimonio entre Gaspar Dávila Messía y Francisca de Rojas y Córdoba, para encontrar un nuevo titular de la casa de Leganés fue necesario acudir a los herederos de la tía del señor de Morata fallecido en París, doña Inés Dávila Messía de Guzmán, la única hija de Diego Messía Felípez de Guzmán habida en su matrimonio con Policena Spínola.

De este primer matrimonio del I titular del marquesado de Leganés nacieron cuatro descendientes, tres hijos y una hija, destinados a prolongar la herencia del primer marques. Tras la muerte del primogénito, Diego, y la elección de la carrera eclesiástica para el segundo hijo, Ambrosio, sólo Gaspar Dávila Messía, como varón, parecía destinado a prolongar la línea familiar.

De hecho, en 1742 el I marqués, ya viudo de Policena, su primera mujer, acuerda un triple matrimonio**: el de él mismo con Juana de Córdoba y Rojas –viuda por partida doble de Francisco de Córdoba y de Lope de Moscoso y Osorio y que afrontaba su tercer matrimonio– y, a la vez, el de su hijo ya primogénito, Gaspar Dávila Messía con la hija de Juana, Francisca de Rojas y Córdoba. Por último, también se decide la boda de su única hija, Inés de Dávila Messía de Guzmán, con el otro hijo de Juana, Gaspar Moscoso Osorio, ya VII conde de Altamira por vía paterna.

Será este último matrimonio, el integrado por Gaspar Moscoso Osorio e Inés Dávila Messía de Guzmán, el que finalmente asegure la continuidad el marquesado de Leganés. El matrimonio tendrá cuatro descendientes, tres hijas y un hijo. Será este último, Luis de Moscoso Osorio y Rojas VIII conde de Altamira quien, tras su matrimonio con María Ángela de Aragón y Benavides, garantice el futuro del marquesado de Leganés a través de su hijo primogénito, Antonio Gaspar de Moscoso Osorio y Aragón, IX conde Altamira, y biznieto del I marqués de Leganés.

Gracias a la política matrimonial de sus antecesores, tanto por vía materna como paterna, Antonio Gaspar de Moscoso acumuló en su persona no sólo los títulos de marqués de IV Leganés y de III Morata de la Vega, junto con los señoríos de Morata y Perales. Además, era titular del ducado de San Lúcar la Mayor, de los condados de Monteagudo, Arzacollar y de Lodosa y del marquesado de Poza y de Almazán. En las siguientes generaciones, esta acumulación de títulos y privilegios señoriales convertirían a los primogénitos de la casa de Altamira en los miembros de la nobleza con mayor número de títulos, incluso por encima de la misma casa de Alba.



*De hecho, las deudas asociadas a la casa de Altamira, sucesora en el señorío de Morata de los marqueses de Leganés, se prolongarían -y aumentarían hasta límites difíciles de hacer frente- hasta bien entrado el siglo XIX cuando, con el permiso real preceptivo, los administradores y responsables del condado de Altamira y títulos asociados, se vieron obligados a vender no sólo los bienes inmuebles en el campo y en zonas urbanas, como en el caso de Morata y Perales. También salieron al mercado otros activos asociados a la familia desde varios siglos anteriores como fue el caso de la fabulosa colección de pintura creada por el I marqués de Leganés, de la que una buena muestra se colgó durante varios años en el palacio condal situado junto a la iglesia de Morata.

**En próximas semanas publicaremos el documento con las capitulaciones matrimoniales (arras, derechos…) que firmaron los contrayentes de esta triple boda entre miembros de la alta nobleza española.


Fuentes y bibliografía:

  • La derrota del partido austracista y los votos del Consejo de Estado de julio de 1700 ante la conflictiva sucesión de Carlos II. Rafael Cantero Bonilla. Director Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño. Codirectora Marina Torres Arce. Curso 2016 / 2017.

  • Boletín de la Academia de la Historia. Tomo XCVIII. Cuaderno I. Enero-marzo de 1931. Documentos referentes a las postrimerías de la Casa de Austria en España.

  • Historia de las guerras civiles de España. Biblioteca de escritores aragoneses, Tomo IV. López de Mendoza y Pons, conde de Robres. Imprenta del Hospicio Provincial. Zaragoza, 1862.

  • Instauración dinástica y reformismo administrativo: la implantación del sistema ministerial. María Victoria López-Cordón. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Historia Moderna. Ciudad Universitaria. 28040 Madrid.

  • La guerra de sucesión de España, 1700-1714. Alvareda Salvado, Joaquím. Crítica. Madrid, 1968.

  • Historia general de España desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. Modesto Lafuente. Tomo VI. Parte III. Dominación de la Casa Borbón. (Libros VI, VII y VIII. Editado por Javier Martínez. Madrid, 1857-58

  • Luis Manuel Fernández, Cardenal Portocarrero (1635-1709). Regente de España. Manuel Muñoz Rojo. Programa de Doctorado: Historia e Historia del Arte y Territorio. Director: Don José Manuel de Bernardo Ares. Codirector: Don Juan Antonio Sánchez Belén. Uned, 2017.

  • Las bases políticas de la guerra de Sucesión en Andalucía: el alcalde mayor Rodrigo Caballero Illanes (1701-1740). Julio Martínez López. Erebea, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, nº 9-2019.

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  • Entre la conveniencia y la convicción. La construcción de redes de oposición en la Guerra de Sucesión Española. González Mezquita, María Luz (2009). XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche.

  • Bernard Renau d’Éliçagaray en España durante la Guerra de Sucesión. Manuel-Reyes García Hurtado. Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia. Universidade da Coruña, 2021.

  • Poder e influencia política de una reina de España durante la Guerra de Sucesión: María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V. Memoria para optar al grado de doctor presentada por José Antonio López Anguita. Directora-Carmen Sanz Ayán. Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografía e Historia. Madrid, 2016.

  • España bajo el reinado de los Borbones. Guillermo Coxe. Tomo I. Establecimiento tipográfico de D. F. de P. Mellado, editor. Madrid, 1846.

  • El conde de Ursell la financiación de la reforma de la Guardia Real (Siglo XVIII)- Thomas Glesener. Chronica Nova, 40. 2014.

  • La Monarquía de Felipe V, la casa del rey. Universidad Autónoma de Madrid. Trabajo presentado para la obtención del título de Doctor por D. Marcelo Luzzi Traficante. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Historia Moderna. Dirigido por el Prof. Dr. José Martínez Millán. Madrid, 2014.

  • La España de los Borbones, desde antes de la muerte de Carlos II hasta la abdicación de María Cristina en Valencia. González de Carvajal, José. Tomo Primero. Sociedad Poligráfica. Madrid, 1842.

  • La invención de las noticias. Las relaciones de sucesos entre la literatura y la información (siglos XVI-XVIII). Ciappelli, Giovanni y Nider, Valentina (eds). Università degli Studi di Trento-Dipartimento di Lettere e Filosofia.

  • Archivo Histórico de la Nobleza. (BAENA, C.222, D.75-82).

  • Archivo Histórico de la Nobleza. (BAENA, C.222, D. 89-93).

  • Pérez Preciado, José Juan. El marqués de Leganés y las artes. Tesis doctoral. Universidad Complutense. Facultad de Geografía e Historia. Madrid 2010.





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