miércoles, 31 de octubre de 2018

Un morateño testigo y protagonista de la historia (Apéndice II)

Rojo Arias, maestre masón del Gran Oriente Español


Cuando tras el triunfo de la revolución de 1868 se reunieron las Cortes Constituyentes al menos 26 diputados pertenecían a alguna de las distintas ramas de la masonería española. Entre estos diputados masones se encontraba Ignacio Rojo Arias quien, años después, tras la dimisión de Manuel Becerra como Gran Maestre, llegaría a presidir el Gran Oriente de España como Soberano Gran Comendador.



Las Cortes Constituyentes surgidas de la revolución de 1868 contaban con cerca e una treintena de diputados integrados en la masonería. Especialmente, los partidos de la izquierda (progresistas, republicanos, demócratas) y también la Unión Liberal contaban en sus filas con diputados masones. Rojo Arias, como sus compañeros Juan Prim, Ruiz Zorrilla, Práxedes Mateo Sagasta también pertenecía a una logia masónica, el Gran Oriente Español presidido hasta 1886 por Manuel Becerra, miembro del Partido Demócrata.
La masonería había comenzado a tener más presencia en la sociedad española a partir del llamado sexenio revolucionario. Fueron años de cambios convulsos en la política española que también afectaron a la propia masonería, por entonces, ya dividida en varias logias:
  • Gran Oriente Nacional de España (GONE), presidido, en distintas épocas por Ramón Calatrava y el marqués de Seoane.
  • Gran Oriente Nacional de España, presidido por José María Pantoja a la muerte del marqués de Seoane (GONEP)
  • Gran Oriente Nacional de España del Vizconde Ros (GONER)
  • Gran Oriente ibérico (GOIco).
  • Gran Oriente de España (GODE), Ruiz Zorrilla, Juan de la Somera, Sagasta y Manuel Becerra, entre otros.
Simbología masónica

Fue la dimisión de Manuel Becerra como Gran Maestre (1886) la que propició el nombramiento de Ignacio Rojo Arias como soberano Gran Comendador del Gran Oriente de España. Este grupo, conocido en sus siglas como GODER, estaba enfrentado al representado por los diputados Morayta y López Parra. quienes también se consideraban los sucesores de Becerra al frente de la logia masónica.
Rojo Arias, a pesar de las divisiones y diferencias con los otros grupos que reivindicaban su legitimidad al frente del Gran Oriente Español intentó reunificar las distintas facciones, especialmente con el grupo que lideraba José María Pantoja.
Durante el liderazgo de Rojo Arias, el Gran Oriente de España siguió publicando el Boletín Oficial del Gran Oriente de España y también logró que se sumaran a la logia el grupo de las Islas Baleares, dirigido por Cipriano Carmona (1888).
Su trabajo como Soberano Gran Comendador se había iniciado meses antes con sus propuestas a las logias alicantinas (1887) para que restablecer la unidad perdida en el Gran Oriente Español tras la dimisión de Manuel Becerra.
Rojo Arias también se implicó en el movimiento que la masonería española promovió para evitar la pena de muerte dictada contra el brigadier Villacampa, miembro de una logia masónica y cabecilla del levantamiento republicano del mes de septiembre de 1886.*
De su militancia en la masonería como miembro muy activo e implicado en el funcionamiento del Gran Oriente Español, Rojo Arias también dejó un episodio que fue muy comentado en su momento cuando, en un pleno del Senado, declaró públicamente su condición de masón al tiempo que defendía a la masonería española. En una revista masónica, El Taller, publicada el 30 de noviembre de 1886, se reconocía esta iniciativa de Rojo Arias ante sus compañeros del Senado (Recordemos que el político morateño ejercía en esos años como senador vitalicio):
El Taller, órgano de la masonería simbólica en España felicita con entusiasmo al ilustre hermano Ignacio Rojo Arias, por su entereza y valor en la defensa de nuestra institución ante el Senado español. (El Taller, 30 de noviembre de 1886).
El Taller también recogía en su número del 30 enero de 1887 la felicitación que una logia masónica de Linares, El Porvenir, había dirigido Rojo a Arias por su iniciativa del Senado:
(…) Felicita al senador D. Ignacio Rojo, por su pública declaración en el Senado de su condición masónica y amor a la masonería, todo ello en relación con una petición de indulto de pena de muerte [del brigadier Villacampa], que, junto con otro trabajo en el núm. 20, del 20 Julio 1887, titulado Juicio critico sobre la pena de muerte, nos da una filosofía sobre el tema, que los recientes debates parlamentarios, en nuestro actual régimen democrático, hubiesen utilizado como actuales para la consecución obtenida de la supresión de tal castigo (…). (El Taller, 30 de enero de 1887):
Semanas después, la misma revista incidía de nuevo en la importancia del gesto de Rojo Arias ante sus colegas del Senado en una información titulada Las pequeñas causas:
(…) Pocos, muy pocos días hace que la prensa liberal de la Península se deshacía en elogios hacia el senador Don Ignacio Rojo Arias por la defensa que de la institución masónica hizo en el Senado, por los apóstrofes que lanzó al doctrinario Flavio y por el valor cívico demostrado al declarase masón ante aquellos venerables padres de la Patria huérfana que hacen la señal de la Cruz cuando uno de quien sospechan que es masón pasa por su lado (…). (El Taller, 30 de marzo de 1887).
La trayectoria de la facción del Gran Oriente de España dirigida por Rojo Arias parece que declinó tras la intensa actividad desplegada entre 1886 y 1889 a favor de la reunificación. Al parecer, según algunas fuentes, esta rama de la masonería se extinguió en torno al año 1890, aunque al parecer también se produjo algún intento de reactivación en torno a 1893, justo el año en que fallecía Ignacio Rojo Arias.
Precisamente cuando se produjo la muerte de Rojo Arias en la villa de Irún, (12 de enero de 1893) no faltaron los rumores que apuntaban a que el político, periodista y abogado morateño había renegado de su pasado masónico. Un periódico de tendencia conservadora, El Popular, así lo indicaba en sus páginas:
(…) Pues bien, según leemos en un diario de Guipúzcoa, el Sr. Rojo Arias, antes de recibir los Sacramentos, y estando en plena posesión de sus facultades intelectuales, con voz firme y serena manifestó ante varios testigos que había tenido la desgracia de pertenecer a la masonería, a la que entro por motivos políticos, que hacia algún tiempo se había separado de aquella secta y que condenaba sus errores como los condena la Iglesia, en cuyo seno quería vivir y morir. (El Popular, 31 de enero de 1893).
Sin embargo, y pese a estas informaciones, en posteriores publicaciones sobre la masonería en España nunca se ha reflejado que Rojo Arias renegara de su pasado masónico y siempre aparece como uno de sus miembros más destacados.


*El 20 de septiembre de 1886 el brigadier Villacampa, al mando de centenares de soldados de los regimientos de Albuera y Garellano acuartelados en el cuartel de San Gil, se levantó contra el gobierno monárquico en lo que fue el último pronunciamiento republicano del siglo XIX. Al día siguiente, el 21 de septiembre, parte de las fuerzas sublevadas, unos cien soldados, llegaron a Morata, perseguidos por los tropas de los húsares del la Princesa. En las calles del pueblo, e incluso en el interior de aalgunas casas, se produjo un enfrentamiento que provocó varios heridos y la detención de 39 sublevados. Ante su inferioridad, los rebeldes huyeron hacia Colmenar de Oreja todavía al mando de Villacampa que, tras su detención, fue condenado a muerte, aunque la reina regente, atendió las peticiones de clemencia y concedió el indulto del militar republicano.



Fuentes y bibliografía:
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).
  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.
  • Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Dieron comienzo el día 11 de febrero de 1869 y terminaron el 2 de enero de 1871. Tomo XV. Índice y resumen. Imprenta de J. A. García, Corredera Baja de S. Pablo, 27. Madrid, 1871.
  • Sumario 306/1870 sobre el atentado contra el general Prim.
  • España trágica. (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42) Pérez Galdós, Benito. Alianza editorial. Madrid, 2009.
  • Las primeras cámaras de la regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos. Sánchez Ortiz Modesto y Berastegui, Fermín. Imprenta de Enrique Rubiños. Madrid, 1886.
  • El periódico liberal La Bandera Española, un concepto nuevo de nacionalismo español. Orella Martínez, José Luis. Aportes: Revista de Historia Contemporánea. Año nº 19.Nº 54. 2004.
  • Diario de Sesiones del Congreso de 4 de mayo de 1869. Citado en “El debate sobre la Libertad de Cultos en las Constituyentes de 1869: ¿Religión o Religiones? González Manso, María Isabel. Instituto Universitario en Ciencias de las Religiones, UCM, Madrid. Madrid, 2016.
  • Pluralismo Masónico en España. Álvarez Lázaro, Pedro.
  • Catálogo de Publicaciones periódicas masónicas (siglo XIX). Díez de los Ríos San Juan, Mª Teresa.
  • La masonería alicantina ante las crisis intermasónicas de 1886-1889 y el nacimiento del Gran Oriente Español. San Pero Ramo, Vicent. Universidad de Valencia. 

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