jueves, 2 de octubre de 2025

Juan Otazo de Guevara, y su presencia en la corte de Felipe II (Epílogo)

Otazo fue autor unas glosas con las que pretendía alagar la figuar de Francisco de Eraso, secretario de los consejos reales deFelipe II 


Tal como hemos contado en las últimas semanas, Juan Otazo de Guevara poseedor del mayorazgo de la Vega del Tajuña y antecesor de quienes décadas después ostentarían el marquesado de Espinardo, fue un miembro de la pequeña nobleza con muy buenas relaciones en el entorno de la corte de Felipe II. Finalizamos hoy la serie de entregas del blog dedicada a un personaje que, en el último tercio del siglo XVI, destacó por algunas de sus iniciativas en Morata y en algunas localidades del entorno. Unos versos que hemos localizado de los que es autor, dedicados al poderoso secretario real Francisco de Eraso, nos indican cómo Juan de Otazo buscó el apoyo de personajes con poder e influencia en el entorno real para intentar que apoyaran sus proyectos. 


Desde su palacio en la villa de Morata, localizado en lo que hoy es la plazuela de Espinardo del callejero morateño, Juan Otazo de Guevara no dejó de influir en la sociedad morateña de su época. Como uno de los mayores propietarios de Morata y de pueblos del entorno como Perales de Tajuña y Chinchón, este miembro de la pequeña nobleza, gentilhombre de boca de Felipe II, impulsó proyectos de ámbito local y también proyecto emblemáticos como los primeros trabajos de la Acequia Real del Jarama. 

En este afan de apuntalar su influencia económica y social que le llevó también, como ya comentamos, a oponerse a la compra por parte de los vecinos de Morata de la jurisdicción de la villa cuando fue desmemnbrada del arzobispado de Toledo, Juan Otazo no dudó en cultivar sus relaciones en la corte y, especialmente, con determinados altos funcionarios con poder de decisión en los consejos reales. Es el caso del secretario real Francisco de Eraso*, un experimentado miembro de los consejos reales desde los tiempos del emperador Carlos V que había logrado extender su poder de decisión e influencia al reinado de Felipe II. 

Por su cargo honorífico de gentilhombre de boca de Felipe II, y también por sus trabajos en proyectos reales como la Real Acequia, Juan de Otazo sin duda que conoció y se relacionó con Francisco de Eraso. De esta relación se ha conservado un documento, ciertamente curioso, con el que Otazo sin duda que trataria de consolidar su trato con el secreatrio real. Hablamos de unas glosas escritas por el propio Juan Otazo de Guevara dedicadas a Francisco de Eraso que han resitido el paso del tiempo en el Archivo General de Simancas. Este tipo de escritos eran habituales en la época cuando pequeños funcionarios, escritores o aquello que deseaban ascender en la pirámide social dedicaban estas loas a los personajes que, según consideraban, podían ayudarles en sus propósitos. 


Glosas a Francisco de Eraso, por Juan Otazo de Guevara.

Don Juan Otazo de Guevara, 25 de enero

Llenos de lágrimas tristes

tienen mis ojos amor

y el corazón de dolor

Glosa 1ª

Vuestra clemencia señor

ha querido consolarme

abortando tal dolor

que con el pueda lavarme

cansado de tanto amor

los que mi que supieron

y el dolor notar quisieron

por la merced que me hicisteis

cuando mi llanto admitieron 

rostro, cuerpo y pies me vieron

llenos de lágrimas tristes.

Glosa 2ª

Quien a mayor sentimiento

se obliga el que os ha ofendido

por quien sois y el desacierto

En (…) lo que os ha sido

notable aborrecimiento

pues queriendo castigar

este daño y le evitar 

con tan debido dolor

visto fue me dio el mirar

ciertos de este bien llorar

tienen mis ojos amor

Glosa 3ª

Mayor fue en apetecer 

la culpa del corazón

y el castigo lo ha de ser 

con dolor luego es razón

amor (…) le hacen

que mi bien para mí provecho

en mi ingrato y duro pecho

hirió señor vuestro amor

pues por veros satisfecho

los ojos mar de (…) ha hecho

y el corazón de dolor

(…)

de ello nace mi (...)

amor tal efecto ha hecho

con encender más mi pecho

en el (...) mi dama.

Glosa

Tan helada y ofendida

con mi amor tan verdadero

estáis que de ser temida

Su fineza a (…) grosero

dáis ocasión por fingida 

Mas de ello no me (…)

pues bien era mi enemigo

que puesto el velo en su dama 

Venció al amor que es conmigo

y ansi [sic] muy seguro digo

de hielo nace mi llama

Y porque (…) (…)

sea más de (…)

amar en él confiado

(…) que su semejante

por delito ha declarado

y mirando el merecimiento

de tal dama y sentimiento

así y ella ha satisfecho

trazando a mi atrevimiento

pena y al mundo escarmienta

con encender más mi pecho


Que de tal ser y hermosura

gloria y fuerza fue vencerme 

aunque el (...) y mi ventura

por gran soberbia atreverme

con desazón y locura

tomada esta información

por muy justa (…)

dando a su vista el derecho

y a todos admiración

con gran consideración 

amor tal efecto ha hecho

(…) (…)

en tan dichoso castigo

(...) yo más dejarme

tanto (...) y testigo 

que pudiera aprovecharme

y ansí [sic] que el mi pecho ardiese

mando y el rigor se mece

Claro creciendo mi llama

sin que en algo la moviese

ni aprovecharme pudiese

en el (...) mi dama

(...)

Texto de las glosas escritas por Juan Otazo de Guevara a Francisco de Eraso (Fuente: PARES: AGS, GYM, LG159-fol.221-222

El documento que recoge las glosas de Juan Otazo, conservado en el Archivo General de Simancas (AGS, GYM, LG159-fol.221-222) esta fechado en 1584 aunque, evidentemente, su contenido se debió redactar bastantes años antes ya que Francisco de Eraso falleció en el año 1570. Antes del fallecimiento del secretario favorito de Felipe II, Francisco de Eraso debió ser determinante en el comienzo de las obras de la Real Acequia del Jarama iniciadas poco despues de la muerte del secretario real. 

Sobre la muerte del propia Juan de Otazo, así como de su nacimiento, desconocemos la fechas exactas. Sí que sabemos que su viuda, Jeronima de Velasco y Vivero, le sobrevivio bastantes años y que, al enviudar, tomó los hábitos e ingresó en el convento de las comendadoras calatravas de Moralzarzal. Bajo su mandato como abadesa, las calatravas -curiosamente su marido también fue caballero de la orden de Calatrava- consiguieron el amparo de Felipe IV que favoreció el traslado de las monjas a Madrid, primero al convento de la calle de Atocha y, posteriormente, a la calle de Alcalá.

Al fallecer, su hija primogénita, Juana de Guevara y Otazo, hubo de pleitear con el hermano de su padre, Beltran Otazo de Guevara, por la posesión del mayorazgo de la Vega del Tajuña. Del matrimonio de Juana de Guevara y Otazo con Diego Fajardo de Córdoba nació Leonor María Fajardo de Guevara quien aportaria a su matrimonio con Juan Fajardo de Tenza, I marqués de Espinardo, la titularidad del mayorazgo.



*Francisco de Eraso (Madrid, 1507-Madrid, septiembre de 1570) era hijo de Hernado de Eraso, miembro de una familia procedente de la localidad que lleva el mismo nombre que su apellido y que formó parte de la corte de los reyes católicos. Fue secretario real y notario mayor del reino durante el reinado de Carlos V. Al morir el emperador recomendó a su hijo Felipe II que le mantuviera en la corte, donde fue fue nombrado secretario de los consejos de la Inquisición y de Indias. Bajo la protección de Rui Gómez de Silva, amigo personal de Felipe II, Francisco de Eraso se convirtio en secretario del Real Consejo de Estado y del Real Consejo de Hacienda, los más decisivos e influyentes de la corte.


Fuentes y bibliografía:

  • Cartas del marqués de la Algaba; licenciado don Rodrigo de Santillán; don Pedro de Guzmán; duque de Medina Sidonia ; don Francisco Duarte y otros. Año 1584. - Archivo General de Simancas, GYM,LEG,159-fol 221-122. 

  • En el pleyto [sic] entre don Beltrán de Guevara y doña Juana de Guevara, su sobrina, sobre la sucesión del mayorazgo que en Morata tuvo y poseyo dos Juan de Guevara, padre de la dicha doña Juana de Guevara.(BNE: PORCONES/333(33).

  • El almirante Juan Fajardo de Tenza, I marqués de Espinardo y su sucesión. La consolidación de un linaje hasta mediados del siglo XVIII. Sánchez Ramos, Valeriano. Instituto de Estudios Almerienses. Historia y genealogía, nº 6. (2016).

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