viernes, 2 de diciembre de 2022

 

La gestión de las Tercias Reales del conde de Altamira en Morata (VI)

El administrador de la Casa era el responsable de la venta de los granos procedentes de las Tercias de Perales, Tielmes, Carabaña, Valdilecha, Arganda, Campo Real, Casasola y Morata.

Hasta la semana pasada hemos visto cómo llegaron a pertenecer a la Casa de Altamira las llamadas Tercias Reales de Alcalá de Henares, un porcentaje del diezmo eclesiástico que se cobraba desde la Edad Media a agricultores y ganaderos sobre los rendimientos de sus cosechas y ganados. También veíamos el beneficio económico que para los poseedores del señorío de Morata suponían, en las primeras décadas del siglo XIX, estos ingresos recaudados en todas las villas del Arciprestazgo de Alcalá. En la entrega de hoy blog analizaremos cómo se gestionaba en y desde Morata el almacenamiento y venta de estos cereales pertenecientes al conde de Altamira.



A diferencia de otros diezmos eclesiales, como los procedentes del vino, los corderos o los menudos, que se recibían en metálico, los agricultores pagaban los denominados diezmos pontificales –trigo, cebada, centeno y otros cereales- en especie. Esta costumbre, permitía que la Iglesia y el resto de beneficiarios de los diezmos contaran en su poder con un amplio stock de trigo y cebada para negociar en los mercados. A la vez, les exigía contar con un complejo sistema de gestión de estos cereales que había que transportar, almacenar, conservar y vender en las mejores condiciones posibles.

En el caso de los condes de Altamira, su condición de beneficiarios de las Tercias Reales del arciprestazgo de Alcalá y de propietarios, a la vez, del señorío de Morata, y de variados intereses en muchos pueblos de la comarca, propició que una parte de estos ingresos en especie procedentes se gestionaran durante muchos años desde la propia villa de Morata, donde la Casa de Altamira contaba con la infraestructura necesaria para almacenar los granos y con el personal de administración imprescindible para dar salida al cereal con las mejores condiciones económicas.

Los ocho pueblos de las Tercias Reales de Alcalá

Denominaremos así, como los ocho pueblos a las villas y lugares de donde procedían los granos de las Tercias Reales que se gestionaban desde Morata. Estos pueblos, todos ellos próximos a Morata, eran Perales de Tajuña, Tielmes, Carabaña, Valdilecha, Campo Real, Arganda, el término de Casasola, en Chinchón, y naturalmente, Morata. Para analizar cómo se gestionaba el trabajo con estos cereales hemos utilizado un extenso expediente, conservado en el Archivo Histórico de la Nobleza (AHN), al que ya nos referimos la pasada semana, con la referencia BAENA C-89, D.120-347, que recoge en sus 538 folios la amplia documentación generada en torno a este asunto.

El expediente reúne, básicamente, la correspondencia cruzada entre José Antonio Rayón, administrador de las Tercias Reales del arciprestazgo de Alcalá de Henares y residente en la ciudad complutense; el administrador y apoderado de los condes de Altamira en Morata, Domingo Morales, y un tercer e influyente personaje, el juez interventor de la Casa, encargado de gestionar frente a sus numerosos acreedores el patrimonio y los gastos e ingresos de los condes de Altamira.

Por la documentación del AHN que hemos analizado se desprende que es el juez interventor de la Casa de Altamira el que en todo momento marca las directrices que deben seguir tanto el administrador de Alcalá de Henares como el de Morata que, a su vez, dependía jerárquicamente de José Antonio Rayón. Cualquier decisión que adoptara Domingo Morales desde Morata dependía de Rayón y, sobre todo, del juez interventor. Éste era quien autorizaba todas las gestiones necesarias para vender al mejor precio posible los granos, el receptor de los ingresos generados por estas ventas y quien, en última instancia, exigía, supervisaba y aprobaba, en su caso, todos los recibos de ingresos y gastos que se generaron durante todo el proceso.

Y para comprender cómo era este proceso hemos analizado toda la documentación correspondiente a la campaña 1827-28 por ser la única que se conserva completa.

Según esta documentación, la campaña de 1827-88 no había sido de las mejores y hasta Morata llegaron desde los ocho pueblos 411 fanegas de trigo, 410 de cebada, 59 de centeno y 43 de tranquillón [mezcla de granos de trigo y centeno]: en total 923* fanegas, cantidad inferior a las más de 1.200 que, por ejemplo, se recaudaron en la campaña siguiente (1928-29).

Transporte, almacenamiento y venta de los granos

Estas 923 fanegas de granos –cada fanega, recordemos, equivalía a unos 55 kilos, aprox., de cereal, lo que suponía cerca de 55.000 kilos de trigo, cebada, centeno y tranquillón- debían trasladarse desde los pueblos respectivos a Morata para ser almacenados en las dependencias que el conde de Altamira disponía en la villa. El agricultor y trajinero Antonio Martínez era el encargado de realizar este transporte desde los distintos pueblos a Morata, concretamente a las cocheras de las mulas**, como denomina Domingo Morales al lugar donde se almacenaba la mayor parte de los granos recolectados de las Tercias Reales y que eran unas dependencias del palacio señorial de los condes de Altamira situadas en lo que actualmente conocemos como plaza de Espinardo y calle Picadero.

Antes de que Antonio Martínez se adjudicara*** el servicio de transporte hasta Morata de los granos presentó a Domingo Morales, para su aprobación previa y también para que el juez interventor de la Casa de Altamira autorizara el gasto, las pertinentes tarifas por su trabajo. Concretamente, en la documentación del AHN aparecen los siguientes precios:

Desde Perales de Tajuña, Casasola y Arganda del Rey a 1 1\2 reales por fanega y; desde Valdilecha, El Campo y Tielmes a 2, 1\2 reales por fanega, y desde Carabaña a 3 reales.

Con estas tarifas, por ejemplo, el traslado desde Perales a Morata de una remesa de 56 fanegas de trigo, 2 de tranquillón y 60 de cebada, importaron 160 reales que el administrador de Morata pagó, según recibo, a Antonio Martínez. Durante los meses en que se prolongó la campaña 1827-28 Domingo Morales abonó, con las debidas justificaciones 1.688 reales, por los portes del cereal desde distintos pueblos a Morata, según notificación enviada al juez interventor con fecha de 5 de mayo de 1828. En estos gastos también se incluyen los generados por el traslado desde la Tercia de Morata –lugar donde se almacenaba el grano de los diezmos eclesiales- a los locales de las cocheras de las mulas.

Sobre este traslado de los granos recaudados entre los agricultores de Morata hasta los almacenes del conde de Altamira, Domingo Morales informa al juez interventor:

(…) En el día de ayer hice conducir los granos correspondientes a las Tercias Reales de Alcalá, desde el pontifical de esta villa, al local destinado para su custodia y conservación en la casa de S. E. titulada Cocheras de mulas, consistentes en 122 fanegas de trigo y 93 de cebada (…) por lo que respecta al trigo es de buena calidad, siendo por consiguiente una lástima que no disfrute en el concepto público el mérito que debía dársele, porque generalmente se tiene por perdido todo grano que sale de la Tercia; más por el respectivo a la cebada es de ínfima clase, como lo he visto, por lo cual voy a disponer que inmediatamente se saque de aquel local para colocarla en otro de la misma casa que tiene la más que suficiente capacidad y disposición para ello, con el fin de que si se pica de palomilla o gorgojo no infeccione la excelente semilla de trigo, a que sin duda quedaría expuesta si permanece por algún tiempo en aquel (…) Morata, a 16 de febrero de 1828.

Las referencias a la calidad del trigo y resto de cereales aportados por los agricultores de Morata y el resto de pueblos para pagar los diezmos son una constante en la documentación de estos años. Hay que pensar que el administrador se refiere a unos granos recolectados en el verano del año anterior (1827) y que, en esos años, las condiciones de almacenaje no eran las mejores, lo que provocaba que no fuera extraña la aparición de insectos como el gorjojo o la palomilla que mermaba la calidad de trigo y cebada y afectaba a los precios de salida al mercado.

Las comunicaciones de Domingo Morales con el administrador de Alcalá de Henares y con el juez interventor en Madrid sobre los precios y la regulación del mercado de cereales en Morata son constantes durante todos los meses en que el grano estuvo a cargo del administrado.

En febrero, Morales se quejaba de la escasez de la demanda de trigo y sobre la cebada apuntaba que seria conveniente acelerar su venta en el presente mes [de febrero de 1828] en razón de que en abril y mayo brotan las yerbas de primavera y se aminora el consumo de la cebada por lo cual podría anunciarse su venta a 9 1\2 y si se notase poca saca se bajase a 9 según las circunstancias por estar expuesta a llenarse de palomilla (…).

A pesar de que Domingo Morales en muy raras ocasiones eludía el compromiso de remitir información sobre la venta del grano cada ocho días, el juez interventor no dejaba de recordarle su obligación de enviarle todos los datos relacionados con el grano de las Tercias Reales y, también muy importante, la remisión a la Depositaría de la Casa de Altamira en Madrid de los ingresos en metálico que se producían por la venta del trigo, la cebada, el centeno y el tranquillón.

Sobre este último asunto, la remisión de fondos para su control por parte del juez interventor, así como la notificación del estado de las ventas, Domingo Morales remite el 26 de marzo de 1828 una nueva nota a Madrid en la que informa que, pese a su mala salud, continúa con las gestiones para finalizar la venta de los granos:

(…) No obstante de que continúo bastante indispuesto de mi ataque al pecho y otras dolencias, que solo me han permitido con trabajo salir a misa estos días festivos, no he dejado por esto de promover la venta de granos (…) como hago ver por la adjunta nota, en que diariamente constan las facturas que se han expedido últimamente, cuyo producto con el de la cebada, de que di parte a V. I en 22 conservo en mi poder a disposición de V. I.

(…) Para tentar a promover su venta que se encuentra muy obstruida, las demás de granos en esta villa continúan también con bastante entorpecimiento, a causa de que se ha observado que en estos días pasados han traído trigo de Madrid, procedente de Castilla la Vieja, de muy buena calidad a 30 reales fanega que se ha despachado entre los panaderos de este pueblo, por manera que si no fuese por la suma abundancia que hay de estos granos como se toca por la experiencia ya hubieran subido en cantidades respetables porque el temporal es el más contrario que puede imaginarse por la sequía y aires fríos y constantes que aminoran la próxima cosecha, de que proviene que los tenedores de granos lejos de subir los precios lo minoran, como sucede con los de Don Ramón de Angulo, que ha tenido que bajar el trigo a 32 reales fanega desde 33 que le tenía anunciado al público (…).

Las quejas por la competencia de granos ajenos a las existencias almacenadas en las cocheras del conde de Altamira se repiten constantemente por parte de Domingo Morales como un argumento para rebajar el precio de unos granos que, según sus propias palabras, no podían competir en calidad con los que llegaban a Morata procedentes de Castilla la Vieja y de las compras de Ramón Angulo. Ramón Angulo era precisamente el comerciante madrileño que unos años antes había adquirido la propiedad del molino harinero, que permanecía en el patrimonio del conde de Altamira desde hacía siglos, además de un elevado porcentaje de sus propiedades rústicas en el término de Morata. Si hasta el siglo XVIII los Altamira había controlado el mercado de cereales en Morata, a la altura de 1828 la situación había variado notablemente.

Apunte sobre los granos de las Tercias Reales remitidos a Morata en 1a campaña 1827-28 (PARES, AHN BAENA, C.89, D.120-347)

Cierre de cuentas de las Tercias Reales de Alcalá en la campaña 1827-28

Llegado el mes de mayo, el juez interventor no dejó de apremiar al administrador de Morata para que acelerara la venta de las últimas fanegas de grano existentes en las cocheras del conde de Altamira. Morales, ya en junio, le responde que ha procedido a rebajas el precio de la fanega de trigo de los 30 reales a los que se vendía habitualmente a 24 reales. La nueva cosecha de cereal estaba a punto de llegar a las eras para ser trillada, y el grano del conde de Altamira, al que el propio administrador calificaba como residuo, difícilmente podría competir en calidad y precio con el trigo y la cebada cosechado en ese verano de 1828:

(…) expongo a V. I que si no le dado parte del estado de esta comisión ha sido porque con las explicaciones que tengo dadas a la intervención sobre los precios de granos en mis estados mensuales, con motivo de su recolección estaba eximido de dar otras noticias pues abierta la panera a 22 y 24 reales fanega para el residuo que queda (…) no se despacharía como ha sucedido, aunque lo hubiera puesto mucho más bajo, por darle los labradores a dichos precios, por manera que estando bien seguros de que aún cuando lo bajare a 4 o 6 reales fanega no avivaría por esto su salida, he dejado por estas causas de comunicar mis avisos a la intervención, así que prometo a usted de que luego que entre el mes de septiembre y me desenvuelva un tanto de los demás trabajos en que estoy entendiendo para cobro de censos, no obstante mi fatigosa enfermedad, fijaré cedula en la plaza para ver si puedo salir de dicho residuo. (…) Morata, 23 de agosto de 1828.

Habrían de pasar aún varias semanas para que Domingo Morales, aquejado de achaques de salud varios, según expresaba en sus cartas al juez interventor, diera cumplimiento a las exigencias de éste cuando le apremiaba la remisión de las cuentas generales en las que se reflejaran todos los gastos e ingresos relacionados con los granos de las Tercias Reales de Alcalá recolectados en los ocho pueblos.

El 8 de noviembre de 1828 Morales responde a la petición del juez y le anuncia en una carta la remisión de las cuentas generales de los ocho pueblos que se gestionaban desde Morata. Esta cuenta general aparece registrada en un documento de cuatro folios, fechado el día 5 de noviembre de 1828.

En este documento, en el apartado de cargos, o gastos, Domingo Morales apunta en primer 16.881 reales y 32 maravedíes que suman los recibos abonados por el administrador de Morata durante los meses en que se encargo de la venta del cereal y otros gastos añadidos hasta sumar 17.786 reales.

En cuanto a los ingresos, por la venta de trigo, de las tres calidades consignadas, 411 fanegas, se apuntan 10.857 reales; por la venta de 410 fanegas de cebada, 4.120 reales; por las 43 fanegas de tranquillón 844 reales y, finalmente, 764 reales ingresados por la venta de las 57 fanegas de centeno. En total, 18.264 reales, lo que dejaba una diferencia a favor del conde de Altamira de unos escasos 477 reales. (Hay que recordar no obstante que estas cifras corresponden sólo a los ocho pueblos en concepto de diezmos pontificales –trigo, cebada, centeno y tranquillón- y que no están incluidos los beneficios del resto de las localidades integradas en el arciprestazgo de Alcalá de Henares ni tampoco las Tercias Reales correspondientes a los diezmos delaavino, menudos y corderos que se cobraban en metálico y que no exigían los gastos de gestión del cereal percibido en especie.



*Para simplificar los datos hemos redondeado, en la mayoría de las ocasiones, las cifras en fanegas evitando, en la medida de lo posible, incluir medidas inferiores a la fanega como cuartillas o celemines.

 

** En la documentación también aparece en ocasiones la utilización de otras dependencias, en el antiguo picadero de los condes de Altamira, para almacenar grano. Se trataba de aquellos cereales, cebada sobre todo, que, por su mal estado y presencia de insectos como gorgojo o palomilla, podía infectar al resto y afectar a su precio de venta.



***Para comprender mejor el capítulo de gastos, la próxima semana trataremos sobre este capítulo y los morateños implicados en las gestión, transporte, almacenaje, venta y remisión de fondos a Madrid.

 

Fuentes y bibliografía:

  • La vida rural castellana en tiempos de Felipe II. Salomon, Noël. Ariel Historia. Barcelona, 1982.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio-Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (transcripción de las respuestas de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • La decimación del Arzobispado de Toledo (1508-1537).Gutiérrez García-Brazales. Toletum: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, nº 13. Toledo, 1982.

  • Archivo General de Simancas. Expedientes de Hacienda. Legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Catastro de Ensenada. Información hecha sobre el contenido de los artículos de Interrogatorio impreso. Registro General de las haciendas y efectos pertenecientes al estado seglar. Volumen 408. Pieza 2 y 6. Morata. Año 1751.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Catastro de Ensenada. Bienes pertenecientes al capítulo de eclesiásticos en Morata. Volumen 410. Morata, año 1751.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.158, D. 85-86.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA C-89, D.120-347.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA C-90, D.1560.









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