miércoles, 15 de mayo de 2019

Arrendamiento de tierras del conde de Altamira en El Taray

La pasada semana transcribimos parte de un documento, conservado en el Archivo Histórico Nacional, en el que se recogía una relación de tierras adquiridas por el I marqués de Leganés en el paraje de El Taray. Este lote de tierras fue una de las primeras compras de Diego Mexía Felípez de Guzmán en Morata y permanecieron en el patrimonio de los poseedores del señorío de Morata hasta el siglo XIX. Sin embargo, pese a que a lo largo de los años los marqueses de Leganés y los condes de Altamira acumularon un gran patrimonio inmobiliario en Morata nunca explotaron directamente estas tierras y optaron por su arrendamiento a distintos vecinos de la villa.




La documentación de la época demuestra que para administrar y rentabilizar este patrimonio de fincas rurales, en secano y regadío, la Casa de Leganés optó, como posteriormente harían sus sucesores de la Casa de Altamira, por el arrendamiento de las mismas a los agricultores locales.
Al contrario que otras familias de la nobleza, los marqueses de Leganés y los condes de Altamira nunca explotaron directamente ni sus tierras en la vega ni las tierras de secano, con excepción de un periodo de tiempo, entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX, en que sí que cultivaron y recolectaron la cosecha de sus olivares para moler su producción en el molino que los Altamira poseían en las inmediaciones de El Bosque (Este molino estaba localizado en las inmediaciones de donde décadas mas arde se construiría la alcantarilla del Ferrocarril del Tajuña).
Sin embargo, este sistema de explotación directa de sus bienes patrimoniales fue una excepción y, de hecho, según se recoge en el Catastro de Ensenada, los condes de Altamira ni siquiera poseían entre sus bienes caballerías de labor, lo que indica que sus tierras eran cultivadas por los labradores que arrendaban sus tierras. A diferencia de otros grandes propietarios del término de Morata como, por ejemplo, los religiosos del convento del Rosario, los poseedores del señorío de Morata se limitaron a contar con una serie de administradores en Morata que se dedicaban a recaudar sus derechos señoriales (alcabalas, rentas de molinos y batanes alquileres de posadas y mesones,…) y a controlar los pagos de los arrendatarios de sus posesiones en la vega y en el llano de Morata.
En el documento que analizamos la pasada semana (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.22, D.67-74) podemos comprobar cómo se explotaban estas tierras arrendadas. En el documento, elaborado por el archivo condal en 1783, el conde de Altamira, en aquellos años Vicente Joaquín Osorio de Moscoso, solicitó a sus archiveros información sobre una de las fincas arrendadas a un vecino de Morata en el paraje de El Taray, y concretamente sobre los documentos de su compra por parte del I marqués de Leganés:
El archivo de Vuestra Excelencia en cumplimiento de la orden que Vuestra Excelencia se dignó dirigir en 25 de febrero próximo pasado relativa a entregar la escritura de venta de una tierra consistente en la villa de Morata al sitio del Taray de 1939 estadales, la cual se dio a censo a Don Pedro Fuertes con el canon anual de 243 reales de vellón.
Hace presente a Vuestra excelencia que (…) se ignora quien fue el vendedor de dicha finca y así mismo si esta adquisición fue por una sola escritura o por muchas, como puede suceder, le pareció conveniente y aun necesario hacer un resumen y relación sucinta de todas las que en dicho pago del Taray se hallan otorgadas favor de la Casa de vuestra Excelencia, con expresión de sus respectivas cabidas, linderos, señales y años de su otorgamiento, a fin de que sea del agrado de vuestra excelencia, se remita al administrador de dicha villa el cual en su vista puede saber o averiguar determinadamente cual es la tierra en cuestión y con su aviso exhibir la original o certificación (…) pues es muy regular que la referida escritura esté comprendida entre las que se expresa en la adjunta razón.
Parece evidente que los archiveros no pudieron localizar los documentos concretos que pedía el conde de Altamira, de ahí que remitieran la relación completa de las tierras adquiridas por el marqués de Leganés en el paraje de El Taray en los años en que se hizo por compra con el señorío de Morata, (de las que tratamos en la última entrega del blog). Los archiveros también informan de un apeo (inventario) realizado en 1744 que podría corresponder a la finca cuya información se solicita:
(…) Y dado caso que no pareciera esta, le parece se podría presentar por parte de (…) un apeo hecho en el año 1744, en virtud de provisión real al pedimento de la Excelentísima Señora Doña Ventura Fernández de Córdoba, marquesa viuda de Altamira, como curadora del Excelentísimo Señor Don Ventura de Moscoso Osorio, marqués de Leganés, cuyo apeo se halla con los poderes, citaciones, fijación de (…) y demás solemnidades de derecho, y expresa ser propia de la Casa de Vuestra Excelencia una tierra en dicho sitio del Taray, su cabida 1939 estadales, a razón de 400 cada fanega componen 4 fanegas, 10 celemines y 6 estadales, y con ellos 1827 cepas vivas y 158 marras, la cual linda hacia Perales y hacia Morata con viña nueva de herederos de Roque Casado, puesta en tierra del marqués de Espinardo, a la entrada de cuya tierra están las cepas marras y las nuevas están en un pedazo que mira a Perales y están incorporadas, cuya tierra es la misma que expresa y pide el referido administrador de Morata en su memorial decretado de Vuestra Excelencia.
La escritura de imposición del referido censo de 88.100 reales de capital y 243 de réditos anuales contra el mencionado don Pedro Fuertes y sobre las mismas fincas también existe en este archivo pero no hace relación alguna de la escritura primordial de venta ni otra noticia.
Es cuanto puedo informar a Vuestra Excelencia sobre este particular.
Madrid, 3 de marzo de 1783.

Documento del archivo Altamira con la relación de tierras de El Taray (1783)

Por el texto de la contestación de los archiveros a la petición del conde de Altamira comprobamos que la información solicitada correspondía a una viña situada en el mencionado término de El Taray. Por aquellos años, la plantación de viñas en la vega era una práctica muy común en Morata, particularmente en El Taray y parajes próximos. Estas viñas producían unas uvas de menor calidad pero tenían a favor una mayor producción de kilos por fanega. Los agricultores de Morata que tenían arrendadas estas tierras buscaban estas mayor producción y la seguridad de una cosecha abundante por la posibilidad de regar las cepas para así asegurarse unos ingresos que permitieran cubrir los gastos de las rentas cobradas por la Casa de Altamira y su propio beneficio. En concreto, vemos como la tierra dada a censo a Pedro Fuertes obligaba a este vecino de Morata a abonar 243 reales anuales al conde de Altamira. El propio Pedro Fuentes era también deudor de otros cincuenta reales anuales por otra tierra localizada en El Taray de seis fanegas y cuatro celemines:
(…) Además del censo de 8.100 reales de vellón de capital y 243 de réditos expresado en la representación y memoria del administrador de Morata Don Juan de Salinas y Setién contra don Pedro de la Fuente sobre la referida finca resulta también contra este y a favor de dicho señor Marqués otro censo de 50 reales y 22 maravedíes de pensión anual sobre otra tierra al propio sitio del Taray, su cabida seis fanegas y 4 celemines según resulta de la competente escritura de imposición otorgada en dicha villa de Morata a 22 de diciembre de 1732, la cual consta igualmente en este archivo (…).
Este sistema de explotación continuaría prácticamente hasta los años en que los condes de Altamira vendieron sus últimas posesiones rústicas en Morata. El documento que hemos analizado en estas entregas del blog incluye también el nombre de varios vecinos que se acogían a este régimen de arrendamientos de la Casa de Altamira en varias viñas localizadas en El Taray:
Francisco Anguita y Josefa Muñoz, su mujer, pagan 235 reales y 15 maravedíes anuales por dos viñas en el Taray y Llano de Arriba año de 1746.
Pedro Sánchez y Juana Conde, su mujer, pagan 148 reales y 6 maravedíes por dos viñas en dichos sitios, año idem.
Pablo Ruiz Orive y su mujer pagan 116 reales y 14 maravedíes por dos viñas al sitio del Taray y (…) año de 1746.
Javier Valerio paga 9 reales y 4 maravedíes por una vina de 287 cepas y una tierra (…) año 1763 (…).


Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.
  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada-Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.




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