miércoles, 6 de febrero de 2019

Bibliografía morateña: Diccionario enciclopédico de agricultura, ganadería e industria rurales.

En 1886, justo al año siguiente de que José de Hidalgo Tablada finalizara su segunda etapa al frente del ayuntamiento de Morata de Tajuña, se publicaba el primer tomo de la que, posiblemente, fue una de sus obras más ambiciosas, el Diccionario enciclopédico de agricultura, ganadería e industrias rurales. Hasta 1890, se publicaron los ocho tomos de un trabajo que sumó más de 4.000 páginas y que contó con la colaboración de decenas de expertos en agricultura y ganadería de todo el país.





La edición de esta ambiciosa obra y la impresión de los ocho tomos del diccionario fue posible gracias a la colaboración del propio Hidalgo Tablada con los otros dos directores del proyecto: Miguel López Martínez, director del Consejo Superior de Agricultura, y Manuel Prieto y Prieto, catedrático de la Escuela de Veterinaria de Madrid.
En la portadilla del primer tomo se afirmaba que el diccionario abarcaba los siguientes temas:
Los métodos de cultivo, así generales como especiales, según los últimos adelantos; noticias de las máquinas y aparatos principales empleados en agricultura; descripción de las razas de los animales domésticos, especialmente las españolas; industrias rurales, beneficios que reportan y descripción de las que ventajosamente pueden importarse en España; economía rural; organización de las haciendas; relación entre el capital y el cultivo; sociedades de crédito y bancos agrícolas; leyes civiles y administrativas referentes a la agricultura, al tráfico, a los impuestos y a las servidumbres rurales; bibliografía y biografía agrícolas, etc, etc, y todos cuantos conocimientos pueden ser útiles al agricultor.
En el primer tomo, en el capítulo introductorio de la obra, uno de sus directores, Miguel López Martínez señalaba que:
La publicación de un Diccionario de agricultura, ganadería e industria rurales es de imperiosa necesidad en España. La reclaman sin cesar cuantos consagran sus tareas a esos tres ramos de producción; cuantos tienen que juzgar, que discutir cuestiones relacionadas con los intereses rurales; cuantos se ven obligados a promover, dirigir y defender reclamaciones y expedientes acerca de derechos y gravámenes de la propiedad territorial, de aprovechamiento de frutos y de impuestos exigidos a la riqueza inmueble por el Estado.
Olvidados los tiempos en que el agricultor contaba con los conocimientos procedentes de su propia experiencia o las costumbres de sus antepasados, este trabajo, en el que tanto se implicó Hidalgo Tablada, buscaba revertir las carencias del mundo rural español y buscar con las nuevas técnicas y la ayuda de distintas ciencias la mejora de la productividad de la agricultura y la ganadería:
Bastará el DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE AGRICULTURA, GANADERÍA É INDUSTRIAS RURALES –se indicaba en la introducción- para que el labrador se ponga en comunicación con todos los tratadistas y reformadores pasados y presentes. Puede decirse que con él, y sin moverse del modesto hogar, asistirá al grande, al prodigioso espectáculo del progreso agrícola en estos tiempos; espectáculo que comprende el razonar de todos los autores, el discutir de todas las academias, el demostrar de todos los maestros, el inventar de todos los constructores, el ensayar de todos los hombres de iniciativa, el realizar por todos los reformadores maravillas antes no imaginadas.
Los directores, insistían en la introducción que se proponían ante todo con esta obra completa de consulta, facilitar el progreso de la Agricultura patria, para que el cultivo y la producción estén en armonía con las necesidades sociales y con el grado de civilización que en otros conceptos alcanzamos.
El resultado final del proyecto inicial de los directores del diccionario se plasmó en una obra que sumó alrededor de 4.200 páginas y numerosas ilustraciones que ocuparon los ocho tomos de un proyecto editorial desconocido hasta entonces en la bibliografía española sobre temas de agricultura y ganadería.


Portadilla del primer tomo del Diccionario enciclopédico de agricultura, ganadería e industrias afines

La contribución al diccionario de Hidalgo Tablada
La contribución de José de Hidalgo Tablada al diccionario, en tanto que director y promotor del proyecto, se puede seguir fácilmente ya que, a diferencia de los distintos colaboradores del diccionario, quien fuera alcalde de Morata sí que firmaba las entradas del diccionario que eran de su autoría. En estas entradas, Hidalgo Tablada, presentado en el primer tomo del diccionario como Jefe superior honorario de Administración civil; catedrático de Agricultura, cesante; inventor de varias máquinas aratorias premiadas en 1848; autor de diferentes obras agrícolas premiadas en Exposiciones públicas; con medalla de oro por la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid; propietario y cultivador, recurrió en numerosas ocasiones, como era habitual en todas sus obras de divulgación agrícola, a plasmar sus experiencias como propietario, agricultor y elaborador de vino y aceite en el pueblo de Morata.
Así, Hidalgo cuenta, entre otros experimentos, como probó en la vega de Morata el cultivo del altramuz o, también distintos tipos de uva como la pedro ximénez:
Variedad de uvas que se producen en Andalucía, y qué dan nombre a los vinos de Jerez de la Frontera. El clima y suelo influyen de tal manera sobre esa variedad de vid, que nosotros, que la hemos visto en Jerez, y que la cultivamos en Morata de Tajona en las mejores condiciones posibles, y hacemos vino con ellas, nos parece casi mentira que esas uvas que de Jerez trajimos, sean las que producen ambas clases de vino. El de Jerez, espirituoso, fuerte, aromático; el de Morata, flojo y sin aroma.
En su búsqueda de nuevos cultivos rentables para el agricultor, Hidalgo Tablada refleja las pruebas que realizó en Morata con el sorgo:
En terreno fértil de riego, en Morata de Tajuña, le hemos contado de cinco a veinte tallos en cada mata, pues ahija mucho en buen terreno y bien preparado. Las hojas son largas., palmeadas, y en el punto que abraza el tallo, color de caña bajo casi blanco. (Esta planta se cultiva en la vega de Morata para hacer escobas de sus glumas, desde que cultivamos nosotros las semillas que recibimos del Ministerio de Fomento en 1854).
También resulta curioso para el lector actual comprobar la constante inquietud de Hidalgo Tablada por mejorar la productividad de los cultivos con nuevos métodos como la utilización del guano como abono:
En Morata de Tajuña, en nuestra modesta propiedad, hemos repetido los ensayos y. aplicado a la siembra de plantas diferentes el guano desde 1867 hasta hoy, comparando sus resultados en el sistema seguido por la práctica de este país, que nosotros, como los demás labradores, seguimos, no por ignorar sus defectos y perjudiciales resultados de sembrar en los secanos las tierras con el barbecho de reja y sin abonos de ninguna clase, pues las de regadío absorben todo, y sin embargo sólo reciben la mitad de lo que necesitan de los estiércoles que se producen; los estimulantes que se usan para las plantas de huerta son la palomina, que se adquiere al ínfimo precio de 7 a 14 rs. fanega colmada; pero como 100 de guano equivalen á 250 de palomina, aun en el caso del tan bajo precio a que resulta ésta, es conveniente aquél. Pero el poco capital de que el agricultor dispone hace imposible mejoras de que la mayoría está convencida y no puede emprenderlas.
Aquí, como en la generalidad, se hace lo que se puede y no lo que se debe. Si en pueblos como éste, de una gran vega de regadío, lindando con las de Chinchón, Perales, Colmenar y otros, pusieran un depósito de guano y otros abonos, que se dieran á plazo hasta realizar la cosecha, se haría un buen negocio por los comerciantes de abonos y los labradores,¡ que éstos sólo así pueden intentar usarlos, pues repetimos carecen de medios pecuniarios.
También es muy interesante fijarse en sus estudios para la mejora de los regadíos, en toda España y, por supuesto, en la comarca del bajo Tajuña. En su diccionario Hidalgo Tablada se refiere a este tema primordial y recoge sus averiguaciones sobre los aforos del río Tajuña en esos años (década de los ochenta del siglo XIX):
El río Tajuña es el que puede citarse como modelo de aprovechamiento de aguas en toda la cuenca del Tajo. Este río, que no tiene grandes avenidas, se utiliza completamente en el riego de las vegas de Ambite, Orusco, Carabaña, Tielmes, Perales, Morata, Chinchón y Bayona de Titulcia; aparte de la utilidad de sus saltos de agua, mueven varias fábricas de harinas, papel, batanes y otros artefactos; la superficie regada es en junto de 7.091 hectáreas; su caudal medio, 3 metros cúbicos por segundo.
Según el diccionario, estos eran loos aforos del Tajuña en sus distintos tramos:
  • Tajuña, en su origen, 0,311 metros cúbicos/segundo.
  • ídem en Brihuega, 3,112 m3/sg.
  • ídem en Loranca, 3,620 m3/sg.
  • ídem en Ambite, 3,615 m3/sg.
  • ídem en Tielmes, 2,896 m3/sg.
  • ídem en Morata, 2,250 m3/sg.
  • Tajuña, al desembocar cerca de Titulcia (máxima) 2,582 m3/sg.
Finalmente, como curiosidad, al explicar las medidas de superficie que se utilizaban en el agro español, Hidalgo tablada no puede dejar de citar el caso de las distintas medidas de la fanega en Morata:
La hectárea, que es hoy la medida legal que ha reemplazado en toda España las infinitas que se conocían para medir las tierras, contiene 100 áreas o 10.000 metros cuadrados. El sistema métrico decimal, que fue adoptado por la ley de 1 9 de Julio de 1849, vino á sustituir al sistema que regía, y que aún no se ha hecho desaparecer, y gracias al cual en cada provincia, y en ésta en cada pueblo algunas veces, se tenía una clase de medidas distintas, que exigían estudio complicado y difícil, no siendo extraño encontrar pueblos en que una fanega de tierra, según el sitio que ocupaba, así era su extensión: en riego, 200 estadales de 16 varas cuadradas el estadal, era una fanega; en secano, en los llanos, 400, y en los bajos y vertientes, 300; esto tiene lugar en el pueblo que escribimos, Morata de Tajuña, a 40 kilómetros de Madrid.
El empeño divulgador de José de Hidalgo Tablada, en este caso en colaboración con los otros dos codirectores, le valió el reconocimiento de las autoridades de la época y que su diccionario fuera considerado como el más original, completo y útil de cuantos se han publicado en España.


Fuentes y bibliografía:
  • Diccionario enciclopédico de agricultura, ganadería e industrias rurales. López Martínez, Miguel, Hidalgo Tablada y Prieto Prieto, Manuel. Viuda e hijos de J. Cuesta, editores. 8 volúmenes. Madrid 1866-90.






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