viernes, 23 de diciembre de 2022

Hidalgo Tablada, militar isabelino en la I guerra carlista

El catedrático de agricultura, escritor, periodista y alcalde y juez de Morata se dedicó a la milicia hasta el año 1842, cuando se retiró con el grado de alférez

Desde que iniciamos este proyecto sobre la Historia de Morata, hace ya más de 7 años, la figura de José Hidalgo Tablada ha aparecido en repetidas ocasiones en estas páginas. Su faceta como catedrático y auténtico pionero de las enseñanzas agrícolas en España; su dilatada trayectoria como escritor de monografías agrícolas de referencia y especialista en el periodismo agropecuario, así como los múltiples proyectos periodísticos de los que fue impulsor y destacado protagonista, y por último, su acceso a la alcaldía de Morata en dos periodos histórico distintos, ha protagonizado el blog en reiteradas entradas con las que intentábamos reflejar la figura de este vecino morateño, nacido en territorio francés pero radicado en nuestro pueblo durante varías décadas a partir de mediados del siglo XIX.



Afortunadamente, la importancia de la figura de José Hidalgo Tablada, y su propio trabajo intelectual a lo largo de tantos años, nos ha facilitado enormemente en estos años el trabajo de búsqueda de documentación sobre las distintas facetas vitales de este experto en agronomía y prolífico escritor, periodista y catedrático en Agricultura. Para completar su trayectoria vital existía un vacío, los años de su juventud y primera madurez, justo aquellos posteriores a su nacimiento en territorio francés, donde su madre estaba desplazada a causa de la situación de su marido –su padre, Rafael de Hidalgo, era prisionero de guerra de los ejércitos napoleónicos en la cárcel de la ciudad de Montauban, en el suroeste francés-.

Los datos sobre las primeras etapas de la vida adulta de José Hidalgo Tablada, los que corresponden a su etapa militar, los hemos podido localizar a partir del documento del que nos servimos la pasada semana para documentar el intento de catedrático de Agricultura de instalar en Morata una Escuela Agronómica en unos terrenos de su propiedad. Antes de que se produjera su ingreso en el ejército, sobre el que trataremos en esta entrega del Blog, Hidalgo Tablada residió en Baena, Lucena y Montilla, localidades de la provincia de Córdoba de donde eran oriundos sus padres.

El documento al que nos referimos, localizado en el Archivo Histórico Nacional en su sección del Ministerio de Hacienda, forma parte del expediente que recoge la Hoja de Servicios de Hidalgo Tablada en distintos departamentos y destinos en la administración española, así como los oficios que desempeñó en la misma desde diciembre de 1833, cuando se recoge el primer apunte, hasta marzo de 1856, cuando se emite el citado documento en la Junta de Hacienda de la Provincia de Ciudad Real.

De todo el extenso expediente, emitido a instancia del propio Hidalgo Tablada para certificar sus servicios a la administración con fines, entre otros de acceder a la pensión, nos interesa especialmente el periodo que cubre los años en que el futuro alcalde de Morata se dedicó a la milicia en unos años tan convulsos como los que siguieron a la muerte de Fernando VII, el nombramiento como reina de su hija, que reinaría como Isabel II, y el inmediato comienzo de la primera de las guerras carlistas que marcarían en España casi todo el siglo XIX.


Hoja de servicios de José Hidalgo Tablada (PARES-AHN, FC-Ministerio de Hacienda, 3402, Exp.223)

Ingreso en la milicia de Hidalgo Tablada

No resulta ni mucho menos casual que, quien sería a partir de su edad adulta un destacado intelectual con influencia en toda España, iniciara su trayectoria vital en su primera juventud como miembro de la milicia. No se puede desdeñar en la incipiente carrera militar de Hidalgo la influencia de su propio padre. Éste, protagonista y participante activo en la guerra de la Independencia que se había desencadenado a partir de 1808acabó prisionero en una prisión francesa, lo que provocó el nacimiento del propio Hidalgo en la nación vecina donde vivió sus primeros años, sin que conozcamos en qué momento regresó al país de sus progenitores.

Hidalgo Tablada ingresa como voluntario en el ejército español el 16 de octubre de 1834, a la temprana edad de 20 años. Unas semanas después, el 14 de noviembre del mismo año aparece ya registrado su primer destino militar: soldado en el Regimiento de Cazadores a Caballo de la Guardia Real.

Pese a su corta de edad, este ingreso en la milicia de Hidalgo Tablada no fue su primera experiencia laboral. Más o menos un año antes de ingresar en el ejército, un jovencísimo José Hidalgo ya figuraba como fiel de Rentas en las localidades de Rioseco (León) y Benavente (Zamora), cargos de los que dimitió para servir en la Guardia Real.

Hay que recordar que cuando Hidalgo Tablada se alista como voluntario ya ha comenzado la primera guerra carlista, desencadenada por la negativa del infante don Carlos a aceptar, tras la muerte de su hermano Fernando VII sin sucesor varón, el acceso al trono de su sobrina, Isabel II, y la regencia de su cuñada y viuda del rey, María Cristina de Borbón.

No tardaría Hidalgo Tablada en iniciar su carrera de ascensos en el ejército, con su nombramiento como cabo 2º en diciembre de 1834, justo después de su participación en una de sus primeras acciones de guerra en Castrofuerte (León). Tras esta primera toma de contacto con la guerra en los territorios del norte de la península, en la zona donde más fuertes eran las tropas carlistas junto con el noreste peninsular, Hidalgo intervino en 1835 en la batalla de Mendigorría (Navarra), donde consiguió una primera condecoración y los méritos suficientes para ser ascendido a sargento 2º por orden de Luis Fernández de Córdoba, general jefe del Ejército del Norte.

Ese mismo año de 1835 su Hoja de Servicios le sitúa en las acciones del castillo de Guevara y la retirada de Salvatierra, ambas en la provincia de Álava, y la entrada de las tropas leales a la reina en la localidad navarra de Estella. Continúo en el Ejército del Norte hasta mediados del año siguiente, 1836, cuando fue destinado al acuartelamiento de la villa madrileña de Vicálvaro.

Tras una brece licencia temporal, reingresó en el ejército y fue hecho prisionero, a primeros de 1837, por la facción carlista del general Miguel Gómez en la provincia de Córdoba, aunque logró escapar e incorporarse a la unidad de la Guardia Real en el cuartel de Madrid. Reintegrado el 5 de agosto al Ejército del Norte, participó en acciones que tuvieron lugar en la provincia de Guadalajara en las localidades de Santorcaz, El Pozo y Aranzueque. Por esta última batalla Hidalgo Tablada fue condecorado con la cruz de 1ª clase de la Orden Nacional y Militar de San Fernando. Hasta finales de diciembre de 1837 intervino en nuevos episodios de la guerra en las villas burgalesas de Retuerta, Villanueva del Carazo y Huerta del Rey y, ya en 1838, en los enfrentamientos por los vados del río Ebro de Zabalza y San Martín, frente al cabecilla carlista Basilio García. También estuvo presente cerca en los frentes que surgieron en localidades navarras de Olaz, Dicastillo y Legarda, municipio este último en el que nuevamente resultó prisionero del ejército carlista.

Por este episodio, Hidalgo recibió posteriormente las felicitaciones de sus superiores:

(…) por su comportamiento en la acción de Legarda ocurrida el 19 de septiembre de 1838 y que conteniendo un desfiladero fueron envueltos por fuerzas considerables, quedando prisionero (…), siendo conducidos juntos al depósito de (…) y durante esta época hasta que fue canjeado sufrió aquella suerte con la mayor resignación, observando la mejor conducta militar y política, y cumplió con exactitud las instrucciones (…) para conservar la moral y buen espíritu de la tropa prisionera, según se verificó con ventajas del servicio; no obstante el mal trato de los enemigos que aumentaba los padecimientos, multiplicado en aquella época con motivo de la represalias a que dio lugar el cabecilla Balmaseda. (…)

Hidalgo Tablada permaneció en esta situación de prisionero de guerra hasta que, en febrero de 1839, gracias a un intercambio, volvió a incorporarse al ejército del Norte ya como sargento 1º provisional, cargo que consolidó en mayo de ese mismo año gracias al nombramiento realizado por el comandante general de la Guardia Real. En abril de 1839 recibió una herida de bala en la acción de Arroniz (Navarra) lo que, según su Hoja de Servicios, no le impidió continuar hasta que se dio por concluida la acción. En los meses siguientes Hidalgo Tablada continuó sirviendo en el Ejército del Norte, en las provincias de Álava, Navarra y Guipúzcoa, donde logró una segunda cruz antes de ser trasladado, en el mes de marzo, al acuartelamiento de Madrid para servir en el Palacio Real, ya con la graduación de alférez –ya retirado le concedieron la de capitán- que le fue otorgada en junio de 1840 en atención a sus servicios y a lo méritos que ha contraído en la presente guerra.

Sus últimos destinos en la milicia los desempeñó a partir de 1841 en el 2º Regimiento de la Guardia Real de Caballería y en el cuartel de Vicálvaro donde se licenció el 16 de julio de 1842. Ya fuera del ejército, Hidalgo Tablada se dedicó a los estudios agronómicos y a ejercer como profesor en la Escuela Agronómica de Tudela, justo antes del año 1846, cuando accedió, por primera vez, a la alcaldía de Morata, en la que permaneció hasta el año 1850.

De su paso por la milicia, en su Hoja de Servicios, se destaca su conducta, calificada de ejemplar y muy comprometida con la legalidad que representaba la reina Isabel II:

(…) siendo empleado en Hacienda –se asegura en su expediente- dejó en 1834 el destino para servir en el ejército mientras durase la guerra pasada; que cuando ingresó en el arma de caballería era sargento de urbanos de dicha arma y prestó en ella algunos servicios; que su conducta en el ejército, según el informe del coronel del Cuerpo, fue cual correspondía a un hombre que dejó la carrera tranquila de la hacienda para entrar en la militar llena de azares y peligro.

(…) en 1842 se retiró y en lugar de ser gravoso al Estado, pidiendo recompensas a que era acreedor, se dedicó a la carrera agronómica en la que ha sido condecorado en 1849 con la Cruz de San Juan en vista del resultado en ensayo público con máquinas de su invención. También. ha desempeñado la cátedra de Agricultura de la Escuela Especial de Tudela hasta que habiendo dado autorización para crear una en esta provincia (…).



Fuentes y bibliografía:

  • Archivo Histórico Nacional, FC-Ministerio de Hacienda, 3402, Exp.223.

  • Real Academia de la Historia. DB-e.rah.es. (Consultado 20/12/2022).



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