viernes, 1 de abril de 2022

Morata, tierra de viñas y de vino (VIII)

El partido judicial de Chinchón cultivaba alrededor del 40 por ciento de las viñas madrileñas en el siglo XIX

En Morata, en estos años, un tercio del término municipal estaba plantado de viñas (1.560 hectáreas)


En las semanas anteriores hemos tratado sobre la extensión de terrenos dedicados a la vid, quiénes eran los mayores propietarios y cultivadores de viñedo, los distintos sistemas de explotación o la existencia de numerosos lagares y bodegas en el casco urbano de Morata. A partir de la entrega de hoy analizaremos la situación de la vitivinicultura en Morata en el siglo XIX. Fue esta una época boyante en la que el cultivo de la vid vivió una época de expansión en Morata y en toda la comarca que entonces se agrupaba en torno al partido judicial de Chinchón.

Este momento de expansión de la vitivinicultura en Morata y su comarca tuvo su reflejo en varias publicaciones que recogieron, desde mediados de siglo, la situación de este cultivo y esta  agroindustria en la provincia de Madrid. Particularmente interesantes para  nuestro análisis resultan dos de estas obras, la Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo, de Eduardo Abela (1876), y Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas, de Fernando Ortíz Cañavate (1881).
Ambos trabajos responden a un momento histórico en el que desde distintas instituciones, ya fuera el ministerio de Fomento o las diputaciones provinciales, se intentaba obtener un diagnóstico lo más aproximado posible de un sector, el primario, que entendían básico para el desarrollo del país y de una gran parte de su población, por entonces dependiente de la agricultura y la ganadería y asentada en el medio rural.
Una de estas publicaciones, el Interrogatorio de Ortiz Cañavate, se centró muy específicamente en los cultivos de cereales, olivo y vid, y nos ofrece hoy la posibilidad de recuperar datos suficientes para analizar cuál era la situación de la viticultura en el partido judicial de Chinchón y, particularmente, en Morata de Tajuña. Por el sistema empleado en su elaboración y toma de datos, el Interrogatorio nos permite determinar asuntos clave como los tipos de vid más comunes, las  labores más habituales en el viñedo  y un punto capital como cuantificar las extensiones dedicadas al mismo en cada uno de los municipios de la provincia de Madrid y, específicamente, en el partido judicial de Chinchón.
Para analizar la importancia del viñedo resulta muy significativa la relación de la superficie agrícola que se destinaba a este cultivo en cada uno de los partidos judiciales en los que estaba organizada administrativamente la provincia de Madrid en torno al año 1881:
Alcalá de Henares, 9.776 hectáreas.
Colmenar Viejo, 6.208 hectáreas.
Getafe, 5.378 hectáreas.
Navalcarnero, 5.943 hectáreas.
San Martín de Valdeiglesias, 6.110 hectáreas.
Torrelaguna, 2.003 hectáreas.
Chinchón, 23.089 hectáreas.
Según estos datos, la comarca del sudeste madrileño prácticamente cuadriplica, en números redondos, la superficie de viñedo del resto de comarcas madrileñas, con la excepción de la de Alcalá de Henares que, no obstante, no supone ni el 40 % de los viñedos  que se cultivaban en el partido judicial de Chinchón en esos años. Ninguna sorpresa producen estas cifras si pensamos que la comarca delimitada geográficamente por las vegas del Tajo y el Tajuña  siempre fue, históricamente, la auténtica despensa de Madrid y como tal una de las más ricas de la provincia. Nada que ver, desgraciadamente, con la situación actual.
Fernando Ortiz Cañavate, el autor, a la vista de los datos, no tenía más remedio que resaltar la importancia de nuestra comarca en el cultivo del viñedo y su industria transformadora, destacando, tal como hemos reiterado en todas estas entregas del blog, cómo la producción de vino, producto final de los viñedos madrileños, se destinaba en su mayor parte a la capital:
(…) Los totales de las relaciones citadas nos indican la importancia del cultivo de la vid en cada uno de los siete partidos judiciales de la provincia. En efecto, como puede verse, el partido de más importancia respecto a dicho cultivo es el de Chinchón, donde se encuentran los renombrados pueblos de Arganda, Chinchón, Morata, Colmenar de Oreja y otros, que, como de todos es sabido, se dedican especialmente a la fabricación de vino, que goza de justa fama y que casi en su totalidad se consume en esta capital (…).
También resulta muy interesante comprobar los datos a nivel local de los pueblos del partido judicial de Chinchón. Entre ellos destaca Arganda del Rey que, con 4.688 hectáreas de viñedo, era el pueblo con más superficie dedicada a este cultivo de toda la provincia de Madrid. Chinchón, con 4.217 hectáreas;  Colmenar de Oreja, 3.201 hectáreas, y Morata, 1.560 hectáreas, ocupaban los siguientes lugares en la relación de localidades incluidas en el Interrogatorio de Fernando Ortíz Cañavate.  
Ya con cifras más próximas a las 1.000 hectáreas se situaban Valdaracete,  1.350 hectáreas; Belmonte de Tajo, 1.175 hectáreas; Perales de Tajuña, 1.085 hectáreas, y Villarejo de Salvanés, 1.003 hectáreas.
Finalmente, concretamos cómo se distribuían las 1.561 hectáreas de viñedo que se contabilizaban en Morata. Esta cifra, muy elevada si tenemos en cuenta que el término municipal de Morata, en total, ocupaba y ocupa 4.500 hectáreas, significa que, en 1881, un tercio de todo el territorio morateño estaba plantado de viñas, bien fueran de secano, de regadío o en combinación con otros cultivos, especialmente, el olivar*.  
Más en concreto, el viñedo se distribuía en 207 hectáreas de regadío (en el siglo XVIII unas 60 ha) a las que había que añadir 1.354 hectáreas de secano (224 hectáreas de viña y 1.130 de viña-olivar). Destacamos de estas cifras algo que ya comentamos al tratar el cultivo del olivar en Morata, las 1.130 hectáreas de cultivo combinado de olivar y viña, y también las 224 hectáreas de viña de regadío. Sobre estas viñas de riego, afirmaba el autor del Interrogatorio sobre la agricultura madrileña:
(…) Debo hacer aquí notar la gran extensión que en este último pueblo, así como en los de Colmenar de Oreja, Morata de Tajuña y otros dedican al cultivo de la vid en riego, hecho que parece anómalo dada su proximidad a un centro de consumo de la importancia de esta capital, y la facilidad de las comunicaciones que con ella los unen, pues pudiera explicarse mejor que se dedicaran en general al cultivo de plantas de más valor y que exigen el auxilio del riego (…). (Sobre este asunto, reiteramos el hecho de que estas viñas de regadío resultaban muy rentables para sus propietarios, por su gran productividad. Otra cosa era la calidad de los vinos que producían, tal como analizábamos en pasadas semanas).


Labores y cultivo del viñedo en el siglo XIX
Las publicaciones que estamos citando en esta entrega resultan también muy  adecuadas para conocer cómo eran los sistemas de cultivo en esos años en Morata y en los pueblos vecinos. Estos sistemas de cultivo, con muy pocas variaciones, se mantuvieron durante décadas y llegaron prácticamente inalterables hasta la década de los sesenta, cuando la mecanización del campo, sobre todo con la aparición de los tractores, fue relegando a las yuntas de mulas -y al arado de reja- que habían sido imprescindibles desde los tiempos en que se introdujo el cultivo del viñedo. Tras el Interrogatorio a los agricultores de la provincia, el autor determinó que anualmente se daban a las viñas al menos seis labores de arado con la yunta de mulas (tres labores en las pocas viñas labradas a azadón: cava, bina y rebina). También aparecen en esta relación las denominadas mullas, una labor realizada a azadón y que se realizaba, como mínimo, una vez al año y que se completaba, meses después, con el calzado de las cepas para que conservaran la humedad del terreno.
En cuanto a la poda, labor fundamental a la hora de mejorar la producción del viñedo, se realizaba siempre en los meses en que se preveía que ya no se iban a producir heladas que mermaran el crecimiento de los sarmientos y la cosecha. Fernando Ortiz, basándose en las declaraciones de los agricultores, afirmaba que era habitual dejar diez pulgares y de una a tres yemas, según las cepas fueran más o menos grandes y más o menos vigorosas.
En otra de las obras que se ocupan de la agricultura madrileña en el siglo XIX, Estado de la agricultura en la provincia de Madrid, también se resalta, al igual que en trabajo de Ortiz Cañavate, la importancia del sector vitivinícola en el sureste de la provincia:
(…) La producción de la vid sobresale notablemente al S. E. de la provincia, como hemos tenido ocasión de anotar al ocuparnos de las regiones agrícolas. Los mejores vinos se obtienen en Colmenar de Oreja, Chinchón y Arganda(…). Calcúlase, sin embargo, que la producción de vino en la provincia no alcanza ni al tercio del consumo, viniendo de otras varias para cubrir el déficit (…).
De  nuevo, observamos que el potencial vitivinícola de la comarca se califica como el más destacado de la provincia, tal como se resalta en ambas obras, es insuficiente para cubrir la demanda de la capital. Eduardo Abela, por otra parte, también cita los sistemas de plantación del viñedo en la provincia, y refiriéndose a los de nuestra comarca, afirma:
(…) Donde el terreno se presta a la labor de arado plantan ancho, a distancia de 11 ó 12 pies, como sucede en Chinchón, en Morata de Tajuña y otros puntos, adoptando el sistema económico de cultivar la vid en gran parte de Castilla (…).
Sobre las labores anuales Abela reduce a cuatro las labores que se daban a las viñas:
(…) En Chinchón y Morata dan cuatro vueltas de arado de marzo a junio, y en abril cavan los ruedos de las cepas. No hacen alcorques y sólo deslechugan o despampanan las vides de las vegas (…). Además, añade:
(…) Las dos primeras labores podrían darse con arado de vertedera y las dos binas con alguna azada de caballo o con extirpadores de tres rejas) que permiten labrar por los interliños. Este cultivo saldría más económico que las cuatro rejas cruzadas que acostumbran en Chinchón y Morata
(…).
El trabajo sobre El Estado de la agricultura en la provincia de Madrid es especialmente interesante cuando trata las producciones de las viñas madrileñas y, en particular, de las viñas del partido de Chinchón. Según su autor, en Morata y en Chinchón, por cada cien cepas se recolectaban 920, 690 o 460 kilos según se tratara de tierras de 1ª. 2ª o 3ª calidad.
Por hectáreas, en la misma obra se cuantifican en 8.225, 5.988 y 4.112 kilos según las distintas calidades de tierra.
Finalmente, en los datos referidos a las vides, Eduardo Abela calcula el precio de venta de los viñedos así como su valor en renta. En los datos referidos a Morata aparecen los siguientes:
(…) En Chinchón, en Colmenar de Oreja y Morata de Tajuña se estima en 8 a 10 reales el valor de cada cepa, y rentan 1 real y medio por pie de riego, y medio  real en secano (…).
(…) el término medio de valor para la hectárea de viña en Chinchón, Morata de Tajuña, etc., en 8.046 reales y la renta anual de 894 reales (…).
La rentabilidad del viñedo, hasta real y medio por cepa y año en regadío, y medio real en secano, explica, junto al aumento de la superficie dedicada a viñas como ya hemos señalado, el momento que vivía este cultivo en Morata desde mediados del siglo XIX. A partir de la semana que viene trataremos sobre un aspecto fundamental del viñedo en Morata y la comarca, las distintas variedades de uva destinadas a la elaboración de vino. Estos trabajos de la vendimia y la transformación en vino de la cosecha de uva provocaban unas semanas de actividad trepidante en todos los pueblos del partido judicial de Chinchón.

 
*Recordamos que a mediados del siglo XVIII en Morata se catastraron un total de 550 hectáreas de viñedo (algo más del 11 % del término municipal) distribuidos en cultivos de regadío y secano. Aunque en estas cifras no están incluidas las parcelas en las que se combinaban viña y olivar resulta evidente que, en los 120 años que habían transcurrido desde la elaboración del Catastro de Enseñada, el viñedo se convirtió en un cultivo en franca expansión en Morata y también en la comarca que agrupaba el partido judicial de Chinchón).



Fuentes y documentación:
    • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.
    • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.
    • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.
    • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.
    • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.
    • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid.  Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.
    • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).
    • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.
    • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.
    • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.
    • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.
    • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.
    • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.
    • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.
    • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.
    • El patrimonio de los regulares madrileños  en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.
    • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.
    • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada. Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.
    • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.
    • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.
    • Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1876.
    • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.
    • Periódicos y publicaciones citados en el texto.


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