viernes, 27 de enero de 2023

 

Consumos, tributar por las cosas de comer, beber y arder (II)

En diciembre de 1871 Morata vivió un motín popular contra la subida de los tributos

El Ayuntamiento había aprobado el repartimiento entre los vecinos de un impuesto sobre el consumo y otros arbitrios para afrontar el déficit del consistorio

La entrada en vigor de la Contribución General de Consumos provocó varios motines populares contra este impuesto en distintos puntos del país prácticamente desde su instauración en 1845. Tras la revolución de 1854, estos motines se generalizaron, situación que se volvió a repetir cuando en septiembre de 1868 triunfó la revolución conocida como La Gloriosa. Como elementos más comunes en estas revueltas populares aparecen el protagonismo de las mujeres en las protestas, las manifestaciones frente a las casas consistoriales y fielatos de los pueblos y la intervención de la Guardia Civil en el control y apaciguamiento de los disturbios. En Morata se tiene noticia, al menos, de dos de estos motines populares contra el impuesto de consumos que gravaba los alimentos más consumidos y que afectaba, sobre todo, a las clases con menor poder adquisitivo. En la entrega de hoy recordamos el primero de estos motines, el que se vivió en diciembre de 1871.


Si el siglo XVIII se caracterizó por los denominados motines de subsistencias, provocados y alentados por los periodos en que la carestía del pan, como elemento imprescindible en la alimentación de las clases populares, provocaba el desabastecimiento y hasta el hambre en las familias, una centuria después fueron los impuestos indirectos, aquellos que gravaban el precio de los alimentos básicos, los que provocaron periódicamente revueltas y asonadas en ciudades y pueblos.

Cuando los alimentos más comunes como el pan, el tocino o las carnes más modestas como el carnero incrementaban su precio, el peligro de levantamientos populares contra la carestía de la vida subía peligrosamente y los organizadores tenían claro el enemigo al que enfrentarse: los ayuntamientos y su servicio de cobro de los odiados impuestos de consumos, aplicados como veiamos la pasada semana sobre las cosas de comer, beber y arder.

La Contribución General de Consumos, aprobada en 1845 tras la reforma fiscal del ministro liberal Alejandro Mon, implicó directamente a los ayuntamientos de todo el país en la gestión y el cobro de este impopular impuesto que, en el imaginario popular, solo servía para encarecer los productos más básicos usados en la alimentación y en la vida cotidiana de las familias que, además, también veían cómo se aplicaba esta contribución al carbón utilizado en las cocinas y para calentarse en épocas invernales.

A cambio de esta participación obligada en el cobro del impuesto de consumos, bien por administración directa o tras la subasta de la gestión y el cobro entre los particulares, los ayuntamientos, y también las diputaciones provinciales, podían acudir a recargar en un porcentaje determinado las cantidades asignadas por el Estado a cada municipio para la financiación de sus propios servicios o, en su caso, para el pago de sus deudas o el déficit en sus presupuestos.

En épocas de bonanza económica, las menos durante la vigencia del impuesto, el recargo de una cantidad al precio de los alimentos básicos podía ser una carga añadida asumible. Por el contrario, en periodos de carestía y de crisis económica cualquier incremento de los precios y el encarecimiento provocado por el impuesto de consumos era cuestionado por los partidos progresistas y directamente rechazado por las familias y los contribuyentes que, en ocasiones, se levantaban contra esta contribución que gravaba los productos básicos.

Los motines populares contra el impuesto de consumos, su generalización en todo el territorio nacional, aparece por primera vez en el bienio que sucede a la revolución de 1854 liderada por Espartero y O´donnnel. Curiosamente estos políticos, de tendencia liberal progresista, no eran los más favorables al impuesto, pero fue durante su mandato cuando se suceden por el territorio nacional los motines contra los consumos. Estas revueltas provocaron la suspensión temporal del impuesto pero su aplicación volvió a reinstaurarse ya en 1855 lo que provocó nuevos motines en los años siguientes. En esta oleada inicial de disturbios populares contra el impuesto aprobado por Alejandro Mon una década antes, no hemos encontrado que en el municipio de Morata o pueblos vecinos se organizara algún motín o protesta popular. No sucedería lo mismo cuando en 1868 triunfó la revolución de septiembre, La Gloriosa, que provocó entre otras consecuencias, la salida de España de Isabel II y la caída, momentánea, de la dinastía borbónica.

Como veíamos la pasada semana, el Ayuntamiento de Morata ya en el ejercicio fiscal de 1869 anunciaba el reparto del entonces denomina impuesto personal que, como diferencia primordial frente al impuesto de consumos al que sustituyó temporalmente, contemplaba el pago de los impuestos en distintos niveles que se fijaban en función de la contribución asignada a la vivienda que constituía la residencia familiar*.

Esta adecuación del impuesto de consumos al nivel de las rentas de cada familia no evitó, sin embargo, que en Morata se produjeran, por primera vez, disturbios para protestar por el impuesto personal unos meses después de la adopción de esta medida que trataba de adecuar, el menos sobre el papel, el pago del impuesto a la renta particular de cada familia. 


 
Noticia sobre el motín ocurrido en Morata aparecida en los periódicos La Discusión y La Regeneración (Fuente: BNE, Hemeroteca Digital Hispánica)

Repartimiento del impuesto y motín popular en Morata

Desde el año 1870, y durante todo el año 1871, la situación del Ayuntamiento de Morata obligó a adoptar medidas excepcionales para paliar el déficit económico que arrastraba el consistorio. El 10 agosto de 1870, según publicaba el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, el Ayuntamiento acordó un repartimiento general –un impuesto- entre todo el vecindario. Este recurso al repartimiento extraordinario era el habitual y el más utilizado por los ayuntamientos y otras administraciones cuando trataban de afrontar sus apuros económicos. Según el texto del anuncio publicado en el Boletín Oficial de la Provincia este reparto se haría proporcionalmente a la riqueza de cada vecino, de ahí la necesidad de hacer una declaración particular de cada uno de estos vecinos de Morata sobre sus rentas:

(...) estando acordada por el Ayuntamiento y asociados la ejecución de un repartimiento general entre todos los vecinos y hacendados en razón de los medios o facultades de cada uno, para cubrir en parte los servicios del presupuesto municipal del presente año económico, por no alcanzar los recursos acordados, es llegado el caso de que los contribuyentes vecinos y forasteros determinen y hagan, en el improrrogable término de ocho días, la declaración de la renta o utilidades anuales de que por termino medio disfruten (...).

Para hacer frente a esta obligación, todos los vecinos, bajo apercibimento de sanciones, debian rellenar un impreso con esta declaración de rentas que serviría para realizar el repartimiento anunciado por el Ayuntamiento.

En base a esta declaración individual de cada vecino unos meses despues, el 12 de noviembre, el Ayuntamiento de Morata anuncia la exposición de las listas del repartimiento que correspondia a cada uno de estoss vecinos.

A pesar de estas medidas extraordinarias anunciadas y puestas en práctica durante el año 1870, la situación económica del Ayuntamiento de Morata no debía de haber mejorado mucho en el ejercicio siguiente. En 1871, el 31 de mayo, se anuncian repetidamente en el periódico oficial nuevos arbitrios, como el de pesos y medidas, arrendado por un importe de 3.000 pesetas, que se unen a los impuestos habituales como la temida contribución.

En estos meses del verano, se produce el relevo en la alcaldía de Morata. El alcalde electo, Ramón de Soto, es sustituido por Paulino Sánchez debido a una enfermedad que le obligó a abandonar la alcaldía y trasladarse a Madrid para su tratamiento**. Sus últimos actos y disposiciones en el Ayuntamiento de Morata corresponden a julio de ese año de 1871.

El cambio de alcalde, sin embargo, no significó que las medidas extraordinarias para solucionar la situación económica del consistorio se modificasen. El impuesto de un repartimiento extraordinario de todos los vecinos, desde su aprobación el año anterior de 1870, y el nuevo alcalde, Paulino Sánchez, sustituto accidental de Ramón de Soto, continuó con la misma política fiscal de su antecesor según se desprende de los anuncios y disposiciones oficiales publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid. Así, por ejemplo, el 9 de diciembre de 1871, Paulino Sánchez firma el acuerdo por el que se renueva el repartimiento extraordinario y una semana después, el 18 de diciembre, se publica un edicto en el que se recordaba a los vecinos sus obligaciones fiscales con el consistorio:

(…) se ha señalado los días 19 a 23 del presente mes de diciembre para la recaudación del primer y segundo trimestre del repartimiento general practicado para cubrir el déficit del presupuesto municipal del presente año económico (…).

Tan apurada debía ser la situación económica del Ayuntamiento que, entre ambos anuncios del alcalde sobre el pago del repartimiento, Paulino Sánchez anuncia en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid que el consistorio ha acordado la creación de un nuevo impuesto extraordinario y provisional que gravaba las matanzas en los domicilios de los morateños. Así se anunciaba en el periódico oficial este nuevo arbitrio municipal:

(...) el establecimiento de derechos módicos sobre el degüello de reses lanares , cabrio, vacuno y de cerda por un tiempo de seis meses (…). En el anuncio también se anunciaba la subasta para el arriendo del cobro de este impuesto.

Fuera por la creación de este nuevo impuesto, o por la suma de cargas fiscales extraordinarias, o por ambas circunstancias, lo cierto es que el descontento de los vecinos de Morata se puso de manifiesto en los incidentes que se produjeron en los últimos días de ese año de 1871 cuando protagonizaron el primer motín del que tenemos constancia. El diario La Discusión publicaba, unos días después de producirse los hechos, una reseña sobre el levantamiento popular:

Los vecinos de Morata de Tajuña se amotinaron el lunes en el momento de procederse al cobro del impuesto municipal.

El alcalde que se hallaba en la plaza trató de detener a los promovedores [sic] de la asonada; pero acometido bruscamente a palos y pedradas, tuvo que refugiarse en la casa Ayuntamiento.

Restablecido el orden, se están practicando las oportunas diligencias por el juzgado municipal. (La Discusión, 30 de diembre de 1871).

Otro periodico madrileño, La Regeneración, periódico católico-monárquico, publicaba el mismo día del 30 de diciembre de 1871 otra gacetilla sobre los sucesos de Morata:

(…) Por carta que anteayer recibimos sabemos que el lunes último a las tres de la tarde se promovió un ruidoso tumulto en el pueblo de Morata, perteneciente a esta provincia.

Según nuestras noticias, la causa del suceso fue al tratarse de llevar a efecto por el alcalde el cobro de cierto reparto municipal, a lo que se opusieron algunos vecinos reunidos en la plaza, dando voces en sentido de resistirse al pago (…).

Aunque en ninguna de las dos noticias se informa sobre el día exacto de los incidentes, parece que estos se desarrollaron el lunes 23 de diciembre, justo un día antes de la celebración de la Navidad.

En cualquier caso, la oposición de los vecinos a estos nuevos impuestos y al repartimiento extraordinario del impuesto personal no influyó sobre la vigencia posterior de estos arbitrios durante los meses siguientes, lo que nos indica que la situación económica del Ayuntamiento seguía sin mejorar***. Sólo unos meses después del motín, el 4 de marzo de 1872, el Boletín Oficial publicaba el anuncio del repartimiento del impuesto extraordinario entre los vecinos, un nuevo repartimiento, ya con Benito Sánchez Bravo como alcalde en sustitución de Paulio Sánchez.

Sobre las consecuencias legales del motín, no hemos encontrado referencias. Sí qué está documentado que unas despues de este primer motín, en 1906, Morata asistió a nuevos incidentes provocados por la oposición de los vecinos al impuersto de consumos.


*Recordamos que ya en 1868 el impuesto de consumos fue sustituido por un impuesto personal en el que cada vecino aportaba una cantidad en función de su renta, calculada a partir de contribución de la vivienda de su propiedad o en alquiler:

Don Benito Sánchez Bravo, alcalde primero popular de esta villa de Morata de Tajuña:

Hago saber: que estando confeccionado el reparto del importe que por el actual trimestre corresponde a esta villa por el impuesto personal creado en sustitución de la contribución de consumos, se tiene de manifiesto en la secretaria del ayuntamiento por el término de 15 días para que los contribuyentes puedan enterarse y reclamar de agravio si lo hubiere.

Para el Tesoro 8.685 reales

Recargo de 45 por ciento para fondos municipales 3.908

Ídem de 45 por ciento para fondos provinciales 3.908

8 por ciento de esta suma por repartimiento y cobranza 1.320

Total repartido: 17.822 reales (sin céntimos).

Se han dividido los contribuyentes en diez categorías de esta forma:

Primera de los que pagan de 60 a 100 reales de alquiler de casa anual; segunda de 101 a 200, y así sucesivamente hasta la décima y última de 901 a 1000: han resultado 1.191 cuotas y un cuarto, y ha salido gravada cada una a 14 reales 97 céntimos.

Morata de Tajuña, 29 de noviembre de 1868. Benito Sánchez Bravo.

(Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 1 de diciembre de 1868).



**Unos días después de producirse en motín, Ramón de Soto se dirigió personalmente a la redacción del diario El Imparcial, en Madrid, para aclarar que nada había tenido que ver en relación con esos sucesos:

El señor D. Ramón de Soto, alcalde primero de Morata se ha acercado a nuestra redacción rogándonos hagamos constar que es completamente ajeno a los sucesos ocurridos últimamente en aquel pueblo y de que hemos dado cuenta, puesto que hace tres meses se encuentra enfermo en esta capital. (El Imparcial, 1 de enero de 1872). Ramón de Soto y Salgado, uno de los primeros alcaldes electos por sufragio popular, fallecería en Morata en octubre de 1872. Nacido en la localidad de Castro de Candelas (Orense), estaba casado con Eugenia Fernández, natural de Morata. (Mi agradecimiento a Carmela Franco, juez municipal, por facilitarme estos datos).



***La única fuente a la que hemos tenido acceso sobre las cuentas municipales es el Anuario Administrativo y Estadístico de la Provincia de Madrid para el año de 1868.

Según esta publicación el presupuesto del año 1868 contemplaba 5.624,916 escudos en gastos, ingresos por un importe de 2.624,441 escudos y un déficit de 3.011,475 escudos. (El escudo fue una moneda que se utilizó como unidad monetaria justo hasta el año 1868, cuando fue sustituida por la peseta. El escudo de plata se acuñó durante el reinado de Isabel II y tenía un peso de 12,5 gramos de plata).





Fuentes y bibliografía:

  • El cupo de consumos y el consumo de mercancías en Alcalá de Henares: 1868-1936. Simón Arce, Rafael Simón. Actas de las VII Jornadas de Castilla-La Mancha sobre investigación en archivos. Guadalajara, 2005. Vol 1. 2007.

  • Anuario Administrativo y Estadístico de la Provincia de Madrid para el año de 1868. Diputación Provincial de Madrid. Ofician Tipográfica del Hospicio. Madrid, 1869

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario