miércoles, 23 de marzo de 2016

La Casa de Altamira en Morata (III)


Vicente Isabel Osorio de Moscoso y Álvarez de Toledo (XIII conde de Altamira, señor de Morata 1816-1837)

Entabló pleitos con el concejo de Morata para defender sus derechos señoriales en la villa

Las deudas económicas le obligaron a iniciar un proceso de venta de muchas de sus propiedades en Morata

Vicente Isabel Osorio de Moscoso y Álvarez de Toledo nació en Madrid en 1777 y fue hijo primogénito del primer matrimonio de su padre, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso, con María Ignacia Álvarez de Toledo. En su juventud  sufrió las represalias de los franceses que, tras apresarlo en Madrid, le confinaron en la fortaleza de Fenestrelle, en los Alpes Franceses. Allí permaneció los años de duración de la guerra de la Independencia en represalia por la actitud contraria a Napoleón de su padre, el XII conde Altamira. De ideas liberales, ocupó distintos cargos heredados de la familia en la corte de Madrid e, incluso, pese a su oposición inicial, fue nombrado caballerizo mayor por Fernando VII en 1822, en pleno Trienio Liberal. Con el giro radical que sufrió la situación española tras la llegada a España de los llamados Cien mil hijos de San Luis en apoyo de la política reaccionaria de Fernando VII, Vicente Isabel Osorio de Moscoso sufrió la represión de Fernando VII cuando el monarca le retiró el cargo de gentilhombre y la grandeza de España. Su hijo intentará que el monarca absolutista le rehabilitara pero sin conseguirlo y, únicamente con la muerte de Fernando VII en 1833, conseguiría Vicente Isabel Osorio de Moscoso ser rehabilitado en sus cargos.
Vicente Isabel Osorio de Moscoso en un cuadro de Francisco de Goya

Se casó con María Luisa de Carvajal Vargas y Queralt, hija a su vez de José Miguel Carvajal y Vargas, duque de San Carlos, y de su segunda mujer María Eulalia de Queralt, hija del marqués de Santa Coloma. Ocupó el señorío de Morata hasta el año de su muerte, en 1837, cuando le sustituyó su hijo, Vicente Pío Osorio de Moscoso, XIV conde Altamira.
Como hijo de una de las familias más poderosas de España, el XV conde de Altamira pasó también a la historia de la pintura de España al servir como modelo de una de las obras más destacadas de Francisco de Goya, para quien posó en un cuadro que se conserva en el Museo del Prado.
El 28 de agosto de 1816 accedió al señorío de Morata como primogénito de su padre, pero ya esta institución, seriamente cuestionada por las ideas políticas del momento y legalmente abolida por la Constitución de Cádiz, no sería sino una fuente de litigios judiciales y legales que obligó a muchas casas de la nobleza española a dedicar ingentes cantidades de fondos para defender unos derechos procedentes del Antiguo Régimen y que eran discutidos por los concejos vecinales.
No obstante, la política regresiva hacia los derechos ciudadanos de Fernando VII, contraria al avance de las ideas liberales dio argumentos a la nobleza titulada para defender lo que consideraban derechos históricos de sus familias ante los concejos. Vicente Isabel, al hacerse cargo de la jefatura de la Casa de Altamira, emitió una circular dirigida a todos sus administradores dándoles instrucciones en este sentido:
Habiendo fallecido a las nueve de la mañana del día 26 del corriente el Excmo. Marqués de Astorga [conde de Altamira], mi amado padre, y tomado yo aquí judicialmente posesión de todos sus estados para que tú lo hagas en mi nombre de todas cuantas rentas, fincas y derechos me corresponden están comprendidos en esa administración de tu cargo (…) [he resuelto] que todos mis administradores continúen en sus respectivos destinos, cumpliendo con la remisión de mensualidades y fondos que les están asignados en la forma prevenida, advirtiéndose que verificada la citada toma de posesión, me remitan dichas diligencias originales, para custodiarlas en el archivo de mi casa y estados.
Madrid, 28 de agosto de 1816
Archivo Histórico Nacional-sección Nobleza-BAENA-C 202-D-49
Pleitos y ventas en Morata
Intentaba así Vicente Isabel Osorio de Moscoso defender sus derechos nobiliarios repartidos por todo el territorio nacional y, por supuesto, también en Morata. La concreción de estos derechos económicos, señoriales y territoriales generaban la mayoría de los ingresos de las casas nobiliarias españolas pero también exigían unos costosísimos gastos de administración que, en muchas ocasiones, no compensaban unas cantidades económicas que habían mermado al tratarse de derechos muy antiguos y afectados por la inflación. Si a esto unimos los gastos suntuarios de las familias de la nobleza y, como ya hemos indicado, los gastos derivados de los procesos judiciales para defender sus derechos frente a vecinos y concejos, la Casa de Altamira entró en una dinámica de deudas que ya marcaría todos los años del siglo XIX hasta la total desintegración de su patrimonio.
La confirmación de que el marqués estaba dispuesto a defender los privilegios del señorío se manifestó con el nombramiento de alcalde mayor, un cargo que llevaba aparejada la impartición de justicia en primera instancia y que correspondía a una persona nombrada por el titular del señorío. En estos años, este puesto fue ocupado por Antonio Evaristo de Haro, un funcionario nombrado por Isabel Ventura Osorio de Moscoso, que se enfrentó en numerosas ocasiones a los vecinos y a los miembros del concejo de Morata y que, además, mantuvo un largo pleito con los vecinos de Perales que se negaron a reconocer su autoridad ante su pretensión de hacerse cargo en la villa vecina de la alcaldía mayor.
Petición al archivo de Altamira para que elabore un informe sobre sus derechos en Morata

En 1816, el concejo inicia las reclamaciones al conde de Altamira para recuperar los derechos de medida asociados al de fiel almotacén que habían correspondido tradicionalmente a los poseedores del señorío desde los tiempos del I marqués de Leganés. Fue un pleito que se extendió en el tiempo y que todavía en la década de 1830 no se había sustanciado en una sentencia firme pero que en primera instancia tomó en cuenta los argumentos del conde de Altamira.
En el Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza BAENA-C-98-D.293-371 se conserva un documento que, todavía en vida del anterior marqués, refleja parte de los emolumentos cobrados por el abogado de la Casa de Altamira en este pleito sobre el arbitrio de enaldar y cargar en Morata y recurso al Consejo y escrito de demanda para pago de maravedíes contra la villa de Morata.
Este pleito requirió todo el esfuerzo de los abogados del conde de Altamira y de los empleados de su archivo para intentar demostrar ante la justicia la pertenencia a la Casa de los derechos reclamados por los vecinos y el concejo de Morata. En 1817 el archivo del conde de Altamira emitió un informe, el 16 de abril, relativo a los oficios enajenados de la Corona que pertenecen a S. E., cuales son el de escribano de número y ayuntamiento, fiscal, contador, medidor, corredor y fiel almotacén de las villas de Leganés, Morata y Perales de Tajuña, cuyo derecho de nombrarlos fue confirmado por Real Cédula de 6 de junio de 1803 y pagado su valimiento.
En este informe, el encargado del archivo de Altamira certifica que la Real Cédula confirmó al Excmo. Marqués conde duque (en paz descanse) padre de V. E. el derecho de nombrar escribanos del número y Ayuntamiento, fiscal, contador, medidor, corredor y fiel almotacén en las villas de Leganés, Morata y Perales de Tajuña mediante el pago de 23.600 maravedíes que le fueron regulados por el valimiento sobre oficios enajenados de la corona establecido en Real Decreto de 6 de noviembre de 1799 (Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza-BAENA, C.222, D.16-40).
Naturalmente, este pleito en uno de los lugares de señorío de la Casa de Altamira poco podía influir en el conjunto de las finanzas de la casa condal, pero esta situación se repitió por todo el territorio y, en consecuencia, estos procesos judiciales empeoraron la situación económica de Vicente Isabel Osorio de Moscoso, ya muy mermada como apuntamos por las consecuencias de la Guerra de la Independencia.
Esta crisis económica se afrontó por parte de los titulares de la Casa de Altamira, ya desde el XII conde Altamira, con una política de endeudamiento que a la larga lastró cualquier posibilidad de saneamiento del inmenso patrimonio de los condes y que les obligó a deshacerse de las propiedades acumuladas por sus antepasados. De estas ventas nos interesan, sobre todo, las que se produjeron en Morata a partir de 1820. En esta fecha, con el obligatorio y necesario permiso real para enajenar bienes vinculados, Vicente Isabel Osorio de Moscoso comenzó un proceso de venta de sus propiedades en Morata que afectaron a sus fincas en la vega y en el llano de Morata, al molino harinero y al patrimonio artístico reunido por su antepasado, el I marqués de Leganés, iniciador de la colección de pintura que, en una parte muy destacada colgaba de las paredes del palacio de Morata de los condes de Altamira.
 El 14 de julio de 1820 el Diario de Madrid publicaba el primer anuncio de venta de las propiedades rusticas del conde Altamira en Morata:
Consecuente con la Real facultad que está concedida al Excmo. Señor marqués de Astorga [y conde de Altamira] para vender fincas vinculadas y con su producto satisfacer a los acreedores del Excmo. Sr. su difunto padre, se ha mandado por providencia del Sr. D. Julián de Sojo, ministro togado honorario de la audiencia territorial de esta provincia de Madrid, y juez de primera instancia, refrendada por D. Claudio Sanz, escribano de número, sacar a publica subasta porción de tierras de riego, sitas en la vega de Morata y son las siguientes (…).
La extensa relación de propiedades del conde de Altamira en el llano y en la vega de Morata exigió que la relación de fincas hubiera de publicarse en sucesivos días desde el 14 de julio hasta el 28 del mismo mes, ambos incluidos. El último día de publicación del anuncio de subasta se señalaba también que:
(…) quien quisiere hacer postura a cualesquiera de las referidas tierras acuda ante el nominado Sr. Juez de primera instancia, D. Julián de Sojo, por la escribanía de número de D. Claudio Sanz, que se admitirán no bajando de la tasación, y en dinero metálico, dentro de 30 días contados desde el 7 del presente mes.
El Diario de Madrid publicó al mes siguiente, el 19 de agosto de 1920, la fecha del remate de estas fincas rústicas propiedad del Conde Altamira en Morata:
Para el remate de las tierras sitas en término de la villa de Morata, que se venden a instancia del Excmo. Sr. Marqués de Astorga, conde de Altamira, y se anunciaron en los diarios de esta corte de 14 hasta 28 de julio último inclusive, se ha señalado el 29 del corriente y siguientes (exceptuando los sábados y días festivos), desde las once de la mañana, en la audiencia de Sr. D. Julián de Sojo, ministro togado honorario, y juez de primera instancia de esta villa, ante el escribano de número D. Claudio Sanz.
En los siguientes meses se llevarían a cabo estas ventas y subastas de un importante porcentaje de las propiedades de la Casa de Altamira en Morata, adquiridas por la familia de Ramón de Angulo que, a partir de entonces, iniciaría su presencia en la villa y sustituiría a los Osorio de Moscoso como mayor propietario de fincas rústicas.

Bibliografía:
Números del Diario de Madrid del mes de julio, agosto y septiembre de 1820
Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid-Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891

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